Educar sin premios ni castigos: ¡es imposible! | Vídeo

Esta semana os traigo un tema que quizá resulta polémico: ¿es posible educar sin premios ni castigos? En este vídeo os voy a explicar por qué es imposible. En resumen: no porque no fuera deseable, sino porque los premios y los castigos no deberían considerarse una estrategia educativa sino simplemente la descripción de ciertos fenómenos que se producen tras una conducta.

¿Cómo que es imposible educar sin premios ni castigos? Algunos autores defienden, con mucha razón, la necesidad de una educación alejada de los premios y los castigos. Y digo que con mucha razón porque ha quedado sobradamente demostrado que los premios y los castigos como estrategia educativa no son tan eficaces para producir cambios motivacionales en el sentido deseado, porque las personas se acaban guiando más por evitar los castigos y buscar las recompensas que por comprender, en verdad los motivos para el cambio. Pero lo que ocurre es que esos premios y castigos no deberían utilizarse como estrategias educativas, sino que son simples descripciones de fenómenos naturales.

Cuando tu hijo te dice «te quiero» y tú le sonríes, estás premiando esa conducta e incrementando la probabilidad de que se de en el futuro. Cuando tu hijo pega a alguien en el parque y te muestras enfadado y molesto, le estás castigando y disminuyendo la probabilidad de que esa conducta se de en un futuro. Por lo tanto, a menos que alguien se considere capaz de educar sin sonreír ni llorar, podríamos decir que es imposible educar sin premios ni castigos. Es más, el mero hecho de prestar atención a una conducta puede funcionar como un refuerzo. Pero claro, quien crea que puede conseguir que su hijo estudie más simplemente premiándole por sus buenos resultados y castigándole ante los malos, probablemente fracasará estrepitosamente.

La cuestión es que los refuerzos y los castigos, como decíamos, forman parte de la naturaleza, se dan con cada conducta que realizamos, y debemos ser conscientes de ello para poder modular nuestras respuestas ante las conductas de nuestros hijos. Por ello, debemos aprender a utilizar adecuadamente los refuerzos (nunca materiales, siempre proporcionaos y específicos, etc.) y las consecuencias negativas a las conductas como, por ejemplo, las consecuencias lógicas y naturales que comentábamos hace algunos años.

En el vídeo tenéis toda la información desarrollada y muchos argumentos para el debate. Así que, vosotros, ¿pensáis que se puede educar sin premios ni castigos?

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Licencia Creative Commons Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.

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