Entrevista sobre trastornos de ansiedad

El pasado 3 de febrero volví a participar en el programa En Connexió de Canal 9, en esta ocasión para hablar de la ansiedad. Como en otras ocasiones, aprovecho para hacer una transcripción en castellano de la entrevista y añadir algunos datos más que seguro son de vuestro interés. Por supuesto, también podéis ver el vídeo a continuación. ¡Espero que os resulte interesante!



En la actualidad se estima que cerca de un 20.5% de la población mundial padece de algún trastorno de ansiedad. De hecho, es una enfermedad silenciosa que se está propagando como una de las principales padecías del siglo XXI. Para conocer más de esta patología, hoy hablamos con el psicólogo Alberto Soler.


¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es una emoción que todos hemos sentido con frecuencia en diferentes ocasiones (una entrevista de trabajo, un examen, etc.). Aunque las sensaciones que produce no son agradables, en muchas ocasiones cumple un papel positivo: nos hace estar más alerta y nos prepara para enfrentarnos a diferentes peligros.

¿Eso quiere decir que la ansiedad es buena? Sí y no. Cuando la ansiedad se presenta sin una causa aparente que la provoque o cuando su nivel y duración son excesivos, puede constituir un problema.

¿Están aumentando los casos de ansiedad a causa de la crisis y la situación socioeconómica que estamos atravesando?

Sí; la situación que actualmente vivimos está favoreciendo el incremento de los problemas relacionados con la ansiedad. Algunos estudios recientes han encontrado que la crisis ha disparado en un 10% las consultas médicas relacionadas con los problemas de salud mental. Cerca del 7% de las bajas médicas estarían relacionadas con la salud mental, y más de la mitad de ellas corresponderían a ansiedad y depresión.

¿Cuáles son los principales síntomas de la ansiedad?, ¿cómo podemos saber si la estamos sufriendo?

La ansiedad se manifiesta con gran variedad de síntomas, pero todos ellos están caracterizados por un incremento en el nivel de activación del organismo.

Por un lado tendríamos síntomas psicológicos como irritabilidad, inquietud, dificultades para concentrarse, problemas de sueño, bajo estado de ánimo, obsesiones, etc.

A nivel físico pueden presentarse taquicardias, dolor de cabeza, tensión muscular, cansancio, sudoración, dificultad para respirar, sequedad en la boca, necesidad de orinar, problemas gastrointestinales, dermatológicos, problemas sexuales, etc.

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Los trastornos de ansiedad tienen muchos niveles. ¿Cuándo pasa de ser un problema menor, a convertirse en un auténtico trastorno que nos condiciona la vida?

Existe la ansiedad patológica y la no patológica, que es la que forma parte de nuestro día a día. Efectivamente, la ansiedad patológica se puede manifestar en forma de diferentes trastornos como las fobias, estrés, ataques de pánico, trastornos obsesivos, etc.

El momento clave a partir del cual podemos empezar a pensar que tenemos un problema de ansiedad es cuando ésta se vuelve más frecuente, más intensa y comienza a interferir de forma significativa en nuestro día a día impidiéndonos llevar a cabo nuestras actividades con normalidad.

Por ejemplo, podemos sufrir un pequeño accidente de tráfico y experimentar una ligera sensación de ansiedad o miedo las siguientes veces que cogemos el coche; esto no sería patológico. Sin embargo, si esta ansiedad comienza a producirnos un malestar importante, nos ponemos excusas para no coger el coche, tenemos que cambiar nuestra rutina diaria a consecuencia de eso, etc. ahí ya estaríamos hablando de un trastorno de ansiedad, concretamente una fobia a la conducción o amaxofobia.

¿Y qué es un ataque de ansiedad?, ¿qué síntomas se experimentan?

Un ataque de ansiedad es la manifestación más llamativa y escandalosa de la ansiedad. Es la aparición temporal y aislada, de un miedo o malestar intensos, acompañada de una serie de síntomas físicos y psicológicos (taquicardia, sudoración, temblores, hormigueos, presión en el pecho, etc. entre otros) que tienen un inicio brusco y alcanzan su pico en unos 10 minutos, aproximadamente.

Quienes han padecido un ataque de pánico (o crisis de ansiedad) saben lo desagradable que puede llegar a ser. No obstante, a pesar de ser tan desagradable habitualmente no reviste ninguna gravedad, más allá del mal rato que nos hace pasar.

¿Qué hemos de hacer ante un ataque de ansiedad?, ¿hemos de acudir en seguida al hospital o centro de salud?

Como estaba comentando, un ataque de ansiedad, aunque aparatoso no es grave. No obstante, muchas personas acaban acudiendo a urgencias a raíz de experimentar un ataque de pánico. Ello es porque sus síntomas pueden confundirse con los de un ataque cardíaco (palpitaciones, sudoración, hormigueos, ahogo, etc.).

Muchos de los síntomas del ataque de pánico se producen por la hiperventilación: oxigenamos demasiado la sangre y ello produce mareos, que desencadenan más miedo e incrementan más la ansiedad. Una forma de evitar la hiperventilación es mediante la respiración diafragmática, o mediante el truco de respirar en una bolsa de cartón o plástico para minimizar la cantidad de oxígeno que respiramos.

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Una vez que la persona está familiarizada con estos síntomas aprende que no son peligrosos y no requieren (en la mayoría de casos) atención médica ya que al cabo de algunos minutos (muy variables entre diferentes personas y situaciones) acaban por desaparecer. Pero las primeras veces que aparece la crisis de ansiedad es casi inevitable acabar en el hospital por miedo y desconocimiento.

De todas formas, en aquellas personas de edad avanzada o con antecedentes de problemas cardíacos, es recomendable acudir al hospital en estas ocasiones para descartar complicaciones.

¿Cuáles son los tratamientos para los trastornos de ansiedad?

En función del trastorno específico de ansiedad el tratamiento será diferente, no obstante, hay algunos puntos en común:

La ansiedad tiene diversos niveles: físico, cognitivo (pensamientos) y motor (acciones, conductas). El tratamiento hace frente a las manifestaciones de la ansiedad en cada uno de estos niveles. Por ejemplo, para controlar las manifestaciones físicas, se enseña al paciente técnicas de respiración diafragmática, de relajación, etc.

Para luchar contra los pensamientos negativos que están detrás del inicio y mantenimiento de la ansiedad, se analizan éstos en busca de patrones desadaptativos, se emplean técnicas de racionalización, de distracción, etc.

A nivel motor se trabajan conductas concretas (como la huida o el escape) que pueden estar manteniendo la ansiedad e impidiendo la recuperación.

Además de todo esto, también se suelen trabajar técnicas como la solución de problemas, el entrenamiento en habilidades sociales, mejora de la autoestima, etc. ya que son recursos que van a ayudar a la persona a enfrentarse a la ansiedad en un futuro de manera más óptima.

¿Realmente tiene cura la ansiedad, o es un trastorno que acompaña toda la vida a quien lo padece?

La ansiedad es algo normal, y lo normal no tiene cura; si hablamos de los trastornos de ansiedad, por supuesto que tiene cura. Desde hace décadas los psicólogos venimos tratando de forma exitosa la ansiedad con el objetivo no sólo de eliminarla, sino de poder enseñar al paciente qué hacer para evitar que vuelva a aparecer.

Algunos psicofármacos como el diacepam, el trankimazín, etc. son utilizados con frecuencia para tratar los trastornos de ansiedad, pero la investigación ha demostrado que, aunque son efectivos a corto plazo, a largo plazo pierden efectividad (además del riesgo de dependencia que conllevan), siendo muy superiores los resultados de la psicoterapia a largo plazo.

¿La ansiedad es una enfermedad sólo de los países desarrollados?, ¿porqué?

No, la ansiedad es una experiencia universal que está presente en todas las culturas desde prácticamente el inicio de la humanidad. No obstante, la ansiedad patológica sí es algo más reciente y muy vinculado al modo de vida occidental, a la competitividad, vivir contra reloj, etc.

¿Los niños tienen ansiedad?

Lamentablemente, los niños no escapan tampoco de los efectos de la ansiedad aunque su forma de manifestarla puede ser diferente a la de los adultos: pueden tener más quejas físicas (dolores de tripa, de cabeza,…), mostrarse tristes, hiperactivos, despistados, agresivos, etc. El actual modo de vida, en el que en las escuelas se prima la competitividad y el rendimiento, la sobrecarga de actividades para casa, las innumerables actividades extra escolares a las que les someten los pares, etc. favorecen que cada vez más niños conozcan la ansiedad.

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Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.

Imágenes cedidas por Alaina Abplanalp y marsmet481, bajo licencia Creative Commons.

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