¿Qué es la tripofobia?

Cuando llevas 10 años dedicándote a la profesión y tienes la suerte de haber visto muchos, muchos pacientes, cada vez es más difícil encontrar algo que te sorprenda. Pues bien, esta semana he encontrado algo bien curioso. Se trata de la tripofobia. Y no ha sido un paciente, sino una compañera psicóloga quien me ha puesto sobre la pista.

Tripofobia

La tripofobia, también llamada fobia de patrón recurrente, es el miedo extremo a patrones formados por figuras geométricas muy juntas, especialmente pequeños hoyos. El término fue acuñado en 2005 como una combinación del griego trypo (puntazo, perforación o perforar agujeros) y fobia (miedo). No está contemplada en los manuales diganósticos como DSM o CIE (al igual que cualquier otra loqueseafobia, todas se engloban bajo el término de fobia simple), sin embargo, son muy numerosas las personas (algunos estudios sugieren que el 18% de las mujeres y el 11% de los hombres) que afirman tener miedo de objetos con agujeros pequeños aglomerados, como panales, hormigueros, hongos y las cabezas en las semillas de loto. Estas personas, al ser expuestas a estímulos que incluyan estos patrones experimentan síntomas que van desde cosquilleos, comezón o picazón en el cuerpo, hasta ansiedad o incluso náuseas.

Arnold Wilkins y Geoff Cole son los primeros en investigar esta fobia siguiendo el método científico, y defienden que la tripofobia responde más a una repulsión de origen biológico que a un miedo de origen cultural.  Wilkins y Cole afirman que las reacciones ante la fobia consistirían en un «acto reflejo inconsciente», basado en una «parte primitiva del cerebro que asocia la imagen con algo peligroso». Según Cole, que es experto en ciencias de la visión, los patrones visuales que causan la tripofobia tienen mucho en común con las manchas que muestran en su piel varios animales venenosos como la cobra real, el pulpo de anillos azules -uno de los animales más mortíferos del mundo-, el escorpión muerte acechante (Leiurus quinquestriatus) o diversas arañas. Así, esta fobia podría tener una explicación evolutiva, ya que los patrones que provocan rechazo instintivo en ciertas personas comparten rasgos visuales con ciertos animales que nuestros antepasados tuvieron que aprender a evitar para sobrevivir.

¿Entonces, tiene la tripofobia alguna relevancia clínica?

Desde mi punto de vista, esto no deja de ser más que una mera curiosidad psicológica. Podemos crear nombres de fobias para cualquier cosa que se nos ocurra, y no por ello estaremos descubriendo nada nuevo. Hay tantos miedos como personas, pero no deja de ser curioso que miles y miles de personas alrededor del mundo experimenten sensaciones tan desagradables ante la simple visión de un determinado patrón geométrico.

Pero más allá de la curiosa respuesta de repugnancia que pueda producir a muchas personas, para tener un mínimo de relevancia clínica habría que ver si este miedo produce conductas de evitación o escape que interfieran con la vida de la persona. Recordemos que para diagnosticar una fobia ésta debe cumplir una serie de características, entre otras las siguientes:

  • Temor acusado y persistente que es excesivo o irracional, desencadenado por la presencia o anticipación de un objeto o situación específicos.
  • La exposición al estímulo fóbico provoca casi invariablemente una respuesta inmediata de ansiedad, que puede tomar la forma de una crisis de angustia situacional o más o menos relacionada con una situación determinada.
  • La persona reconoce que este miedo es excesivo o irracional.
  • La(s) situación(es) fóbica(s) se evitan o se soportan a costa de una intensa ansiedad o malestar.
  • Los comportamientos de evitación, la anticipación ansiosa, o el malestar provocados por la(s) situación(es) temida(s) interfieren acusadamente con la rutina normal de la persona, con las relaciones laborales, académicas o sociales, o bien provocan un malestar clínicamente significativo.

Por lo tanto, para poder etiquetar esto como un problema debería cumplir como mínimo las características anteriormente citadas. Así que, si te atreves a buscar imágenes de tripofobia (¡no te lo recomiendo, a mí me resultan extremadamente desagradables!) y te producen repulsión pero no cumples los criterios arriba mencionados, recuerda que no es un problema. Es una mera curiosidad psicológica.

Ahora, si eres valiente, sigue el enlace para ver imágenes de Tripofobia.

Licencia Creative Commons Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.

 

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