vuelta a la rutina

Septiembre como oportunidad: aprovechar la vuelta a la rutina

Ya estamos en Septiembre. O casi. Y no, este año no pienso hablar más del síndrome postvacacional, sino de un enfoque un poco más positivo: cómo lograr que los hábitos familiares se adapten de la mejor manera posible al inicio del curso académico.

vuelta a la rutina

Tras los meses de vacaciones (escolares), sin clases, con playa, piscina, juegos, etc. en ocasiones cuesta volver a la rutina. Es algo normal, ya que hemos creado unos hábitos durante el verano que debemos sustituir por otros con la llegada del periodo escolar. Siempre se acaba produciendo la adaptación a la nueva rutina, pero lo que se busca es que se haga con el menor coste posible para la dinámica familiar.

El primer punto a tener en cuenta es que la vuelta a la rutina siempre debería ser algo progresivo. No podemos esperar que el día antes de empezar las clases haya una rutina y al día siguiente, por arte de magia y sin ningún esfuerzo, todo haya cambiado y sea aceptado sin resistencias. Podemos tomar como referencia el inicio de septiembre para comenzar a hacer una transición progresiva a lo que serán las nuevas rutinas durante el curso que en breve dará comienzo. En función de la edad de los niños se les puede explicar que se están acabando las vacaciones y que poco a poco tienen que cambiar sus hábitos para empezar el curso de la mejor manera posible. Hacerles partícipes en la compra de los libros, material escolar y uniformes, en la primera compra del supermercado tras las vacaciones, en guardar la ropa de playa, etc. les ayudará a hacer esta transición más sencilla.

Es importante tener en cuenta que el inicio de septiembre marca una oportunidad excelente para reflexionar sobre las rutinas y hábitos que se tenían antes del verano, decidir cuáles son los que habría que mantener y cuáles habría que cambiar. Ninguna rutina es perfecta, siempre hay algo que puede mejorar. O quizá algo que funcionaba bien en el pasado, ya no funciona tan bien en el presente. Esto pasa especialmente con bebés y niños pequeños, en los que cada poco tiempo hay que ir revisando y ajustando las rutinas, ya que sus necesidades van cambiando muy rápido. Pues bien, este momento es ideal para que la pareja reflexione al respecto y utilicen esta adaptación como una oportunidad para mejorar las dinámicas familiares. Quizá habría que empezar antes con el baño, o que la cena fuera más tarde, o dejar algo más de tiempo para jugar o para hacer deberes. Esto es algo que deberemos reflexionar primero los padres para después trasladárselo a los hijos.

Respecto a las rutinas y hábitos diarios de los más pequeños, algunas de las áreas sobre las que habrá que reflexionar y adaptar son: hora de acostarse y levantarse, horario de las comidas, responsabilidades en casa, tiempo de TV y videojuegos, etc. Para ello, siempre necesario que los padres también hagamos esta adaptación junto a nuestros hijos, ya que si ellos ven que nosotros seguimos actuando como en vacaciones pero a ellos ya les exigimos cambios, les será más complicado de aceptar.

No sólo hay que pensar qué cambios deben hacer los niños, los hábitos y rutinas de los adultos también cuestan de cambiar y son igualmente susceptibles de mejora: quizá deberíamos ver menos TV e instaurar el hábito de la lectura por la noche, quizá es un buen momento para dejar de utilizar el teléfono en la mesa, poner un horario en el cual no hayan ni móvil, ni tablet, ni TV, mejorar la alimentación, hacer algo de ejercicio, etc. Si los adultos cambiamos y mejoramos nuestros hábitos tras el verano nos será mucho más sencillo lograr que el resto de la familia también lo haga.

Y sobre todo, paciencia. Todos los cambios cuestan de asentarse. Hay que planificar, tener constancia en la aplicación de las nuevas normas y aceptar que el cambio no se producirá de la noche a la mañana.

ACTUALIZACIÓN. De este mismo tema hablo en la edición hoy del periódico Levante, que podéis ver también en la sección de participación en medios.

Licencia Creative Commons Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España. Imagen: Banco de imágenes gratis