Hoy traigo un tema muy desagradable. De estos que te ponen un nudo en la garganta que hace que cueste hasta hablar, pero es necesario hablarlo… El pasado 25 de noviembre fue el día internacional para la eliminación de la violencia contra las mujeres. Aunque haya quien aún se empeñe en decir que la violencia no tiene género, lo cierto es que los datos no dejan de recordarnos lo necesario que sigue siendo este día en el mundo, y también en nuestro país. Para los que piensan que tenemos que irnos a tiempos pasados o a países lejanos para encontrarnos con este problema, vamos a revisar los datos del estudio que ha elaborado el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que parecen sacaos de una película de terror…
Uno de los datos más terribles (aunque por otra parte también obvio) es que hay unas víctimas especialmente vulnerables: los menores son las víctimas de las agresiones o abusos en 7 de cada 10 casos estudiados por la sala de lo penal. Pero es que estos son los casos estudiados, os podéis imaginar que en realidad la proporción puede ser incluso mayor, ya que por su situación de vulnerabilidad también lo tienen más complicado para denunciar y escapar de esta situación.
En estos casos en un 68.4% las víctimas son niñas, mientras que en el caso de adultos la cifra asciende al 97.7% de mujeres. Igual el sexo sí que tiene algo que ver en todo esto… además, otro dato terrible es que en más del 25% de los casos esta violencia se cometió en grupo, es decir, participaron dos o más agresores… Me parece un dato terriblemente escandaloso que en uno de cada cuatro casos se hayan puesto de acuerdo varios tíos para agredir a una mujer, ¿estamos todos locos o qué? Un 25% no tiene nada que ver con casos aislados, algo está pasando y lo estamos consintiendo. Algo que hace pocos años nos parecería impensable supone ya el 25% del las agresiones… me parece que al menos deberíamos reflexionar seriamente sobre esto…
Pero aún hay más datos escalofriantes… en casi la mitad de los casos los supuestos de violencia sexual se habían prolongado en el tiempo. En un tercio de estos casos el problema duró meses, en el 14.3% de casos se prolongó durante un año, en el 12% dos años, en el 10.2% de los casos entre 5 y 6 años y en el 12.2% siete o más años… ¿os podéis imaginar lo que puede suponer para una persona (recordemos, habitualmente niñas) el tener que soportar esta situación durante años? Creo que es fácil entender que estos hechos dejan “muy tocada” a la persona que los sufre…
En el caso de las personas adultas, de 44 víctimas 43 fueron mujeres y, como decíamos, una de cada 4 agresiones fueron cometidas en grupo, con una media de 2.4 agresores por cada ataque.
Si se analizan los datos en función del tipo de delito, para las víctimas adultas lo mas frecuente son las agresiones (60.3% de los casos), seguido por los abusos, en el 11.1% y asesinatos en el 3.2%. Cuando las víctimas son menores el delito principal es el abuso sexual en casi la mitad de los casos (48.8%), de los cuales en el 57.7% de los casos se trató de abusos continuados. En el 28% de los casos fueron agresiones y en menor proporción delitos relacionados con pornografía o prostitución.
Este informe confirma un dato frecuentemente encontrado en otros trabajos: el agresor caso siempre es un hombre, tanto en el caso de víctimas adultas (100%) como en el caso de menores (93.8%), aunque en el caso de menores se han observado algunos casos de mujeres agresoras (1.5%) y mixtas (en el 4.7%). En este punto, aunque parece mentira que haya que seguir aclarándolo, tendremos que recordar la obviedad de que el hecho de que casi el 100% de los agresores sean hombres no quiere decir que todos los hombres seamos agresores, ni agresores en potencia, ni culpables de nada, que ya os veo venir…
Además, otro dato importante a tener en cuenta es que el agresor suele ser una persona conocida por la víctima en el 65.7% de los casos en personas adultas, como en el 75% de casos con víctimas menores, aunque el vinculo con el agresor varia en el caso de menores o adultos. Para las víctimas adultas el agresor suele ser un amigo o conocido en ambientes de ocio (42.8% de los casos), familiares (20%) o conocidos por redes sociales (5.7%), mientras que en el caso de los menores el agresor suele ser parte de la familia (37.7%), les conocen a través de relaciones familiares o de vecindad (31.2%), del ámbito educativo, de ocio o deportes (24.7%) o a través de las redes sociales (7.8%). Cuando el agresor era parte de la familia en más de la mitad de los casos (54.5%) tenían relación biológica con la víctima (eran padres, abuelos, tíos…) y en el 45.5% el agresor era el padre o la pareja de la madre.
En cuanto al lugar de los hechos, lo más frecuente es que se trate del domicilio del agresor (63.3% cuando las víctimas son personas adultas o 83.6% en el caso de menores). Respecto a las consecuencias, las más frecuentes suelen ser las de carácter psicológico, especialmente en el caso de menores probablemente como consecuencia de la prolongación en el tiempo de las situaciones de violencia, las amenazas utilizadas para que no cuenten lo que les está sucediendo y el aislamiento de la víctima.
Si queréis leer con más calma estos datos os dejo el enlace al artículo de Reyes Rincón en El País del que los hemos tomado y ya me decís si pensáis que este día sigue siendo necesario y si pensáis que el género pueda tener que algo que ver con todo esto….
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Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.