¿Os habéis parado a reflexionar por qué vamos con prisas tantas veces? Hay veces que está justificado en mayor o menor medida, e incluso puede llegar a ser algo adaptativo: si vamos justos de tiempo, hacemos lo posible por avanzar más rápido y así lograr nuestros objetivos, por ejemplo, llegar al trabajo, al colegio, a entregar un trabajo o proyecto, etc. El problema viene cuando, en ausencia de motivos objetivos, seguimos con esa prisa. ¡Y eso nos pasa un montón de veces!
Muchas personas viven en una prisa constante y se acaban pareciendo al conejo de Alicia: siempre tienen prisa. No es que tengan prisa en un momento determinado porque ha sucedido algo que lo justifica. No. Viven con prisa, han convertido las prisas en su modo básico de funcionamiento.
En cierta medida es la sociedad la que nos lleva a comportarnos así. Vivimos en una sociedad que se mueve muy rápido, en la que pensar y ser crítico es incómodo. Bajar la velocidad llega a ser algo revolucionario, porque nos permite mirar a nuestro alrededor y analizar críticamente lo que sucede.
Las prisas al final hacen que nos perdamos lo que tenemos alrededor. No disfrutamos del proceso ni del camino, sino que siempre estamos ansiando llegar, y cuanto antes, mejor. Acabamos creyendo que más rápido es mejor, y nos olvidamos del valor de aquello que no va acelerado: la lentitud, la minuciosidad, nos permite ser más cuidadosos en nuestro trabajo, mejorar nuestra salud, y darnos el contexto necesario para poder reflexionar.
Cuando te descubras de nuevo a ti mismo como al conejo de Alicia, corriendo de un sitio a otro sin tiempo que perder, reflexiona de dónde vienen esas prisas. ¿Están justificadas?, ¿qué te estás perdiendo por ir tan rápido? Al final, como muchas otras cosas, las prisas son cuestión de decisión.
Recordad que ya está a la venta nuestro libro «Hijos y padres felices», en el que tratamos temas que van desde las rabietas hasta el sueño, pasando por la alimentación, lactancia, premios y castigos, límites, apego, colecho, etc. ¡Os gustará!
Y si os preocupa el sueño de los más pequeños, podéis acceder ya al curso que hemos preparado junto a Escuela Bitácoras llamado «El sueño en la infancia». Un curso con cerca de 4 horas de vídeo en alta definición que os ayudará a encontrar el equilibrio entre las necesidades de descanso de adultos y niños, tan necesario para favorecer la armonía familiar. Y en un formato especialmente pensado para madres y padres. ¡No os lo perdáis!
Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.
uy me interesa mucho el tema pero no puedo perder 4 minutos en ver el video, tengo mucha prisa…
Es broma, me ha encantado y quería darte las gracias por estas píldoras
Un abrazo
Jaja! Gracias a ti! 😉
¡Hola Alberto!
Me ha encantado tu vídeo y seguramente escribiré mi opinión ahora mismo en mi blog!! Espero no tardar mucho en escribirlo… jajajaja
¡Nos leemos!
[…] se enfrentan las madres (y no tanto los padres), los sacrificios que deben hacer a nivel laboral, social y de proyecto personal. De los dobles trabajos, uno dentro y otro fuera de casa. Y, […]