Afrontar la infertilidad: psicología de la reproducción asistida

Lejos de ser algo anecdótico, los problemas de fertilidad son cada vez más frecuentes, llegando a afectar a una de cada seis parejas. Sea como sea, la infertilidad es algo que afecta mucho a nivel emocional a la pareja que lo sufre, que además de tener que hacer frente a esto, tiene que hacer frente también a los comentarios del entorno, que no siempre ayudan. Vamos a verlo.

En el momento en el que una pareja atraviesa la puerta de una clínica de reproducción asistida, suele llevar ya más de un año intentando tener un hijo sin éxito. Pero por si esto no fuera lo suficientemente complicado, tenemos los comentarios del entorno, y lo que es peor, de muchos profesionales que participan en el tratamiento: “relájate y verás como llega”, “mi vecina estuvo dos años de tratamientos, fue dejarlos y quedarse ella sola”, o el comentario estrella… “NO TE OBSESIONES”. Estos mensajes se suelen dirigir casi siempre a la mujer y, aunque pueden partir de una buena intención, al final se convierten en un problema, ya que acaban responsabilizando a la mujer del fracaso en conseguir el embarazo, y eso contribuye al estrés y a la culpa, que forman parte casi inseparable del proceso. 

El mensaje que implícitamente se está transmitiendo con esos comentarios, si lo pensamos es bastante perverso; sería algo así como “tu deseo de tener hijos no te deja tener hijos”. Y es que las ideas de “psicología popular” abundan en estos ámbitos, y acaban haciendo mucho daño a la pareja, especialmente a la mujer, que es a quien se dirigen; veamos algunas de ellas. 

El estrés no causa infertilidad

Para empezar, es muy importante dejar esto claro: en contra de la creencia popular, el estrés no suele ser la causa de la infertilidad, pero sí es una de las consecuencias más frecuentes de la misma, es algo que está presente durante todo el proceso de reproducción asistida y, como ahora veremos, puede acabar teniendo un papel demasiado importante si no se controla.

¿Ser pesimista hará que no avance el tratamiento?

También existe otra creencia popular muy extendida acerca del papel del optimismo y el pesimismo durante la reproducción asistida y la infertilidad: “Si eres tan pesimista, las cosas no irán bien”, “Tienes que ser más optimista, con esa actitud no vas a ningún lado”. A ver, ¿qué hay de cierto? El optimismo o el pesimismo, por si solos, no tienen ninguna influencia directa en este proceso, más allá del estado de ánimo que generan en quien tiene estas emociones. Lo diré claro: ser pesimista, pensar que “no va a ir bien” no va a hacer que tengas menos probabilidad de conseguir una beta positiva, los pensamientos no tienen ese poder mágico. Enfrentarse al proceso con optimismo probablemente va a provocar sentirse mejor y con menos angustia; hacerlo con pesimismo probablemente derivará en sentirse mucho peor.

Uno de los principales motivos de fracaso en reproducción asistida es el abandono temprano del tratamiento: hasta un 25% de las parejas lo dejan tras un primer ciclo negativo. Y lo hacen porque se sienten desbordadas a nivel físico y emocional, y ahí es donde desempeñan un papel muy importante el estrés y el pesimismo. Es por esto que acaba siendo muy importante conseguir un buen abordaje psicológico del proceso para aumentar la probabilidad final de éxito. Si tenemos en cuenta que el 80% de las parejas consiguen un embarazo en los tres primeros ciclos de fecundación in vitro, conseguir un buen ajuste psicológico que evite el abandono de los tratamientos se convierte en una meta súper importante.

Papel de la familia y el entorno en la reproducción asistida

¿Y cuál es el papel de la familia y amigos en el tratamiento de la infertilidad? Como a veces difícil llevar este todo esto de manera privado, es importante delimitar cuál será su papel y tener claro qué se quiere compartir con ellos. Muchas parejas deciden limitar la información que dan a su círculo más cercano para evitar que les estresen más aún con sus preguntas y demandas de información. Pero el aislamiento tampoco es bueno; siempre recomendable contar con alguna persona de confianza que pueda dar apoyo y soporte emocional durante el proceso.

¿Y qué es mejor, buscar información o dejarse llevar? Pues depende. Hay personas a las que les ayuda mucho recopilar un montón de información, estadísticas y testimonios acerca del proceso, ya que esto aumenta su sensación de control y disminuye la incertidumbre. Peor otras prefieren “dejarse llevar” y saber lo menos posible. No hay una opción que sea la mejor, todo dependerá del modo de afrontarlo que tenga cada uno. Si necesitas buscar información, búscala. Si necesitas dejarte llevar, déjate llevar.

Afrontar la infertilidad: la pareja como equipo

Hay que tener en cuenta que la infertilidad es un problema de pareja, no de la mujer. Es importante, y es necesario, que sean los dos miembros de la pareja quienes acudan a todas las visitas médicas, pruebas, entrevistas, sesiones de apoyo psicológico… Ahora más que nunca hay que trabajar en equipo.

Es importante acordar con la pareja cuáles van a ser los límites que pongáis al tratamiento: a cuántos ciclos de inseminación artificial o fecundación in vitro estáis dispuestos a someteros, cuánto dinero podéis invertir, cuánto tiempo os podéis dar… Fijar estos techos os ayudará a acotar algo que es poco controlable.

En este sentido, es importante tener siempre un plan, saber cuál va a ser el siguiente paso a dar tanto si los resultados son positivos como negativos, en el sentido de “Si esto falla, ¿qué hacemos, vamos a donación?, ¿adoptamos?, ¿tiramos la toalla?” No basta con un plan B, también hay que tener un plan C y D. Esto os ayudará a disminuir la incertidumbre y aumentará su sensación de control.

La betaespera y la beta

Todos los que habéis pasado por aquí sabéis que hay un momento especialmente delicado que es el que va desde el final del tratamiento hasta la prueba de embarazo. Suelen ser un par de semanas en las que paran de golpe todas las visitas médicas y “solo” hay que esperar al resultado. Es lo que se suele conocer como “betaespera”. Es un periodo que suele ser emocionalmente muy intenso, y durante estas semanas es recomendable realizar actividades placenteras que rompan con la rutina (hacer excursiones, quedar con amigos…) y no centrar todo el tiempo únicamente en esperar los resultados.

¿Y si la beta es negativa, qué? Es importante asumir que los resultados negativos forman parte del proceso de infertilidad. Cada fracaso duele mucho, es ingenuo esperar lo contrario, pero enfocarlo positivamente será importante para conseguir el objetivo final: de cada experiencia se obtiene información muy valiosa que ayuda a planificar mejor la siguiente intervención y, con ello, maximizar las posibilidades de éxito. Recuerda que, ya de por sí, la reproducción “no asistida” es muy compleja… pues esto más. No desesperes.

¿Y cuando, al fin, la beta es positiva? Pues muchas parejas se sienten desorientadas al llegar a este punto. Es algo que llevan tanto tiempo esperando que quizá han idealizado lo que tendrían que sentir. ¿Que qué es lo que sienten? Pues habitualmente, miedo. No suele haber fuegos artificiales ni música épica al ver el resultado, hay una mezcla de emociones muy intensas entre las que predominan, obviamente, la alegría, pero también el miedo y la ansiedad. Hay que tener en cuenta que muchas parejas llegan a este punto después de meses o incluso años en los que apenas han recibido buenas noticias acerca del proceso, están acostumbrados a que los resultados sean malos, y no se creen que, por fin, han alcanzado su meta. Pero este miedo poco a poco se desvanece y da lugar a otras emociones.

Muchos ánimos a todas las parejas que estáis en el proceso, no os desaniméis y cuidaros para llevar lo mejor posible algo que, de por sí, es complicado. 

Este artículo es una adaptación del que escribí para El País Semanal en 2015, y que podéis encontrar aquí.

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Licencia Creative Commons Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.
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