“¡Es que mira que eres mala!”. Esta mañana ha sido la última vez que lo he oído mientras salía del parque con mis hijos. Una madre se dirigía con estas palabras y un tono muy grave a su hija de unos tres años. Creo que era porque la niña no quería volver a casa y prefería seguir jugando en el parque. Niños buenos y niños malos. Lo escuchamos por todos lados. En el cole, en la guarde, en el supermercado, en el parque. Y lo que es peor, en boca de padres, abuelos, tíos, amigos, etc. “Mira qué bueno que es este niño, si es que no dice ni mú”. “Qué malo que es, si es que no para quieto”. “Le han pegado y ni se ha quejado, es que es más bueno que el pan”. “No le gusta nada compartir sus juguetes, ¡qué malo!”. Es algo que nos resulta muy familiar, tanto que todos nos hemos expresado en algún momento en esos términos.
Así empieza mi artículo «Niños buenos y niños malos», con el que comienzo a colaborar en Gestionando Hijos, proyecto del cual he pasado recientemente a formar parte. Os cuento un poco en vídeo de qué va el artículo, y os invito a leerlo completo aquí.
Gestionando Hijos es un proyecto que tiene como objetivo contribuir a colaborar con madres y padres en su labor educativa. «Somos un equipo de personas que quiere dedicar el resto de su vida a mejorar el nivel de la sociedad educativa. Uno de los pilares fundamentales de una buena sociedad educativa son las madres y padres que lideran los hogares y la educación de sus hijos».
Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.
Me parecen terribles las etiquetas. Y menos con un niño en formación. Si no se separa el comportamiento de un niño de él como persona, se le niega la oportunidad de corregirlo. En fin…penosas las expresiones que uno escucha.
[…] en el que descubrías que empezabas a tener, aunque fuera poco, algo de control sobre tu vida. No tenías por qué aceptar todo lo que se te decía, te podías rebelar, podías hacer oír tu voz y que se cumplieran tus deseos. Pero fuiste […]
[…] ya os he dicho en otras ocasiones, los padres nos caracterizamos por ser un tanto contradictorios, y el tema de la independencia de […]
[…] Nuestro hijo debe tener claro que no aprobamos esa conducta, y nosotros debemos ser capaces de separar la conducta de quien la realiza: pegar a otro niño es una conducta incorrecta, pero no convierte a quien pega en un niño malo (recordad lo que os comenté de las etiquetas en “qué malo es mi hijo”) […]
[…] sus hijos, que sean obedientes. Se considera como una de las principales características de los “niños buenos”, ¿verdad? Hoy os traigo uno de los experimentos más famosos de la historia de la Psicología, […]