La dislexia es un trastorno de la lectoescritura que viene caracterizado por un deterioro en la capacidad para el reconocimiento de palabras, presentándose una lectura lenta, insegura y con una baja comprensión.
Los niños (y adultos) con dislexia presentan una serie de errores en la lectura y escritura característicos, entre los cuales el más frecuente es el de la confusión de ciertas grafías, especialmente las llamadas “en espejo”: b-d, p-q, 2-5, 6-9, etc.
Con el objetivo de ayudar a las personas con dislexia, recientemente se han desarrollado dos tipografías especiales para este público. Una de ellas es “Dyslexie” desarrollada en la Universidad de Twente en los países bajos. A continuación tenemos el vídeo de presentación de sus autores:
Otra tipografía que cumple el mismo objetivo es la “Sarakanda”, diseñada por Alejandro Valdez; ésta tipografía busca específicamente diferenciar aquellas grafías más frecuentemente confundidas por las personas con dislexia.
Merece la pena leer el artículo que el propio Alejandro escribe en su página web describiendo el proceso de creación y objetivos del proyecto.
Vía | Microsiervos
Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.
Para que exista un «deterioro» de una capacidad, esa capacidad se tiene que haber desarrollado y, después, deteriorarse o disminuirse. Las personas a quienes etiquetan de disléxicos tienen una percepción distinta del texto escrito, no estropeada, sino distinta. Tanto las tipografías elaboradas para la dislexia (existen más que las que comentas) como otros parámetros diferentes en el formato del texto les ayudan a percibirlos mejor.
Evidentemente en nuestro sistema educativo, en que la majoría de las inteligencias múltiples pasan por el filtro de la inteligencia lingüística hay que aplicar medidas igualadoras para hacerles llegar los contenidos a través del canal del texto escrito.