Los niños y el aburrimiento: ¿qué podemos hacer?

A menudo los padres tenemos miedo al aburrimiento de los niños. Pensamos que si no les damos algo que hacer y les tenemos entretenidos nos la van a liar… ¡y puede que sea verdad! Pero… ¿es bueno evitarles siempre el aburrimiento a los niños? En esta Píldora vamos a verlo:

En realidad, aunque nos puede agobiar un poco, y a algunos incluso les puede dar miedo que los niños se aburran, en realidad no les va a pasar nada por esto. Y a nosotros tampoco… ¿qué pasa por escuchar unas cuantas veces eso de “papá, mamá, me aburro…”? A algunos papás y algunas mamás, les agobia tanto el aburrimiento de los niños, que acaban convirtiéndose en una especie de chiquiparc ambulante: Van cantando canciones por la calle con el niño, haciendo jueguitos con él en la cola del supermercado, les organizan el juego en el parque, les inventan coreografías con la canción que le guste al niño, les apuntan a extraescolares, y les contratan animación para el cumpleaños… casi para descansar porque el resto del año ya son ellos “los animadores”.

Desde luego a estos padres buena voluntad y buenas intenciones no les faltan, pero… en realidad los niños no necesitan tanto despliegue de medios y energías, al menos, no durante todo el día. Aunque a ellos en principio les puede gustar que les dirijan las actividades, y para nosotros puede ser más fácil tenerles entretenidos que dejarles a su libre albedrío y que nos la líen, no es bueno que siempre les solucionemos la papeleta, porque no les damos la oportunidad de pensar ellos solitos cómo llenar ese vacío.

La gestión del tiempo es como la gestión del dinero. Para saber gestionarlo y manejarnos con él, tenemos que aprender y practicar. No podemos dejar a los niños que organicen todo el tiempo de la familia, igual que no les dejamos que dispongan de todo el presupuesto de la casa. Pero si nunca han podido practicar con pequeñas cantidades de dinero (habitualmente se les da una pequeña paga), ¿cómo van a saber gestionarlo cuando dispongan de él? Con el tiempo pasa algo parecido. Si nunca pueden decidir qué hacer en su tiempo libre, cómo van a saber gestionar este tiempo cuando no tengan a alguien que les diga qué es lo que tienen que hacer.

Pero es que, además, suele ocurrir que los niños no tienen tanto problema con el aburrimiento como los padres. A veces somos los mayores los que proyectamos en ellos nuestra intolerancia al aburrimiento/vacío. Esta intolerancia al no tener nada que hacer, parece que se está agudizando desde que todos llevamos encima un Smartphone con el que entretenernos en la parada del autobús, en nuestro trayecto en metro, en la cola del supermercado, a veces incluso en lo poquito que tarda en cambiar de color el semáforo. Los hay que incluso lo consultan mientras van andando por la calle, generando a veces situaciones peligrosas. De verdad es tan importante consultar esos mensajes en ese preciso momento, ¿o es que nos ha invadido a todos una especie de horror al vacío por el que no podemos estar más de 30 segundos sin estar ocupados en algo?

El caso es que los niños, en principio, no tienen esta necesidad que muchos nos hemos generado de estar continuamente ocupados. Ellos aún son capaces de entretenerse mirando por la ventana o inventando sus propias historias. No es que tengamos que emplear técnicas sofisticadas para estimular su creatividad, porque ya la traen de serie. Basta con que no se la apaguemos diciéndoles en cada momento lo que tienen que hacer. Si no se lo decimos nosotros, ellos solos tendrán que pensar qué pueden hacer en esos pocos ratos libres de los que disponen.

Los adultos preferimos estar haciendo algo a estar solos con nuestros pensamientos, quizá por eso muchas veces les queremos organizar el tiempo también a los niños. Porque a nosotros nos resulta tan desagradable, que queremos evitarles esta experiencia. Según un artículo pubicado en Science, la mayoría de la gente prefiere hacer algo a sentarse en soledad con sus pensamientos. En diferentes experimentos mostraron que la mayoría de adultos prefieren actividades como escuchar música, navegar por internet, mandar mensajes… incluso administrarse una descarga eléctrica, antes que estar a solas con sus pensamientos (al menos cuando esto se pide de manera explícita, todos disfrutamos a veces de estar a solas con nuestros pensamientos, pero esto tiene que surgir de manera espontánea).

Pero tampoco es esto lo que le pedimos a los niños (aunque probablemente lo llevarían mejor que nosotros). De lo que se trata es de dejarles que sean ellos mismos quienes encuentren su propio entretenimiento, que piensen un poco, que sean creativos, que jueguen de verdad y no se limiten a seguir las instrucciones de los adultos.

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Licencia Creative Commons Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.

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