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Cómo los medios manipulan nuestras emociones a través de los titulares

¿Te parece que las noticias cada vez son más negativas?, ¿se te queda mal cuerpo después de ojear la prensa o escuchar el último boletín? Pues, a raíz de un reciente estudio, no es solo una impresión tuya. Vamos a verlo.

Los titulares de la prensa escrita constituyen una importante fuente de información acerca de lo que ocurre en el mundo. Estos titulares, tanto los de las noticias como los de los artículos de opinión, son el primer punto de contacto entre los lectores y el contenido de los artículos: en función de ese titular decidiremos si merece la pena leer el artículo completo o si nos basta con esa información que nos lo resume en muy pocas palabras. De hecho, los titulares tienen el poder de fijar el tono emocional de toda la noticia y, de esa forma, influirnos, sesgarnos, en la forma en la que interpretaremos lo que luego leamos (si es que llegamos a leerlo).

Está sobradamente demostrado que el tono emocional de un texto influye enormemente en su viralidad: los contenidos que implican una mayor activación emocional (como, por ejemplo, la rabia) se difunden con mucha mayor rapidez por las redes, y esto se aplica tanto a las noticas reales como a las falsas (o fake-news).

Sabiendo esto, se puede incrementar de una forma muy notable la interacción de la audiencia con los contenidos (en especial, likes, comentarios y compartidos) si se logra despertar en ellos una emoción negativa. Y, claro, las consecuencias de esto son muy perversas ya que existiría un incentivo económico para que los medios de comunicación potencien esas emociones en sus titulares: sus artículos se compartirían más, se leerían más, aumentaría la publicidad en sus medios… en definitiva, más dinero. Pero… ¿a costa de qué?, ¿de la salud mental de los lectores?, ¿de incrementar el sentimiento general de enfado? Mucho cuidado, porque esto puede tener consecuencias muy graves.

Pues bien, en este estudio de 2022 publicado en PLOS ONE se analizaron más de 23 millones de titulares de prensa publicados en 47 medios diferentes. Repito: más de 23 millones de titulares, abarcando distintas orientaciones políticas, a lo largo de 19 años: entre los años 2000 y 2019. Ojo, que no llegan a la pandemia, se quedan a las puertas. Supongo que lo que viene después será aún peor, pero bueno… ¿qué es lo que encuentran? En resumen: que hay un incuestionable patrón sistemático de incremento de la negatividad en los titulares a lo largo del tiempo. Os ahorro los detalles respecto al modelo computacional que emplearon porque no es lo que más nos interesa, pero fijaos en esta imagen:

Aquí podemos ver una evolución a lo largo de los 19 años que abarca el estudio del tono emocional, positivo o negativo, de los titulares analizados. Es impresionante. Desde el año 2000 hasta el 2019 hay una caída de un 314% en el tono emocional de los titulares (o un incremento de la negatividad de un 314%, como quiera verse).
Este patrón de incremento en la negatividad de los artículos es consistente tanto en los medios de derechas como en los de izquierdas, pese a que en general los medios de derechas transmiten en mayor medida emociones negativas como rabia o asco.

Pero no solo analizan el tono emocional general de los titulares, sino que los clasifican en función de las 6 emociones básicas según la clasificación de Paul Ekman: rabia, asco, miedo, alegría y tristeza, más neutralidad. Pues bien, se observa un incremento del 104% en los titulares que evocan rabia; un incremento del 150% en los que se evoca el miedo, incremento del 29% en asco, incremento del 54% en tristeza, y una caída del 30% en los titulares emocionalmente neutros. La neutralidad, como parece evidente, no vende.

Si os fijáis en la imagen es curioso observar un punto de inflexión en el año 2010, en el cual todas las emociones negativas se disparan, y la alegría cae en picado. ¿Qué es lo que ocurre en ese año para que se observe esto? En el año 2009 medios como Facebook o Twitter introdujeron importantes novedades en sus plataformas: el botón Like, en el caso de Facebook, y el retweet, en el caso de Twitter. Estas novedades permitieron a estas compañías recopilar información acerca de cómo capturar la atención de sus usuarios y maximizar las interacciones en sus plataformas, lo que llevó al desarrollo de los algoritmos para mostrar un feed personalizado a cada usuario. Rápidamente se empezó a acumular información acerca de qué tipo de artículos y con qué características se difundían mejor por las redes y proporcionaban más ingresos a los medios de comunicación y a las plataformas sociales. Así, se generó un perverso incentivo por el que, cuanto más negativo fuera un titular, cuanta más rabia, asco o miedo generara, más beneficios proporcionaría.

¿Qué es antes, el huevo o la gallina?, ¿este incremento en la negatividad de los titulares refleja un incremento en la negatividad de la sociedad o, por el contrario, son los incentivos económicos los que acaban perjudicando la salud mental de toda la población?

Si se llegara a confirmar esta última hipótesis las consecuencias serían gravísimas; implicaría que un puñado de compañías (fundamentalmente, medios de comunicación y redes sociales) se han estado enriqueciendo a costa de diezmar sistemáticamente el estado emocional de toda la población. ¿Qué implicaciones podría haber tenido esto? Los diagnósticos de ansiedad, depresión o insomnio parecen no tener techo; las ventas de psicofármacos están disparadas; cada vez más personas se suicidan o lo intentan al no ver salida posible a su desesperación. ¿Y si todo esto no fuera casual? A día de hoy no es posible afirmarlo pero, sin duda, tampoco es algo que se pueda descartar con facilidad.

Quizá los medios de comunicación y redes sociales estén siguiendo el mismo camino que las tabacaleras cuando, a mediados del siglo pasado, comenzaron a surgir los primeros estudios que relacionaban causalmente el consumo de tabaco y el cáncer. Tardaron décadas en reconocerlo, pero a día de hoy es algo que ya nadie niega: fumar mata. Quizá, en algunos años, también sea difícil negar que la prensa y las redes sociales nos hacen enfermar perjudican nuestra salud, aunque sea de otro modo.

De momento, y con todos estos datos en la mano, lo mejor que podemos hacer es minimizar al máximo nuestra exposición tanto a redes sociales como a los medios de comunicación. La nuestra y la de nuestros peques. Así como muchas personas comenzaron a dejar de fumar hace años ante la creciente evidencia de que el tabaco producía un daño muy grave para su salud…

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Alcohol: ¡más peligroso que la heroína o el crack!

Habitualmente, cuando se habla de drogas se realizan clasificaciones del tipo legales e ilegales o duras y blandas, y se tiende a asociar a las drogas legales (como alcohol o tabaco) con las «blandas» o menos peligrosas. Y eso en el mejor de los casos ya que, muchas veces, las drogas más consumidas, como el alcohol y el tabaco, ni siquiera son consideradas como tales. De hecho, es frecuente leer o escuchar en medios de comunicación expresiones como «el alcohol y las drogas», como si el alcohol no fuera una droga más. 

En nuestro país, España, las bebidas alcohólicas  son consideradas como productos alimentarios y son muy consumidas. De hecho las podemos comprar en los supermercados y están presentes en casi todas las celebraciones, estando su consumo totalmente normalizado. 

Pero, ¿es el alcohol una droga peligrosa? Según la OMS sí que lo es, y ha alertado de la magnitud de problemas de salud pública asociados al consumo de esta sustancia: el consumo abusivo de alcohol está claramente relacionado con el desarrollo de más de 60 enfermedades, así como violencia, maltrato infantil, marginación y conflictos con la familia y la escuela. Otras drogas también están asociadas con diferentes enfermedades y problemáticas sociales, pero cuando hablamos del alcohol esto es especialmente preocupante dado que es, con diferencia, la droga más consumida en nuestro país, principalmente entre los adolescentes, así como la primera droga que se consume.

De entre los trastornos inducidos por el alcohol destacan:

  • Intoxicación
  • Síndrome de Abstinencia (que debe ser considerado una urgencia médica y puede llegar a ser mortal)
  • Delirium por intoxicación o por abstinencia
  • Demencia
  • Trastorno amnésico persistente
  • Trastornos psicóticos
  • Trastornos del estado de ánimo
  • Trastornos de ansiedad
  • Disfunciones sexuales
  • Trastornos del sueño

Además, el consumo de alcohol está relacionado con diversas enfermedades médicas:

  • Cirrosis hepática
  • Enfermedades cardíacas: ataques al corazón, cardiomiopatías, etc.
  • Síndrome alcohólico fetal
  • Arteroesclerosis
  • Úlceras sangrantes y perforantes
  • Cáncer de esófago
  • Cirrosis hepáticas
  • Muerte súbita
  • Etc.

Pero, además de las consecuencias directas del consumo de alcohol en el organismo de la persona que lo consume, se asocia también a diferentes conductas peligrosas como la conducción de vehículos, actividades sexuales de riesgo, consumo de otras drogas y ejercer violencia sobre los demás.

Pero bueno, el alcohol es el alcohol. Tampoco hay que ser exagerados que no es para tanto, ¿no? Lo cierto es que el texto en el que me he basado para este artículo, lo escribimos en 2008 para nuestro blog y lo titulamos: el alcohol ¿la droga más peligrosa? Un par de años después se publicó en Lancet un artículo que resultó polémico en su día porque llegaba a esta misma conclusión: un grupo de especialistas en drogas del comité del gobierno de Reino Unido puntuaron los daños relativos a 20 drogas en 16 criterios contemplando los daños producidos a uno mismo y a los demás. Os dejo en las anotaciones cuáles fueron esos criterios. 

Pues bien, en base a estos criterios, el orden de las drogas en función del daño que hacen fue: en primer lugar el alcohol, con una puntuación general de 72/100, seguido de la heroína con 55/100 y el crack con una puntuación de 54/100. Es destacable que de las 20 drogas analizadas, solo ocho obtuvieron, 20 puntos o más y que el alcohol fue con diferencia, la más dañina para los demás. 

Pero bueno, me podéis decir que eso eran datos de Reino Unido, que es solo la opinión de unos expertos… Vale, es verdad. Pero no es solo que lo diga la OMS y Reino Unido, es que después en el año 2015 hicieron algo parecido un grupo de expertos de la Unión Europea, y los resultados fueron parecidos, con la diferencia de que esta vez concluyeron que el alcohol era aún más más peligroso y especialmente para los demás. 

Y posteriormente en Australia (2019) el alcohol es otra vez el campeón. En lo que no coinciden tanto es en las drogas que ocupan el segundo, tercer o puesto: que si la heroína, que si la metanfetamina, el crack, últimamente aparece con fuerza el fentanilo… pero parece que en lo que todos están de acuerdo es que el campeón campeonísimo es el alcohol…

¿Os habíais planteado alguna vez que el alcohol fuera tan peligroso?, ¿habéis pensado que vuestro consumo pueda ser problemático?, ¿habíais pensado en cómo vuestro consumo puede afectar a los demás?, ¿por qué no solemos pensar en el alcohol cuando hablamos de drogas? Os leemos en comentarios…

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¿Prohibir por ley los teléfonos móviles a los niños?

El pueblo irlandés de Greystones ha prohibido el uso de teléfonos móviles a los niños hasta que lleguen a la escuela secundaria. Esta decisión ha generado un intenso debate sobre los riesgos y el impacto de los dispositivos móviles en el desarrollo de los niños. Los defensores argumentan que los niños no están preparados para enfrentar los peligros de internet y que el uso excesivo de los dispositivos puede afectar negativamente su desarrollo cognitivo y social. Por otro lado, hay quienes consideran que estas medidas son excesivas y que se debería promover el uso responsable y supervisado. Exploramos diferentes perspectivas sobre el tema y te invitamos a compartir tu opinión:

 

 

 

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Teoría del amor de Stenberg: así puede mejorar tu relación

¿Qué hace falta para que una relación de pareja funcione?, ¿es suficiente con la atracción física?, ¿hacen falta rosas?, ¿diamantes?, ¿la contraseña del móvil? Pese a la importancia que las personas le damos a las relaciones de pareja, el estudio de los mecanismos que gobiernan estas relaciones no ha sido un tema especialmente estudiado tradicionalmente a nivel académico. Una de las teorías más interesantes sobre las relaciones de pareja es la Teoría Triangular del Amor de Stenberg. ¿Qué es lo que hace que las personas estén satisfechas con su relación de pareja?, ¿hay forma de predecir si la relación funcionará? ¡Vamos a verlo!

En el año 1986 Stenberg plantea un esbozo de teoría general sobre el amor, en un intento de abarcar tanto los aspectos estructurales como las dinámicas de las relaciones de pareja. Stenberg señala tres componentes fundamentales de las relaciones amorosas: la intimidad, la pasión y la decisión o compromiso, y siguiendo la metáfora del triángulo, cada uno de estos factores se situaría en un vértice del triángulo. El área del triángulo indicaría la cantidad de amor sentida por la persona y la forma geométrica expresaría el equilibrio entre los elementos. Así pues, las relaciones de pareja estarían definidas tanto por la intensidad como por el equilibrio de los elementos. Estos triángulos variarán en tamaño y forma, y estos dos aspectos definirán cuánto y cómo se siente una persona en relación a la otra. 

A partir de esta teoría Stenberg desarrolla una escala para evaluar las relaciones de pareja, en la que se analizan las respuestas de los dos miembros de la pareja en los tres factores, obteniéndose un triángulo para cada persona, un índice de amor y un estilo de relación de cada persona. Se han realizado muchas investigaciones con esta escala, pero hoy os voy a contar algunos resultados de un trabajo que publicaron en el año 1993 en Psicothema unos investigadores de la universidad De Santiago de Compostela.

En este trabajo evaluaron en 114 parejas la estimación de las semejanzas a nivel real, percibido e ideal, entre los triángulos de la pareja, y su influencia en la satisfacción de los miembros de la pareja. Y obtuvieron algunos resultados bastante interesantes, por ejemplo, cuando los resultados se compararon por sexo, se observó que:

  • Los niveles de I, P y C son similares en ambos sexos, solo se aprecian diferencias en la P que se desea en la pareja, siendo superior en las mujeres, en contra de lo que pueda pensarse…
  • Es curioso que la tendencia en ambos sexos es a atribuirse mayores niveles de Intimidad que a sus parejas. Además, los hombres se consideran más apasionados, aunque las mujeres no compartían esta percepción. Ambos sexos se consideraban con un compromiso similar al de sus parejas. 
  • En general, ambos sexos desearían más I, P y C en sus relaciones, excepto las mujeres, que no desean más compromiso para sí mismas. De compromiso ellas consideran que ya iban bien…
  • ¡Muy importante! Con el tiempo disminuye, o al menos se modifica en sus expresiones, la intimidad y la pasión, mientras que el compromiso se mantiene constante. Sin embargo, las mujeres no percibían esta disminución en la pasión. 
  • Los ideales de relación en los hombres no se modificaron con el tiempo, mientras que en el caso de las mujeres, van disminuyendo los niveles de intimidad y compromiso que desean sentir, pero desean más intimidad y pasión en sus parejas. 
  • Los niveles de los tres factores muestran una gran relación con los niveles de satisfacción en la relación.

Cuando estudiaron los resultados por parejas vieron que hay diferencias en los sentimientos y percepciones de las parejas. Por lo general, los miembros de la pareja no coinciden en el nivel ideal para cada componente, excepto en el de pasión, en el que parece haber más acuerdo. También se observa que el desarrollo de la intimidad se produce paralelamente en los dos miembros de la pareja. Es interesante que vieron que el tiempo no guarda relación con el incremento en las diferencias en la intimidad y compromiso que ambos sienten. Sin embargo, la relación ideal va puntualizádose y ambos van deseando cosas diferentes. Por ejemplo, la pasión que las mujeres desean para sus parejas es mayor de la que ellos desean para ellas. Tristemente, el tiempo covaría negativamente con la satisfacción, lo que probablemente se explica por el incremento en las diferencias a todos los niveles.

¿Y qué ocurrió cuando se analizaron los datos por componentes?

Para la intimidad se vio que es un componente muy valorado, tanto hombres como mujeres consideran que en una relación ideal sentirían niveles semejantes, y es el componente que más se relaciona con la satisfacción. Además, la reciprocidad en las percepciones facilita su desarrollo. Con el tiempo las conductas más explícitas de intimidad disminuyen de manera similar en los dos miembros de la pareja. Además, el ideal también se va distanciando: ambos demandan más intimidad del otro. Esta distancia entre el sentimiento y el ideal en la intimidad, es la que mantiene mayor relación negativa con la satifacción.

Respecto a la pasión se observa poca relación en los sentimientos apasionados de los dos miembros de la pareja. Con el tiempo disminuye la pasión en ambos. Los ideales no se modifican en los hombres, pero en las mujeres se incrementan y desean más pasión en los dos.

En cuanto al compromiso, como ocurría con la pasión, no existe gran relación en el compromiso que sienten los dos miembros de la pareja. Los ideales de compromiso no tienen gran conexión al principio de la realción, pero es que además, se distancian en el tiempo, llegando las mujeres a percibir que ambos están demasiado comprometidos. Por su parte, los varones no se sienten excesivamente comprometidos, pero reclaman más compromiso de ellas. Lógicamente, la consonancia entre el compromiso sentido y percibido correlaciona positivamente con la satisfacción en la relación. Además, las variaciones en este componente afectan en mayor medida a las mujeres que a los hombres. 

¿Y qué es lo que mejor predice la satisfacción en la relación? Según vieron, la intimidad es la variable que mejor predice la satisfacción en los varones, mientras en las mujeres lo fue el hecho de que no existieran diferencias entre ambos en la pasión.

En este trabajo constataron que los sentimientos ideales tienen una importante influencia sobre la satisfacción: en este sentido, conseguir una relación parecida a la ideal es tan importante para la satisfacción como sentir ambos un nivel de amor semejante. De hecho, ya en 1986 Stenberg señalaba la diferencia entre los triángulos reales e ideales de la pareja como un importante índice para predecir el desarrollo de la relación. Estas diferencias pueden deberse tanto al tamaño como a la forma de los triángulos. Además, la percepción de los sentimientos del otro está tan asociada a la satisfacción como los propios sentimientos, y las diferencias que se perciben afectan a la satisfacción de forma similar a las diferencias reales. De los datos de este trabajo se desprende que la idealización en la pareja no es un fenómeno tan extraño, ni se limita a los estadios iniciales de la relación.

Los autores del trabajo concluyen que sus datos apoyan la teoría triangular de Stenberh, apreciándose que la I, P y C son los tres elementos que mejor delimitan las relaciones amorosas una vez establecidas. Y que tal y como plantea esta teoría, la intimidad representa el valor máximo para los dos miembros de la pareja. El equilibrio en los niveles de compromiso es fundamental: es un elemento estabilizador que salvaguarda la relación en sus inevitables variaciones y sirve como base segura para el desarrollo de otros aspectos como la intimidad y la pasión.

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Mitos sobre lactancia materna: ¡no te los creas!

Una duda frecuente cuando se espera un bebé suele ser si optar por lactancia materna o biberón. Es una decisión importante y complicada, porque tiene muchas implicaciones y mucha carga emocional. Pero para poder decidir, lo primero es tener información, y con respecto a la lactancia materna hay mucha información disponible, pero también hay muchos mitos… Así que hoy vamos a ver algunos de ellos.

Como decíamos, la lactancia materna esta está rodeada de muchos mitos que pueden influir en la decisión de optar por un tipo u otro de lactancia, o incluso de abandonar la lactancia materna cuando ya se había elegido. Vamos a algunos de ellos:

Mito #1: Hay que preparar los pezones para la lactancia: se escuchan todo tipo de remedios y maniobras para “preparar los pezones” para la lactancia: desde frotar o tirar de ellos, emplear sustancias varias… pero nada de esto es necesario. El cuerpo de la madre ya se prepara él solo durante el embarazo para que llegado el momento todo esté a punto. Sin embargo, aunque no haga falta preparar los pezones, sí que es interesante “preparar un poco la mente”. Así pues, si durante el embarazo podéis acercaros a algún grupo de apoyo a la lactancia, hacer algún curso o leer algún libro sobre el tema, puede ser una buena idea… Si estáis por Valencia, buscad los grupos de AMAMANTA y para el resto de España, podéis buscarlos en la página de la IHAN que os dejo en los enlaces.

Mito #2: El parto por cesárea impide a la subida de la leche: esta es una idea muy extendida, pero lo cierto es que la producción de leche no depende del tipo de parto, sino de la separación de la placenta del útero, lo que ocurre en todos los partos. Sin embargo, algunas circunstancias que suelen acompañar a las cesáreas, como la separación de mamá y bebé, la cesárea antes del inicio del trabajo de parto o determinadas patologías maternas, sí que pueden retrasar algunas horas la subida de la leche.

Mito #3: Leche de mala calidad: cuando hay un problema con la lactancia, como por ejemplo que el bebé no aumente suficientemente de peso, es frecuente echarle la culpa a la leche de la madre; pero en realidad este no suele ser el problema, salvo en casos de malnutrición extrema de la madre. Lo más normal es que se trate de un problema en la posición, el agarre o la producción de leche, y no en su composición. Y estos problemas tienen solución; con un asesoramiento adecuado no debería hacer falta recurrir a la leche de fórmula. Lo cierto es que no hay leches maternas buenas y malas, que la alimentación de la madre afecta poco a la composición de la leche y que la de vaca modificada no es mejor que la de la propia madre.

Mito #4: La lactancia materna es muy sacrificada para la madre: vale, sí, esto es en parte de verdad, pero ¡dar biberones también! ya que además de alimentar al bebé, hay que comprar la leche, prepararla, cargar siempre con los biberones a cuestas, lavarlos y esterilizarlos de vez en cuando, etc. Y mucho de este engorro es tanto de día como de noche. Y aunque es cierto que con los biberones los padres u otros familiares podemos echar una mano, muchas veces son las madres quienes se ocupan de estas funciones, con lo que al final bibe no supone “tanta liberación” como nos quieren contar, y sí un gran coste económico Por otra parte, con el bibe también se pierden beneficios prácticos de la teta como no tener que depender de toda esta cacharrería o el ahorro económico, por no mencionar la utilidad de la lactancia materna para calmar al bebé cuando llora, para dormirlo e incluso el poder dormir mientras ellos maman.

Mito #5: lactancia materna a múltiples: si os dicen, como a nosotros nos dijeron en su día, que al ser dos bebés tenéis que darles bibe, tened claro que esto no es así. La lactancia materna sigue el principio de la oferta y la demanda, y la producción de leche de la madre se adapta a las necesidades de los bebés. Eso sí, si antes decíamos que la lactancia materna exige mucho tiempo y dedicación, ya os podéis imaginar que darle teta a dos bebés a la vez no es una tarea sencilla, especialmente cuando hay algún problema añadido como puede ser en el caso de bebés prematuros, parto por cesárea o alguna otra complicación… pero bueno, que en principio poderse, se puede!

Mito #6: Con la LM no puedes tomar medicamentos: este es un mito que es importante desmentir, casi todas las mujeres necesitan tomar medicamentos o productos de fitoterapia durante la lactancia, y muchas veces se deja de dar el pecho por este motivo, cuando no sería necesario. La mayoría de medicamentos son compatibles con la lactancia, pero en caso de duda, lo más recomendable es consultar la web e-lactancia.org de la Asociación para la Promoción e Investigación de la Lactancia Materna (APILAM), una web muy fiable en la que se puede consultar la compatibilidad de la lactancia materna con más de 35.000 términos incluyendo medicamentos, fitoterapia, homeopatía y otros productos alternativos, procedimientos médicos y cosméticos, contaminantes, enfermedades maternas y del lactante. 

Mito #7: Con mastitis no se puede dar teta: mucha gente piensa que con mastitis no se puede dar teta… ¡pero no! Y no solo se puede, sino que se debe, ya que si hay mastitis, lo que se necesita es vaciar el pecho y no hay mejor extractor de leche que el propio bebé. Si lo estás pasando fatal y quieres destetarlo, es mejor hacerlo después de que se haya resuelto la mastitis, que siguiendo las pautas adecuadas, puede durar algunos días. Si lo que preocupa no es tanto el dolor (que suelen doler bastante) sino la posibilidad de contagiarle una infección al bebé, esto no sería un problema. La leche sigue siendo buena. Quizá cambia un poco el sabor y puede que el bebé la rechace, aunque esto no es muy habitual. Si esto pasa, si el bebé no quiere tomar de esa teta, habrá que vaciar el pecho con un extractor o manualmente.

Mito #8 La LM produce caries. Este es un mito muy extendido, además el problema es que es un mito extendido entre los dentistas. ¡Pero es que resulta que no! Ya en el año 2015 Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría advertía de que esta relación no está probada y que de hecho la lactancia materna favorece la salud bucodental de los niños. En este trabajo, el comité señalaba que no existe evidencia científica que demuestre esta relación entre lactancia materna y caries, y tampoco encontraron ningún trabajo que evidencie que el destete precoz disminuya el riesgo de caries. Por el contrario, la ausencia de lactancia materna aumenta los riesgos sobre la salud bucodental a diferentes niveles, entre otros, maloclusiones, más uso del chupete o de chuparse el dedo. El comité concluye que todos los profesionales sanitarios, incluidos los odontólogos tienen la responsabilidad de proteger y promover la lactancia materna y de ofrecer mensajes correctos basados en la evidencia científica, y no en opiniones personales o en prejuicios en contra de la lactancia materna mal llamada prolongada.

Mito #9: A partir de los 6 meses eso ya es agua: esto es curioso, ¿no? ¿Os imagináis que llega un día en que la leche se convierte en agua!? Sería raro, ¿no? Sin embargo, como entenderéis, esto no tiene ningún sentido. Sí que es cierto que la composición de la leche cambia conforme las niñas y niños van creciendo, porque se adapta a las necesidades nutricionales de la criatura. Pero lo que ocurre es más bien lo contrario. Como dice el famoso pediatra Carlos González, la leche materna no se convierte en agua, si acaso más bien sería en mantequilla, porque con el tiempo la leche materna tiene más grasa, no menos.

Mito #10: LM en el embarazo: la madres embarazadas que continúan con la lactancia suelen escuchar muchos comentarios sobre los peligros de dar teta embarazada. Que si ponen en riesgo el embarazo, que si tienen que destetar antes de que nazca el siguiente, que si el mayor va a dejar sin leche al pequeño… ¿Qué hay de cierto en todo esto? Bueno, pues parece que aunque algunas madres experimentan contracciones cuando amamantan, estas no suelen ser suficientes para provocar un parto, y de hecho, cuando se ha comparado la duración de embarazos con o sin lactancia materna no había diferencias. Así pues, si no si no lo prohíbe el ginecólogo, en principio el embarazo no sería motivo para destetar, si la madre no lo desea. Sin embargo, es cierto que en el embarazo se dan algunos cambios que acompañan en la dirección del destete, por lo que es frecuente que muchos peques se desteten en este momento, por iniciativa propia o de la madre.

 

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Fobia escolar: qué es y cómo superarla

Hay niñas y niños que se niegan a ir a la escuela, y es algo que les genera mucho sufrimiento tanto a ellos como a sus familias que no saben cómo manejar la situación. No hablamos del típico día, que todos lo tienen, de “no quiero ir al cole”. Eso les pasa hasta a los profes. De lo que hoy vamos a hablar es algo distinto: de niñas y niños que se llegan a poner físicamente enfermos con solo pensar en acudir al cole, que si pasan por la puerta se ponen nerviosísimos y se descomponen… y ya ni decir entrar dentro y estar toda la jornada junto a sus compañeros. En estos casos hablamos de fobia escolar, y es algo que afecta a muchos niños. ¡Vamos a verlo!

Muchas veces los padres consultan por problemas de sus peques en el cole. Quizá el peque no quiere ir y dice que le duele la tripa o que se encuentra mal. ¿Por qué? En los coles pueden pasar muchas cosas: a veces el problema tiene que ver con la adaptación a un nuevo centro, a una nueva clase, un cambio de compañeros, y en algunas semanas o meses se resuelve. Otras veces tiene más que ver con la separación del adulto que con el colegio en sí. En otros casos puede tener que ver con lo que ocurre en clase, con la profe, con los compañeros, en el patio, en el comedor, con la lectura, las mates, los idiomas, los exámenes… en fin, que puede ser por muchas cosas diferentes. Pero a veces lo que era un pequeño problema puede desembocar en una fobia escolar. 

La fobia escolar se refiere a la incapacidad total o parcial del niño de acudir al colegio como consecuencia de un miedo irracional a algún aspecto de la situación escolar. Como ocurre con el resto de fobias, no tiene una categoría diagnóstica propia en el DSM5, el manual donde se recopilan todos los trastornos mentales. No obstante, hay algunas características que pueden ayudar a identificarla:

  • En la fobia escolar se dan importantes alteraciones emocionales, como el miedo intenso, explosiones de mal humor, o quejas de estar enfermo cuando se acerca del momento de ir al colegio.
  • El niño manifestará conductas de escape o evitación: como consecuencia del malestar emocional ante el contexto escolar, se producen periodos prolongados de absentismo. 
  • En los casos de fobia escolar los padres son conocedores de las ausencias y están preocupados por asegurar la asistencia escolar; esto diferencia la fobia escolar de “hacer novillos” o de casos de negligencia, respectivamente.

El malestar en el niño puede producirse justo antes de ir al colegio o empezar la tarde de antes con un aumento de los síntomas conforme se acerca el momento de la noche. Los síntomas de malestar emocional (ansiedad o miedo, fundamentalmente) pueden acompañarse además de síntomas físicos como náuseas, vómitos, diarrea, dolor de tripa o de cabeza, entre otros. Estos síntomas, físicos y emocionales, hacen que el peque intente evitar por todos los medios acudir a la escuela. Cuanto más mayor es (a partir de educación primaria), más probable que sea capaz de identificar la ansiedad o el miedo que siente, pero en niños más pequeños no suele ser frecuente.

El inicio del problema puede ser gradual, con quejas progresivas sobre la asistencia al colegio que poco a poco se van haciendo más frecuentes, o bien puede iniciarse de manera brusca, con la aparición de la negativa a acudir a la escuela sin sintomatología previa. En niños más pequeños suele ser más frecuente el inicio brusco, y en los mayores suele ser más progresivo. Muchas veces el inicio de la fobia escolar suele coincidir con la ausencia a la escuela por vacaciones o enfermedad, por un cambio de colegio u otros acontecimientos vitales estresantes. 

La fobia escolar y ansiedad de separación no son lo mismo, aunque pueden confundirse. Hay niños que pueden tener fobia escolar pero no tienen dificultad para separarse de sus padres. Y también hay niños que pueden tener ansiedad de separación pero que, tras el periodo de adaptación, no tienen especial dificultad en acudir a la escuela. Cuando ya han conseguido vincularse con otras personas en el colegio que le proporcionan también seguridad.

Para superar la fobia escolar suele ser necesaria la ayuda de profesionales de la psicología que evalúen el caso y, en coordinación con el centro escolar y el pediatra (en algunos casos puede ser necesario tratamiento farmacológico), planifiquen una intervención. 

La terapia suele consistir, en primer lugar, en proporcional información y asesoramiento a la familia para manejar las dificultades que se están dando. Luego, como ocurre en el tratamiento de otros trastornos de ansiedad, se trabaja con el menor a tres niveles:

  • A nivel cognitivo, para identificar y trabajar con los pensamientos y emociones que están produciendo malestar (miedo, ansiedad, pensamientos anticipatorios, etc).
  • A nivel fisiológico, para identificar la señales fisiológicas que ocurren como consecuencia de la ansiedad (tensión muscular, dolor abdominal, etc.) y desarrollar recursos para manejarlas (relajación, focalización atencional, etc.).
  • A nivel conductual se identifican las conductas de evitación y escape que están manteniendo el problema, y se planifica una exposición progresiva, en la que se ponen en marcha los recursos cognitivos y fisiológicos aprendidos. 

Bien tratadas, esta fobia, como otras, suelen resolverse muy bien, pero sin tratamiento, pueden ser una gran fuente de sufrimiento y malestar para todo el núcleo familiar. Por lo que, si estáis en una situación así, os animamos a buscar ayuda profesional.

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Evitar los problemas: quizá no es una buena estrategia

En mayor o menor medida, casi todos tenemos el impulso de salir corriendo y evitar los problemas cuando se presentan. Más que nada porque es una estrategia muy satisfactoria a corto plazo. Basta con meter la cabeza debajo de tierra, hacer como que el problema no existe, y todo solucionado. Esto sería un planazo de no ser porque el problema sigue estando ahí, aunque nosotros ya no estamos para verlo. Hoy vamos a reflexionar sobre la evitación, vamos a verlo. 

¿Que he tenido un pequeño roce o problema con alguien del gimnasio? Me cambio de gimnasio. ¿Algún problema en el trabajo? Pues nada, me cambio de trabajo. ¿Problemas con los vecinos? Esto ya cuesta más, pero siempre me puedo cambiar de casa. ¿Problemas con la pareja? Solo tenemos una vida: mejor me separo. ¿Problemas el el parque con mi hija? No vuelvo a ese parque y arreglado. Podemos aplicar esta solución como forma de vida. Los ejemplos que he puesto pueden parecer un poco exagerados, pero os sorprendería lo mucho que las personas utilizamos y abusamos de esta estrategia…

Pero bueno a lo que iba, que en realidad todos tenemos ese impulso a evitar los problemas, unas personas más y otras menos, pero eso de meter la cabeza debajo de tierra o correr en dirección contraria como que nos tira. Pero por suerte también tenemos nuestra parte racional que evalúa los pros y los contras, que piensa en las consecuencias a más largo plazo y se encarga de que ese impulso no cuaje. Bueno, como decía al principio, este mecanismo no lo permite en algunos casos, porque también hay personas que hacen de la evitación su forma de vida. Y no exagero. Pero claro, estas personas que suelen evitar enfrentar los problemas luego tienen que lidiar con las consecuencias del abuso de esta estrategia de afrontamiento. 

Es lo que les ocurre, por ejemplo, a las personas que tienen un trastorno de la personalidad evitativa. Estas personas se caracterizan por un gran retraimiento e inhibición social que les lleva a encerrarse en sí mismos, evitando muchas de las interacciones que son normales y habituales para el resto de personas. ¿Por qué lo hacen? Por dos factores, fundamentalmente; el primero, por su gran sentimiento de incompetencia. Estas personas se ven a sí mismas como incompetentes, torpes y poco hábiles a muchos niveles, y se lo creen hasta el punto de evitar enfrentarse a las situaciones porque, “total, para meter la pata, pues mejor me quedo quietecito”. La incompetencia, entonces, es un factor, y el otro es la baja tolerancia a la evaluación negativa. Son tan sensibles a las críticas que no las soportan; una crítica o comentario negativo basta para que se desmoronen y, si esto lo juntamos con sus sentimientos de incompetencia, imaginad la combinación. Explosiva. Pues bien, estos factores les llevan a encerrarse en sí mismos y evitar muchísimas situaciones, cotidianas para los demás. 

Por ejemplo, evitan las actividades laborales que implican un contacto interpersonal significativo por miedo a la crítica, la desaprobación o el rechazo. Se muestran poco dispuestas a establecer relación con los demás, a no ser que estén seguras de que van a ser aceptadas. En las relaciones estrechas se muestran retraídas y poco participativas por miedo a que les avergüencen o critiquen. Les preocupa mucho ser criticadas o rechazadas en las relaciones sociales. En las situaciones nuevas se inhiben y se sienten muy cortadas debido a su sentimiento de falta de adaptación. Se ven como socialmente ineptas, con poco atractivo personal o inferiores al resto de la gente, y son sumamente reacias a asumir riesgos personales o implicarse en actividades nuevas por si lo pasan mal. 

Esta forma de ser, porque los trastornos de la personalidad son, por así decirlo, “formas de ser patológicas”, no se limitan a una situación; no es que el trabajo se les haga bola, o lo pasen mal con los amigos de cierto grupo o con las familias de los amigos del cole de los hijos. No. Les pasa en todos estos contextos. Y el problema es que esto es algo circular, porque, vamos a verlo desde fuera:

Los demás ven en estas personas a gente “peculiar”, que no se integra, que no participa, que ante el mínimo problema huye… ¿Y qué es lo que ocurre? Pues claro: profecía autocumplida!

Efectivamente estas personas son menos integradas y menos apreciadas precisamente por ese patrón de conducta. 

Además, y ahí está el problema clave de la evitación, el hecho de evitar situaciones conflictivas les impide desarrollar las habilidades necesarias para hacerles frente. Porque la vida es eso en muchas situaciones: ensayo y error. A base de exponernos a distintas situaciones y equivocarnos, meter la pata, cagarla, o como queramos llamarlo; gracias a eso, logramos aprender. 

Aprendemos a jugar al ajedrez después de muchas partidas y después de que nos hayan matado una y mil veces; aprendemos a cocinar después de haber preparado muchas comidas y quemado otras tantas. Aprendemos a nadar después de haber tragado mucha agua. Y aprendemos a relacionarnos con los demás después de haber metido muchas veces la pata y haber aprendido de ello. Que sí, que hay personas que de base pueden tener más facilidad, pero no dejan de ser una minoría. Bien por ellos, eso que se ganan. Pero la mayoría de nosotros aprendemos fundamentalmente a base de errores. Entonces, ¿qué ocurre si evitamos cometer errores…? Efectivamente! que nunca aprendemos! ¿ Y qué ocurre si evitamos las situaciones sociales comprometidas? Pues que nunca conseguiremos unas relaciones sociales satisfactorias. 

Y aquí hablamos de esas personas que evitan así a nivel general, dentro de ese patrón de personalidad evitativa. Pero la evitación también está presente y es un factor clave de muchos trastornos, especialmente trastornos de ansiedad. Por ejemplo, es un elemento muy característico de las fobias. Quien tiene fobia a los perros, a las alturas o a la escuela, ¿qué hace?, ¿qué le pide el cuerpo? Evitar esas situaciones para que no aparezca la ansiedad. ¿Y si se ve en medio de la situación sin haberlo previsto? Entonces escapa. La evitación juega un papel central en el mantenimiento de las fobias, hasta el punto en el que la exposición, o dicho de otra forma evitar la evitación, es la parte más importante del tratamiento. 

Y más allá de las fobias, lo mismo ocurre en otros trastornos de ansiedad: evitamos aquello que nos genera malestar, pero el problema es que al final la propia evitación acaba convirtiéndose en el principal problema. Y, a ver, que tampoco es que sea necesario ir a pecho descubierto por la vida enfrentándonos a todo lo que se nos ponga por delante sin pensarlo; a veces evitar puede estar bien, pero si pasarnos: es mejor reservarla para cuando efectivamente no tenemos los recursos suficientes para enfrentarnos a esa situación y tenemos todas las de perder. En ciertas ocasiones evitar puede estar bien, tampoco es necesario ser “el más valiente del cementerio”. Pero, y aquí esta la clave, si vemos que la evitación se convierte en nuestra forma de enfrentarnos a la vida por defecto, cuidado: quizá esa estrategia nos está trayendo más problemas de los que nos soluciona. Y, si no, al tiempo. 

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Mitos sobre el sueño y los sueños

Hay personas capaces de hablar y pasear mientras sueñan; hay personas que sueñan y personas que no sueñan; los sueños, correctamente interpretados, desvelan importante información acerca de nuestro inconsciente; hay personas que pueden soñar y estar despiertas a la vez; si tienes una erección durante el sueño, es que estabas soñando con sexo. ¿Cuáles de estas afirmaciones sobre el sueño diríais que son ciertas y cuáles falsas? Pues hoy vamos a analizar estas y muchas otras, con resultados que os sorprenderán. Vamos a verlo:

En el año 1953, en el laboratorio del Dr. Nathaniel Kleitman, realizaron un descubrimiento muy curioso… observaron que había periodos durante el sueño con una gran actividad cerebral y ocular. Menos la pérdida de tono muscular, el resto de medidas parecían indicar una gran carga emocional durante esos periodos del sueño: habían descubierto el sueño REM, una fase del sueño caracterizada por un patrón de actividad especial y por unos movimientos oculares que le dieron ese nombre: Rapid Eye Movements. Estas características les llevaron a pensar que podían haber descubierto el correlato fisiológico de los sueños, un indicador que indicara si la persona está soñando o simplemente dormida. Y parece que, efectivamente, es lo que descubrieron: el 80% de las veces que se despierta a una persona durante esta fase REM es capaz de contar lo que estaba soñando, algo que solo puede hacer un 7% de las veces cuando se le despierta en periodo no REM. Además, los sueños que se recuerdan al despertar de periodos NREM consisten en experiencias individuales muy básicas del tipo “me estaba cayendo”, mientras que los relatos de los despertares de fase REM son historias mucho más elaboradas. 

Pues bien, gracias a este descubrimiento se han podido examinar algunas de las creencias frecuentes sobre los sueños y averiguar cuáles son ciertas y cuáles no. ¿Os apetece jugar a verdadero y falso? Venga, vamos allá:

  • “Pueden incorporarse de forma externa algunos elementos al contenido de los sueños”: Para comprobar esto unos investigadores (Dement y Wolpert, 1958) rociaron con agua a personas mientras dormían cuando llevaban unos minutos en fase REM. Pues bien, la mitad de los participantes incorporaron ese elemento del agua al relato que luego hicieron de sus sueños. Por ejemplo, un participante comentaba que estaba actuando en una obra de teatro y que el techo goteaba, que miró hacía arriba y vio un agujero en el techo. Por lo tanto, esta creencia es VERDADERA: aunque no siempre, pero a veces podemos incorporar elementos externos al contenido de nuestros sueños. 
  • “Hay personas que no sueñan”: esta creencia es FALSA. Se ha comprobado que las personas que afirman no soñar, realmente tienen tanto sueño REM como los soñadores normales. Además, cuando se les despierta en momentos de sueño REM, son capaces de relatar el contenido de sus sueños, aunque es verdad que lo hacen con menor frecuencia. 
  • “Las erecciones son un indicador de que los sueños tienen contenido sexual” FALSO Parece ser que las erecciones no son más completas durante los sueños de contenido claramente sexual que durante los sueños con otros contenidos. De hecho, se ha observado que incluso los bebés tienen erecciones del pene asociadas con el sueño REM.
  • “La somniloquia (el hablar dormido) y el sonambulismo (andar dormido) ocurren mientras soñamos” FALSO Estos fenómenos existen y ocurren mientras dormimos, pero no mientras soñamos. La somniloquia y el sonambulismo se dan menos frecuentemente durante los sueños, ya que entonces los músculos suelen estar relajados y no permiten moverse ni hablar. Estos fenómenos ocurren con mayor frecuencia durante la fase 4 del sueño. 

Y dejamos para el final dos grandes temazos en relación a los sueños: la interpretación de los sueños y los sueños lúcidos…

  • Respecto a la interpretación de los sueños, ¿es verdad que los sueños son mensajes disfrazados que tenemos que descifrar para acceder a información valiosa, a la sabiduría o la verdad oculta en el inconsciente? Esto ya se afirmaba incluso en algunos relatos de la biblia y más recientemente habló mucho de esto Freud, quien decía que los sueños estaban desencadenados por deseos inaceptables, reprimidos, a menudo de naturaleza sexual… De hecho, afirmaba que para comprender bien a una persona y poder ayudarla con sus problemas psicológicos era necesario descifrar el contenido de sus pensamientos mediante la interpretación de sus sueños. Pero bueno, al grano, ¿verdadero o falso? Pues más FALSO que una moneda de chocolate: hasta el momento no existen hay pruebas convincentes de que estas teorías sean ciertas, aunque esto, como decíamos, es ya parte de la “cultura popular” y ha dado para muchas novelas y películas súper entretenidas… pero no, de momento, que sepamos esto no es así. Siento ser aguafiestas…
  • Y por último, otro temazo respecto a los sueños, ¿existen los sueños lúcidos? El término sueño lúcido se refiere a sueños en los que la persona dormida es consciente de que está durmiendo y puede influir en el desarrollo del sueño. Sería algo parecido a estar despierto durante un sueño. ¿Verdadero o falso? VERDADERO: calda vez más evidencias en este sentido, aunque hasta hace poco no había mucho acuerdo. Para algunos autores como el Dr. Pinel, las pruebas de la existencia de los sueños lúcidos son aún escasas. Mientras que otros (Michael Schredl y Daniel Erlacher, 2004) aseguran que estos existen y que además son muy frecuentes, llegando a ocurrir en alguna ocasión en más del 80% de las personas, y en más de un tercio esto ocurría al menos una vez al mes. De hecho, estimaciones más recientes hablan de que aproximadamente la mitad de las personas los experimentan en alguna ocasión, alrededor del 20% mensualmente y aproximadamente el 1% tendrían varias experiencias de este tipo a la semana (BBC, 2021). Yo no sé quien tendrá razón, pero mi mujer me asegura que a ella esto de darse cuenta de que está soñando le pasa con bastante frecuencia, por lo que supongo que habrá algo de cierto en esto… y a vosotros? Os pasan estas cosas? Contádnoslo en los comentarios, que tenemos curiosidad 🙂
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Todo mal: personas que lo ven todo negro

No descubro América cuando digo que hay personas optimistas y personas pesimistas; que, a ver, nunca nadie es siempre optimista o siempre pesimista, pero todos tenemos cierta tendencia. Hay personas que suelen ver la vida de una forma más amable, el futuro más esperanzador, las intenciones de los demás como más honestas y así con todo. Y, por el contrario, están quienes ven la vida de una forma más negativa, el futuro más negro, las intenciones de los otros más deshonestas… vamos, todo mal. ¿De qué depende que veamos el mundo de una forma u otra? Vamos a verlo. 

Una primera pregunta que nos puede surgir es, ¿la persona negativa nace o se hace? La respuesta no es sencilla pero, un resumen podría ser que hay una influencia genética de base, y también una influencia del entorno, de nuestra historia de vida: como hemos sido educados, las cosas que hemos vivido, etc. 

Hay trastornos psicológicos, cada uno con mayor o menor heredabilidad, que llevan de la mano esa forma más negativa de percibir la realidad. Quizá el ejemplo más conocido sería la depresión y otros trastornos similares como la distimia, trastorno adaptativo depresivo y otros que tienen como característica central un bajo estado de ánimo. Ya en los años 70 del siglo pasado, Aaron Beck, el padre de la terapia cognitiva, identificó que las personas deprimidas cumplían lo que denominó la “triada cognitiva”, tres características del pensamiento cuya base es el negativismo. Esos tres componentes serían la visión negativa del mundo, de uno mismo, y del futuro. Con mayor o menor intensidad, las personas con depresión y trastornos relacionados ven el mundo como un lugar hostil, feo, depresivo, en el que no merece la pena vivir. Ven el futuro sombrío, lleno de problemas y amenazas, y se ven a sí mismas como carentes de interés o atractivo, incapaces de hacer frente a los problemas de la vida, con pocos recursos. La depresión hace que tengan esa visión de la vida, pero también es cierto que mantener esa visión de uno mismo, del mundo y del futuro amarga a cualquiera, por lo que mantiene los síntomas depresivos y hace que sea difícil salir del bucle. 

También las personas con problemas de ansiedad suelen ser más negativas, en este caso porque suelen estar constantemente anticipando problemas o amenazas. Las personas con ansiedad generalizada suelen vivir constantemente preocupadas por cosas que casi nunca llegan a suceder; quienes tienen fobia viven en alerta por si aparece aquello a lo que temen y magnifican los problemas que les puede ocasionar. 

Esto por mencionar solo dos tipos de trastornos en los que hay una tendencia a ver las cosas de una forma más negativa. Pero no todas las personas con esta tendencia tienen que tener un trastorno, en absoluto. Muchas personas tienen ese filtro por el que todo es negativo, está mal o constituye una amenaza, ¿por qué? En ocasiones se considera el pesimismo y la negatividad como una forma de pensamiento más inteligente que el optimismo, se tiende a ver a la persona optimista o bien pensada, como inocente, infantil y manipulable en un mundo hostil, lleno de peligros y amenazas. Y es que muchas veces esa forma de ver el mundo está relacionada con el miedo: a ser engañados, a cometer errores, a ser defraudados… “Piensa mal y acertarás”, que se dice. Por miedo a ser engañados estas personas convierten la desconfianza y la actitud defensiva en su forma de vida, eligiendo ver el mundo como hostil y amenazante, con la esperanza de no dar ningún paso en falso o quedar como tontos. Mejor un “me lo veía venir” que tener que lamentarse después. Y si, es posible que estas personas estén en lo cierto en algunas ocasiones, y que esa actitud les permita evitar algún engaño o decepción pero, ¿a qué precio?

Porque en última instancia, la actitud que tomamos ante la vida es cuestión de elección: ¿quiero pensar bien de esta persona, o quiero pensar mal?, ¿confío o no confío? Y de esa decisión luego se van a derivar muchas consecuencias. Para la relación, sí, pero también para nosotros mismos, porque estar siempre en modo defensivo tiene un coste. Ver el mundo como un lugar amenazante en el que constantemente tenemos que protegernos para evitar ser dañados es agotador. Y también esa desconfianza proyectada puede acabar funcionando a modo de profecía autocumplida. 

Lo ideal sería ser capaces de guiarnos más por las evidencias y menos por el miedo o por nuestros prejuicios; disponer de información que nos indique si confiar o no confiar. Poder ver el mundo de una forma más objetiva y no tan sesgada como en ocasiones se nos muestra, por ejemplo en las noticias. Y ante ausencia de evidencia, elegir si queremos pensar bien o mal. Y tener muy claro que cada opción tiene un coste y un riesgo asociados. 

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HM: El paciente más famoso de la historia | Henry Molaison y Brenda Milner

¿Recordáis la película Memento? En esta cinta de Christopher Nolan del año 2000, el protagonista tiene la memoria irreversiblemente dañada debido a un golpe que sufrió en la cabeza cuando intentaba evitar el asesinato de su mujer: ese es el último hecho que recuerda del pasado. A partir de ahí es incapaz de crear nuevos recuerdos. Para intentar compensar su problema y averiguar qué sucedió con su mujer, va tatuándose mensajes por el cuerpo que le ayudan a ir tirando y descubrir algunas cosas sobre su vida. Si no la habéis visto, ¡corred a verla! Pues bien, esa situación no es tan ficticia, y la historia en la que se inspira es realmente fascinante. ¿Os la cuento? 

Uno de los pacientes más famosos y estudiados en la historia de la neurociencia es el paciente al que se conoce como HM. Su nombre real, Henry Molaison, fue conocido ya después de su muerte: sufrió un grave accidente de bici con 9 años en el que se golpeó fuertemente en la cabeza, y probablemente a raíz de aquello desarrolló una epilepsia que fue agravándose con los años. Cuando tenía 27 (18 años después del accidente) la cosa ya era tan seria como que el pobre sufría frecuentes episodios de ausencia, perdidas de conocimeinto, y padecía frecuentes crisis convulsivas. Esta situación era tan grave que le impedía trabajar. Como se creía que sus crisis tenían su origen en los lóbulos temporales del cerebro, se decidió extirparle las regiones temporales mediales, incluyendo los hipocampos. La operación en principio fue un éxito, ya que gracias a ella se controlaron sus crisis, pero también tuvo una terrible consencuencia, y es que a partir de entonces no pudo generar nuevos recuerdos permanentes. 

Después de la operación era capaz de almacenar información de manera temporal, en lo que se conoce como la memoria de trabajo, era capaz de recordar por ejemplo una breve secuencia de números, durante un corto periodo de tiempo o podía mantener una conversación (si no duraba demasiado) HM era capaz de recordar con detalle lo ocurrido antes de la operación, especialmente los hechos de su infancia, pero era incapaz de transferir sus nuevas experiencias a la memoria a largo plazo. Padecía lo que los neurólogos llamaron un síndrome de amnesia anterógrada profunda. Era incapaz de formar nuevas memorias.

Por ejemplo, una hora después de comer, no podía recordar lo que había comido, ni si había comido o no, o dónde lo había hecho.  

De hecho, a pesar de que trabajó con él durante 30 años, HM siempre saludó a la Dra. Milner como si no la conociera. Milner es psicóloga y profesora de neurociencia cognitiva del instituto neurológico de Montreal y está considerada como madre de la neuropsicología. Ella comenta que HM fue siempre muy amable, muy paciente y que siempre estuvo dispuesto a colaborar en las tareas que le pedían. 

Tal era su problema de memoria que con el tiempo ni si quiera se reconocía a sí mismo en el espejo o en fotografías recientes, ya que él se recordaba como era antes de la operación, como si su identidad se hubiera quedado congelada durante más de 50 años. Durante más de 55 años HM vivió una vida sin memoria y participó amablemente en cientos de estudios que ayudaron a los científicos a entender la biología del aprendizaje, la memoria y las habilidades motoras. Durante estos años cada vez que se reunía con un amigo, cada vez que iba a un restaurante o paseaba por el bosque, lo vivía como si fuera la primera vez. Pues bien, y aquí viene algo aún más fascinante: en el año 1962 la Dra Milner presentó un trabajo en el que demostraba que a pesar de todas las dificultades que padecía el paciente HM, una parte de su memoria permanecía intacta. La Dra Milner le entrenó a que trazara una línea entre dos contornos concéntricos con forma de estrella mirando el reflejo en un espejo. Esta es una tarea compleja y difícil las primeras veces pero que se puede aprender. Cada vez que el paciente HM realizaba la tarea le parecía una experiencia novedosa, sin embargo con la práctica cada vez lo hacía mejor, hasta el punto de afirmar que la tarea “era más fácil de lo que parecía”. Claro, le resultaba fácil porque ya tenía bastante práctica, aunque él no era consciente de ello.

Las implicaciones de este trabajo fueron enormes, ya que demostraba la existencia de dos sistemas para crear nuevos recuerdos. Uno, conocido como memoria declarativa, es el que registra los nombres, rostros y nuevas experiencias, y los almacena hasta que se recuperan de manera consciente. Este sistema depende del hipocampo, que es una de las regiones que tenía afectadas HM. Pero hay otro sistema, conocido como memoria motora o procedimental, que es inconsciente y depende de otras áreas del cerebro. Estas estructuras son las encargadas de aprendizajes motores, como montar en bici, tocar un instrumento musical, hacer la voltereta o conducir. 

A pesar de sus síntomas amnésicos, Henry Molaison desempeñaba correctamente tareas de capacidad intelectual, lo que indica que algunas funciones memorísticas no se vieron perjudicadas por la cirugía. Además, comprobaron que su MCP funcionaba bien, ya que podía mantener los pensamientos en su cabeza durante unos 20 segundos, igual que personas control sin ningún tipo de lesión cerebral. 

Y es que los descubrimientos de Milner fueron muy rompedores; por aquel entonces se pensaba que la memoria estaba distribuida ampliamente por todo el cerebro y que no dependía de un área o región específica, por lo que fue difícil asumir los resultados de sus investigaciones. A partir de los trabajos con HM y con otros pacientes, la Dra Milner infirió: 1) que la memoria es una función mental diferenciada de otras capacidades perceptivas, motoras o cognitivas, 2) que la MCP y la MLP se almacenan en lugares distintos del cerebro, y 3) que la pérdida de tejido cerebral más allá del hipocampo no afecta a la capacidad para consolidar los recuerdos, que era el problema que manifestaba HM

En palabras de Erik Kandel, neurocientífico y premio Nobel de medicina y fisiología del año 2000 «El estudio de H.M. por Brenda Milner constituye uno de los grandes hitos en la historia de la neurociencia moderna» 

Durante los últimos años de su vida, el Sr. Molaison estuvo como siempre dispuesto a atender las visitas de investigadores. En diciembre de 2008 Henry Gustav Molaison moría de insuficiencia respiratoria en un asilo de ancianos en Connecticut, a los 82 años. En las horas posteriores a su fallecimiento, los investigadores estuvieron toda la noche haciendo escáneres de su cerebro y posteriormente su cerebro fue preservado en la Universidad de San Diego para su estudio. HM no dejó descendientes, pero sí dejó un legado importantísimo para la ciencia. 

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Licencia Creative Commons Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.