Amaxofobia, o fobia a conducir

En ocasiones los psicólogos ponemos nombres extraños para cosas comunes, y uno de esos casos es la amaxofobia, o dicho en un lenguaje comprensible, la fobia a conducir.

Tener fobia a conducir no se limita a tener miedo al coche o ponerse ansioso al volante; esto le ocurre a cerca de uno de cada tres conductores; tener miedo a conducir es algo normal que, mientras que no nos paralice o interfiera de forma significativa en nuestro día a día, no podemos considerar como fobia.

Quien tiene fobia a conducir, tan sólo con pensar en que debe coger el coche y no tiene escapatoria, es probable que sienta cómo su nivel de ansiedad se incrementa hasta niveles muy elevados, hasta el punto de tener que buscar cualquier excusa para evitar exponerse a esa situación. A veces, cuando estas personas deciden enfrentarse a sus miedos y se ponen al volante, sólo lo hacen en determinados itinerarios, sin salir a la carretera, y preferiblemente con una persona de confianza a su lado en quien poder delegar el control del vehículo en caso de ver que la situación les supera.

Amaxofobia, o fobia a conducir

Esta fobia es más frecuente entre mujeres, y puede llegar a afectar a 4 de cada 100 conductores, no habiendo diferencias en cuanto a la edad o el contexto en el que viva la persona. Un dato importante es que esta fobia es mucho más frecuente entre aquellos conductores que, una vez obtenido el carné de conducir, no condujeron hasta pasados varios meses o años. Así, podríamos entender que conducir de forma frecuente tras sacarnos el carné nos protege ante el futuro desarrollo de esta fobia.

No obstante, pese a lo incapacitante que puede llegar a ser, el tratamiento de la amaxofobia suele ser bastante sencillo y da unos resultados muy positivos, haciendo que la persona que la sufre pueda conducir con normalidad, sin experimentar esos niveles de ansiedad tan paralizantes.

El primer paso que se sigue es el de realizar una cuidadosa evaluación que permita descartar que esta fobia se debe a cualquier trastorno psicológico más amplio (como, por ejemplo, una agorafobia). Tras la evaluación, se le explica al paciente qué es lo que le sucede y cómo se va a realizar el tratamiento, y se le entrena en técnicas de relajación y manejo de pensamientos negativos (entre otras técnicas), que le van a permitir enfrentarse a la ansiedad. Una vez el paciente ha aprendido a manejar su ansiedad, se pone en marcha un programa de exposiciones progresivas a la conducción, inicialmente acompañado y más tarde de manera individual. El ritmo de estas exposiciones siempre lo marca el paciente, y el objetivo es que finalice cada una de estas sesiones de exposición sin ansiedad. Conforme avanzan las sesiones, la persona va enfrentándose cada vez a situaciones más complejas de manera exitosa, logrando finalmente una competencia en la conducción equiparable a la del resto de conductores.

A continuación, podéis ver una entrevista que me hicieron el Canal 9 el pasado 7 de Febrero para hablar sobre este tema. La entrevista está ilustrada con algunos casos prácticos de pacientes con esta fobia. En la sección Participación en Medios de la web podéis acceder a éste y otros reportajes de televisión en los que he colaborado.

Espero que os resulte de interés:

Actualización: El 10 de agosto de 2015 me volvió a entrevistar Laura Grande, en esa ocasión en Levante TV para tratar este mismo tema.

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Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.

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