Trabajar con tu bebé: el mito de la conciliación

Hoy voy a hablaros de un tema muy importante, la conciliación entre vida familiar y el trabajo; y para eso hoy me acompaña una personita también muy especial. 

Bueno, seguro que habéis visto vídeos por Youtube, fotos en Instagram, mensajes en Facebook de personas que hablan maravillas acerca de trabajar con los bebés e incluirlos en el trabajo. Y eso, en teoría suena muy bien. Pero en la práctica, para muchos de nosotros en realidad es bastante complicado, y ya veis como sale. Porque hay bebés y bebés, y hay trabajos y trabajos. Una psicóloga, un maestro, una cajera de supermercado, un dependiente de un comercio, una taxista, un operario de cadena de producción… en realidad la mayoría de profesiones en nuestro contexto no permiten integrar fácilmente a un bebé en nuestra jornada laboral. Seguro que hay alguna o algún afortunado que puede, pero no dejan de ser la excepción. Yo mismo, ni siquiera soy capaz de grabar un vídeo si Kontxín no se encarga de la peque (y mientras los mayores están en el cole, claro). Sí que he llegado a atender alguna consulta por Skype con un bebé durmiendo en la mochila, pero ha sido algo anecdótico. Así que no os sintáis mal si veis que no llegáis, porque es lo normal. Que algunos puedan hacerlo no quiere decir que todos podamos. Depende de muchos factores. El caso es que la crianza de los hijos es un trabajo que requiere mucho. Y por lo general, un trabajo también requiere mucho, así que en muchos casos es complicado atender a las dos cosas a la vez. 

Yo, por ejemplo, no puedo ver pacientes con un bebé al lado, pero tampoco puedo hacer la mayoría del resto de tareas que implican mi trabajo si al mismo tiempo pretendo atender a mi hija como ella necesita (aunque sé que tb hay niños más tranquilos o dormilones que dejan más margen). El otro día, sin ir más lejos, Kontxín tuvo que hacer una entrevista con la bebé, y apenas podía hilar dos frases seguidas: ahora teta, ahora meneo, ahora pañal, ahora tengo sueño, teta otra vez, ahora no quiero teta, me retuerzo… esas cosas que las mamás os suenan bastante. Que está claro que en algunos casos se puede… ¡pero lo cierto es que es difícil! 

Y es que esto de la conciliación es complicado; conciliar la vida familiar y la laboral no siempre es tan bonito como nos gustaría, incluso para los que nos dedicamos precisamente a divulgar sobre crianza. La solución de integrar al bebé en el trabajo no siempre es posible y cuando es posible, no es que sea fácil. Dejarle con cuatro meses de vida en una guardería es una opción a la que se ven abocadas muchas familias, y lo hacen con el corazón en un puño, porque no disfrutan dejando a un bebé de 16 semanas con otras personas. Pero la opción de ser los padres los que se encargan de su cuidado, también es complicada, sobre todo cuando no hay una red de apoyo familiar dispuesta a ayudar muchas horas para que esto sea posible. 

La sociedad, y especialmente los poderes públicos, deberían tomarse de una vez en serio la maternidad, entender que cada bebé es algo bueno para toda la sociedad, no solo para sus padres; y que hay que proteger especialmente a las madres para que puedan cuidar de sus bebés si desean hacerlo, sin tener que renunciar a su carrera profesional. Eso pasa por cambios legislativos que castiguen las penalizaciones laborales directas o indirectas, a una mujer por ser madre. Que se aumenten los permisos de maternidad, empezando por un mínimo de 6 meses que es lo que debería durar la lactancia materna exclusiva. Y si es un año, mejor. Y esto, lo siento, pero es más urgente que alargar los permisos de los padres, que ni gestan, ni paren, ni amamantan. Si se quiere incluir a los padres, que al menos las prestaciones Sean flexibles para que cada familia pueda decidir. Que el tiempo que una madre dedica al cuidado de los hijos no sea un vacío en la vida laboral, sino que pueda cotizar para su jubilación. Que se flexibilicen y racionalicen los horarios laborales para hacerlos más compatibles con los horarios escolares y familiares. Más ayudas directas a las familias para vivienda o por hijo a cargo… en fin, con voluntad política hay un montón de formas de ayudar a las familias a conciliar. 

 

A la venta en todas las libreras nuestros libros "Niños sin etiquetas" e "Hijos y padres felices"".
En "Niños sin etiquetas" (Ed. Paidós, 2020) hacemos un recorrido por las etiquetas que más habitualmente se utilizan para calificar a los niños: consentidos, malcriados, caprichosos, mentirosos, desobedientes, tiranos, dependientes, mal comedores… Y damos algunas ideas, consejos y múltiples ejemplos para para educarlos evitando caer en ellas.
"Hijos y padres felices" (Ed. Kailas, 2017) es nuestro libro sobre crianza centrado en la etapa 0 a 3 años: apego, lactancia, alimentación, sueño y colecho, rabietas, límites, premios y castigos, movimiento libre, retirada del pañal… Aquí abordamos gran parte de lo que ocurre durante los primeros años de vida de los niños. 
Niños sin etiquetas alberto soler concepción roger
Y si os interesan los temas relacionados con la crianza y la educación, podéis acceder ya a nuestros cursos en la Escuela Bitácoras, “El sueño en la infancia”, “Rabietas y límites desde el respeto” y “Cómo fomentar la autonoma”. Cada uno de ellos con más de tres horas de contenido. Son cursos que puedes hacer a tu ritmo, viendo cada lección tantas veces necesites, e incluso descargando en mp3 el audio para escucharlo dónde y como quieras. ¡Y si utilizas el código ALBERTOSOLER tendrás un 10% de descuento!
Licencia Creative Commons Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.
Tags: No tags

Responder

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.