Cerebro de embarazada: cómo cambia el cerebro durante el embarazo y la maternidad

Según un artículo publicado en Nature neurosciences la maternidad provoca alteraciones duraderas en la estructura del cerebro. Es decir, no es solo que durante una temporada funciones de manera diferente, sino que tu cerebro cambia físicamente, y estos cambios se mantienen en el tiempo. Si os fijáis sólo en esos despistes de los que os quejáis las madres y las embarazadas podría parecer que estos cambios en el cerebro son algo negativo, pero la naturaleza no hace las cosas porque sí, y en realidad estos cambios están dirigidos a que las madres podáis atender y relacionaros de la mejor manera con vuestra cria.

A muchos os sonará, sobre todo a muchas, eso del pregnant brain o cerebro de embarazada… Y ¿qué es lo que cambia en el cerebro de las madres? En este estudio de compararon la estructura del cerebro antes y después del primer embarazo, y vieron una reducción en la materia gris en regiones implicadas en las relaciones sociales que además se mantiene en el tiempo, al menos hasta dos años después del parto.

Y muchas os estaréis preguntando… ¿cómo, menos materia gris? Sí, menos materia gris, pero eso no es malo, menos materia gris no quiere decir peor funcionamiento, sino que estas áreas se “reforman” o “esculpen” para poder funcionar mejor. Es decir, estos cambios probablemente supongan una especialización del cerebro de la madre para poder atender mejor a su cría.

Respecto a los despistes en el embarazo y primeros meses de cuidados de los bebés, en este estudio no se vieron cambios en la memoria ni en otras funciones intelectuales, por lo que se piensa que estos cambios cerebrales optimizan funciones como la empatía y ayudarían a que la madre sea más eficaz en inferir las necesidades de su bebé. De hecho, se ha observado que la maternidad incrementa ciertas formas de cognición, mejora la resistencia al estrés y agudiza algunos tipos de memoria.

Algunos de los cambios que se producen en el cerebro de las madres están relacionados con las hormonas. En concreto, la oxitocina hace que la primera vez que hueles a tu bebé se activen los circuitos de recompensa y placer, que son los mismos involucrados en la adicción a las drogas. De hecho, la estimulación del pezón en la lactancia produce liberación de opiáceos

Además, un área del cerebro que está relacionada con los sentimientos de maternidad y apego, el área preóptica medial del hipotálamo, experimenta cambios con la maternidad por los que sus neuronas aumentan de tamaño, son más activas y más sensibles a estos opiáceos, por lo que la madre queda literalmente enganchada a su bebé, hasta tal punto que durante los primeros meses, la separación de madre e hijo puede hacer que la madre se sienta hasta físicamente mal.

Esta área, a su vez, activa a otras áreas que estarían relacionadas con el reconocimiento auditivo y facial, de ahí esa facilidad que tienen las madres para distinguir el llanto de su bebé del de otros bebés o de si llora porque necesita cambio de pañal o si quiere teta o lo que sea…

Y es que las madres y las embarazadas tienen los sentidos agudizados, por ejemplo, el olfato. Parecen capaces de olerlo todo, a veces para su desgracia, porque en muchas ocasiones estos olores que ellas notan y otros no, les parecen molestos y hasta repugnantes. En experimentos con ratas se ha visto que durante el embarazo se producen nuevas neuronas en el sistema olfativo a gran velocidad. De hecho, el olor de las crías molesta a las ratas vírgenes, pero resulta atractivo para las ratas preñadas. ¿Os parece raro? Pues se ha visto algo parecido en madres humanas, que tienden a catalogar como más agradables los olores de sus hijos, frente a mujeres que no han sido madres. Decíamos que la naturaleza no hace nada por que sí; estos cambios contribuyen al establecimiento del vínculo entre madre e hijo, y hacen que algo tan “repugnante” para las personas sin hijos como es acercar la nariz a un pañal para ver cómo está el tema, sea algo de lo más cotidiano en la vida de una madre con un bebé pequeño.

Y como os habréis dado cuenta, esta agudización de los sentidos para proteger y cuidar a las crías se produce las 24 horas, es decir, hasta estando dormidas las madres están más alerta ante lo que puedan necesitar sus bebés. Y es que los niveles de oxitocina y el tener a su bebé al lado contribuyen a que ante el mínimo movimiento del bebé, la madre reaccione para darle lo que necesita, sea teta, taparle, pañal, agua, o lo que sea. Sin embargo, esto no pasa así, o al menos a ese nivel en los padres, por lo que no es extraño que nosotros nos despertemos pensando lo bien que hemos dormido todos esa noche, mientras que la madre está hecha polvo porque se ha despertado unas cuantas veces y nosotros sin enterarnos… esto a parte de para chistes y bromas, también suele dar para alguna que otra discusión de pareja…

Pero aquí no acaba la cosa; también se ha visto que las madres están más preparadas para reaccionar ante posibles amenazas, a veces puede que viendo peligros hasta donde no los hay (¿no os ha pasado eso de que os volvéis más prudentes desde que sois madres?). Pero esta capacidad para ver los peligros viene de la mano de una mayor capacidad para planificar con antelación las soluciones y con una menor respuesta de miedo. Es decir, veis más el peligro, pero también estáis mejor preparadas para afrontarlo (teniendo en cuenta que a veces la mejor forma es evitarlo).

Ante todos estos cambios es normal que las madres os quejéis de ese “cerebro de embarazada” por los despistes y fallos de memoria típicos de esta etapa, pero que no cunda el pánico, todo volverá a su cauce. Entonces, la próxima vez que se os olvide que habíais quedado con una amiga, que os dejéis las llaves en casa o se os olvide el PIN del móvil, pensad en la otra cara de la moneda: en todos esos súper poderes que ahora tenéis que os preparan para cuidar y proteger mejor que nadie a vuestro bebé. Pensad que tenéis el cerebro “en plena reforma”, funcionando de un modo un poco caótico, pero que una vez acaben” las obras”, el resultado será un cerebro mejor adaptado a las exigencias de esta nueva etapa

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Licencia Creative Commons Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.

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