Rutina pareja

5 claves para vencer la rutina en la pareja [Vídeo]

Una relación de pareja no puede funcionar por inercia durante mucho tiempo, si no se alimenta se acaba parando, y ese puede ser el principio del fin. No necesariamente del fin como pareja, pero sí del fin de una relación, al menos, satisfactoria.

Cuando estamos solteros y sin más compromisos, todo nuestro tiempo es para nosotros; pero una vez comenzamos a compartir nuestra vida con alguien, y sobretodo cuando decidimos formar una familia, debemos comenzar a repartir ese tiempo en varias áreas. El problema es que ese tiempo es limitado, y en muchas ocasiones, en nuestro afán de ser los mejores padres, los mejores trabajadores, unos buenos amigos de nuestros amigos, etc. acabamos relegando la relación de pareja al último de los lugares. Porque no, simplemente ejerciendo de padres no se ejerce de pareja, son dos roles distintos.

Muchas parejas comienzan a debilitarse llegados a este punto, porque han olvidado seguir cultivando su relación de pareja. Pero eso tarda en notarse, porque al principio de la crianza (los primeros años) todo es tan demandante que ni queda tiempo para cuestionarse qué es los que estamos haciendo. Es en el momento en el que los hijos comienzan a ser un poco menos dependientes y demandantes (alrededor de los 3 años de edad) cuando muchos se dan cuenta del abandono al que han sometido a su relación.

¿Qué podemos hacer? Hoy vamos a ver cinco claves prácticas para poder vencer la rutina en pareja:

Siendo conscientes de todo esto y poniendo en práctica estos trucos prácticos podremos vencer la rutina y dejar de funcionar por inercia.

¿Os interesa este tema? Podéis ver mi artículo Romper la rutina en pareja o 10 hábitos de las parejas felices que escribí hace algún tiempo.

Os invito a que os suscribáis al canal de Píldoras de Psicología en YouTube para enteraros antes que nadie de cada nuevo vídeo, poder dejar comentarios, recomendaciones y compartirlo con vuestros contactos. Si tenéis alguna sugerencia acerca de temas que os gustaría que tratara en el videoblog, podéis escribirme a: pildoras@albertosoler.es/

Licencia Creative Commons Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.

que malo es mi hijo

Qué malo es mi hijo… [Vídeo]

“¡Es que mira que eres mala!”. Esta mañana ha sido la última vez que lo he oído mientras salía del parque con mis hijos. Una madre se dirigía con estas palabras y un tono muy grave a su hija de unos tres años. Creo que era porque la niña no quería volver a casa y prefería seguir jugando en el parque. Niños buenos y niños malos. Lo escuchamos por todos lados. En el cole, en la guarde, en el supermercado, en el parque. Y lo que es peor, en boca de padres, abuelos, tíos, amigos, etc. “Mira qué bueno que es este niño, si es que no dice ni mú”. “Qué malo que es, si es que no para quieto”. “Le han pegado y ni se ha quejado, es que es más bueno que el pan”. “No le gusta nada compartir sus juguetes, ¡qué malo!”. Es algo que nos resulta muy familiar, tanto que todos nos hemos expresado en algún momento en esos términos.

Así empieza mi artículo «Niños buenos y niños malos», con el que comienzo a colaborar en Gestionando Hijos, proyecto del cual he pasado recientemente a formar parte. Os cuento un poco en vídeo de qué va el artículo, y os invito a leerlo completo aquí.

Gestionando Hijos es un proyecto que tiene como objetivo contribuir a colaborar con madres y padres en su labor educativa. «Somos un equipo de personas que quiere dedicar el resto de su vida a mejorar el nivel de la sociedad educativa. Uno de los pilares fundamentales de una buena sociedad educativa son las madres y padres que lideran los hogares y la educación de sus hijos».

 

Licencia Creative Commons Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.

renunciar para ser felices

Renunciar para ser felices

Hoy os traigo un nuevo artículo que he escrito para la sección de Psicología de El País Semanal en el que hablo sobre felicidad y renuncias.

Vivir es decidir. Cada día son cientos las decisiones que tomamos. Desde que abrimos un ojo y apagamos el despertador comienza un proceso de toma de decisiones del que habitualmente no somos conscientes. Piénsalo. ¿Dónde estás ahora mismo?, ¿por qué estás ahí?, ¿por qué estás leyendo esto? Aunque sean muy rápidas y las tomes de manera casi (repito, casi) automática, todo esto han sido decisiones que has tomado. Pero cada decisión que tomamos tiene una cara b: las renuncias. Ahora mismo, leyendo estas líneas, estás renunciando a leer cualquier otra cosa excepto esto (lo cual me halaga, todo hay que decirlo). Pero este es un ejemplo muy sencillo, ya que las consecuencias que va a tener para ti leer esto o cualquier otra cosa probablemente sean muy limitadas.

Aquí os dejo con algunos extractos. El resto, lo podéis leer en El País.

renunciar para ser felices

 

Tendemos a asociar la conquista de ciertas aspiraciones con la felicidad: “Seré feliz cuando cambie de trabajo”, o “cuando consiga una pareja, o “si logro el divorcio”, o “cuando compre mi propia casa”. Aunque lo vivimos con naturalidad, cuando alcanzamos alguna de estas ansiadas metas, paradójicamente nos damos cuenta de que la felicidad no ha llegado. Sentimos satisfacción por el logro, sí, pero esta se desvanece con frustrante velocidad.

¿Y si hemos estado equivocados todo este tiempo? ¿Y si la felicidad no reside tanto en lograr ciertas aspiraciones como en sentir satisfacción por lo que ya hemos logrado? El sentirnos felices o desdichados está muy relacionado con la manera en que percibimos nuestra situación actual, esto es, con lo satisfechos que nos sintamos respecto a lo que poseemos en el momento presente. En una sociedad en la que predominan valores como la ambición, la generación de necesidades y un inconformismo patológico, esto es un objetivo muy difícil de lograr.

(Seguir leyendo en El País.)

Licencia Creative Commons Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España. Imagen: Anna Parini para El País Semanal. Todos los derechos reservados.