(ACTUALIZACIÓN 28/07/2014: Ahora este artículo también está publicado
en El Huffington Post, y puede visitarse aquí.)
Hace algunos días leí un artículo en el Huffington Post que me dejó bastante mal cuerpo. El artículo, titulado «5 razones por las que la crianza moderna está en crisis» está escrito por Emma Jenner, una niñera (a lo Supernanny) con al menos 20 años de experiencia según ella misma afirma. No obstante, pese a describirse como «especialista en desarrollo y conducta infantil», en ningún lugar de su propia web menciona ser psicóloga, pedagoga o tener algún tipo de formación universitaria en estas áreas. En su artículo defiende una visión de la crianza y la educación prácticamente opuesta a la que tengo, por lo que voy a tratar de responder punto a punto a algunas de sus afirmaciones.
Al inicio de su artículo, afirma que la crianza moderna está en crisis. Inicialmente puedo estar de acuerdo con ella pero rápidamente me doy cuenta de que hablamos de cosas diferentes. Cuando pienso en la crisis de la crianza pienso en las políticas de conciliación; pienso en los recursos que dedica el estado al fomento de la natalidad; pienso en el retraso en la maternidad; pienso en esos padres que deben trabajar de 08:00 a 20:00 para sacar a su familia adelante mientras su hijo pasa de la escuela a las extraescolares para luego acabar con sus abuelos antes de ver diez minutos a sus padres antes de dormir. Para mí esto es la actual crisis de la crianza: cuando la sociedad impide el desarrollo normal de la misma. Pero la autora de este artículo tiene una idea bastante distinta a la mía.
Muchos de los padres que acuden a consulta por temas relacionados con la crianza y educación de sus hijos, tras meses o años de problemas, han acabado convirtiendo su casa en un campo de batalla. De algún modo han acabado creyendo que hay que oponerse sistemáticamente a cualquier deseo o preferencia del niño, los cuales interpretan como una forma de imposición, frente a la cual no se debe perder la batalla. Acaban desarrollando un pulso constante contra su hijo que deteriora de una forma muy importante el clima familiar, la relación de pareja y les impide disfrutar de su etapa de crianza. En muchas ocasiones se acaba en este punto por ideas preconcebidas muy erróneas que son las que defiende este artículo.
A los hijos hay que educarlos de un modo respetuoso, ya que el respeto con el que los tratemos desde el nacimiento modelará su respeto futuro hacia los demás. Hay que respetar su individualidad, sus deseos y preferencias, todo ello teniendo en cuenta su momento del desarrollo y enseñándole a vivir en el mundo.
Pero pasemos ya a a ver qué dice este artículo. En el primer punto, la autora afirma que «tenemos miedo a nuestros hijos» y lo ejemplifica del siguiente modo:
Suelo hacer una prueba por las mañanas en la que observo cómo un padre da el desayuno a su hijo. Si el niño dice: «¡Quiero la taza rosa, no la azul!» aunque la madre ya haya echado la leche en la azul, trato de observar con cuidado la reacción de la mamá. La mayoría de las veces, se pone pálida y vierte el contenido en la taza que el niño prefiere antes de que le dé un berrinche. ¡Error! ¿De qué tenéis miedo? ¿Quién manda de los dos? Deja que llore si quiere, y vete de ahí para no escuchar el llanto. Pero, por favor, no trabajes de más sólo para agradar al niño. Y, lo más importante, piensa en la lección que le estás enseñando si le das todo lo que quiere sólo por ponerse a llorar.
¿En verdad cree la autora que cambiar de taza es un error?, ¿respetar los derechos y preferencias de un niño es un error? Aquí vemos como la autora tiene un enfoque de la crianza basado en la guerra. Interpreta que el deseo o preferencia del niño es un desafío a la autoridad paterna. «No trabajes de más sólo para agradar al niño» afirma. A mí me gusta más interpretar esta situación como que el niño está aprendiendo a expresar sus deseos, que identifica sus necesidades y las comunica al mundo. Es una oportunidad magnífica para aprender del niño y, siempre que sea posible, ofrecerle la taza que prefiere. ¿Por qué no?, ¿cuál es esa consecuencia tan catastrófica que tiene respetar ese deseo? Parece que decir algo como «Cariño, voy a servir el desayuno, ¿qué taza quieres hoy? sea una cesión inconcebible. Además, incluso podríamos utilizar esta situación como una experiencia de aprendizaje para nuestros hijos: «De acuerdo, cambiaré la taza si la otra te gusta más, pero de aquí en adelante avísame antes de servir el desayuno». De este modo estamos enseñando al niño que su opinión es importante, que sus preferencias lo son. Otra opción más en función de la edad del niño sería: «Claro, podemos cambiar de taza pero tendrás que limpiar tú la otra» y permitir que el niño sea quien decida la opción que más le interesa. De cualquiera de estas formas favorecemos que desarrolle un locus de control interno y que, en un futuro, sienta que decisiones importantes respecto a su vida dependen de él: su trabajo, su pareja, su lugar de residencia, etc.
Luego la autora dice que «hemos bajado el listón» respecto a las exigencias que hacemos en cuanto a la educación de los niños. Dice que:
¿Crees que un niño no puede quedarse sentado durante la cena en un restaurante? Nada de eso. ¿Crees que un niño no es capaz de quitar la mesa sin que se lo pidan? De nuevo, no es así. La única razón por la que no se portan bien es porque no les has mostrado cómo hacerlo y porque no esperas que lo hagan. Así de simple. Pon el listón más alto y tu hijo sabrá cómo comportarse.
Me gustaría saber qué entiende la autora por «niño». ¿Habla de un niño de 2 años, de 8 o de 10? Porque, evidentemente, lo que podemos exigir a un niño está en función del momento del desarrollo en el que se encuentre. También me gustaría saber qué es lo que la autora considera como «portarse bien». Según el contexto social en el que nos encontremos, «portarse bien» tendrá unos atributos u otros. Pero en lo que no duda la autora es en culpabilizar a unos excesivamente permisivos padres que no han sabido imponerse y han perdido la batalla frente a sus hijos. Una pena.
Cuando habla de subir el listón a los niños, no puedo evitar pensar en el siguiente vídeo:
http://youtu.be/gSedE5sU3uc?t=17s
Aquí podemos ver a niños norcoreanos realizando unas interpretaciones a la guitarra verdaderamente fuera de lo común. Cualquiera podría pensar que si estos niños del régimen de Kim Jong-un pueden realizar estas interpretaciones, cualquier niño puede. El problema será de sus padres que no son lo suficientemente estrictos como para inculcarles esa disciplina. Por mi lado, se me ponen los pelos de punta al pensar el régimen de entrenamiento al que deben haber sido sometidos para tocar así, cuando muchos de ellos apenas han empezado a andar sin tambalearse.
De ahí, la autora pasa al tan manido tema de la resistencia a la frustración. Afirma:
Los niños también tienen que aprender a ser pacientes. Tienen que aprender a distraerse ellos solos. Tienen que aprender que no toda la comida va a estar siempre caliente y lista en menos de tres minutos y, si es posible, también tienen que aprender a ayudar en la cocina. Los bebés tienen que aprender a tranquilizarse solos; no hay que sentarlos en una silla vibradora cada vez que se pongan quisquillosos. Los niños tienen que aprender a levantarse cuando se caen, en vez de subir los brazos para que mamá y papá les cojan. Enseña a los niños que los atajos pueden servir de ayuda, pero que resulta muy satisfactorio hacer las cosas por la vía lenta.
Nuevamente falla al no decir qué considera por «niños». Insisto, las diferencias de edad son tremendamente importantes cuando hablamos de estos temas. Dice que los niños tienen que aprender a distraerse solos, que la comida no siempre va a estar «ya», a ayudar en la cocina, etc. Estoy muy de acuerdo, de hecho todos los niños lo aprenden en un momento u otro, pero para ser honesta, la autora debería decirnos si se refiere a niños de 2 años, de 6 o de 10. Porque la cosa cambia mucho.
Luego pasa a un terreno un poco más fangoso. Dice que los bebés tienen que aprender a tranquilizarse solos. Algo muy en la línea de los planteamientos de Estivill. La autora parece desconocer los efectos que a largo plazo puede tener una exposición temprana en un cerebro en desarrollo a elevados niveles de cortisol (hormona que se segrega en situaciones de estrés). Por otro lado, no conozco ningún niño que no haya aprendido a levantarse después de una caída porque sus padres le hayan cogido en brazos. La calle tampoco está llena de adultos varados en la acera porque sus padres no les enseñaron a levantarse de pequeños. Honestamente, el lenguaje que emplea parece más propio de un campamento militar que de una experta en la infancia.
El artículo se vuelve más delirante si cabe cuando habla de aquellos padres que ponen las necesidades de los hijos por encima de las suyas. Faltaría más. Desde el momento en el que se toma la decisión de ser padre por supuesto debe ser así. Una pareja no puede esperar que su vida siga siendo igual tras el nacimiento de su hijo. Deben comprender (y la mayoría gustosos aceptan) que su vida cambia, su ocio ya no es el mismo, y las actividades que antes hacían pasan temporalmente a un segundo plano. Pensar en lo contrario asusta.
Más adelante afirma:
Cada vez con más frecuencia veo a mamás que se levantan de la cama cada dos por tres para satisfacer los caprichos del niño. O a papás que lo dejan todo y se recorren el zoo de punta a punta y a toda prisa para comprarle a la niña una bebida porque tiene sed. No pasa nada por no levantarte en mitad de la noche para darle otro vaso de agua a tu hijo. No pasa nada si el papá del zoo dice: «Claro que vas a beber agua, pero vamos a tener que esperar hasta llegar a la próxima fuente».
Al hablar del zoo la autora podría haber elegido muchos ejemplos; podría haber pensado en golosinas, en un pastel o en un juguete. Pero no, la autora toma por ejemplo una necesidad básica que es el agua. En países como el nuestro en el que cada verano el Ministerio de Sanidad recuerda la importancia de prevenir los golpes de calor, en especial en población sensible (niños, embarazadas y ancianos), resulta una vergonzosa imprudencia siquiera sugerir el demorar la atención de tal necesidad. Da la impresión que es más importante demostrar a ese niño quién es el que manda, por encima de cubrir sus necesidades básicas. Vergonzoso. Imprudente. Y, sobretodo, poco respetuoso.
Cuando la autora dice que «si no empezamos a corregir, y pronto, estos cinco errores graves, los niños que estamos criando crecerán y se convertirán en adultos arrogantes, egoístas, impacientes y maleducados» no aporta ninguna fuente ni ningún estudio prospectivo o de cohortes en el cual se concluya lo que ella afirma. Por mi lado, puedo citar algunos estudios como, por ejemplo, éste de Girón (2003) en el que encuentran una asociación entre el estilo de apego inseguro y ciertas conductas de riesgo para la salud, como el uso de sustancias y la falta de compromiso con cualquier tipo de tratamiento. O, por ejemplo, este de Siegel (2001) en el que se encuentra que los individuos que han desarrollado un estilo de apego seguro, tienen una percepción más positiva de sí mismos, más seguridad y la capacidad para enfrentar los problemas con una estructura más organizada.
Por tanto, pido por favor a todos los padres y cuidadores del mundo que exijan más a los niños. Que esperen más de ellos. Que les hagan partícipes de sus luchas. Que les den menos. Que les pongan rectos y que, juntos, les preparemos para que tengan éxito en el mundo real, y no en el mundo protegido que hemos creado para ellos.
Si me lo permitís, a mí también me gustaría hacer un lacrimógeno llamamiento final a los padres: pido por favor a todos los padres y cuidadores que respeten más a los niños. Que esperen mucho de ellos y les ayuden a conseguir sus objetivos de acuerdo a sus capacidades y momento evolutivo. Que estén a su lado. Que les den todo lo que sean capaces de darles. Que les enseñen a respetarse a sí mismos y a los demás y, de este modo, tendrán éxito en el mundo real, y no en un mundo de constante batalla contra ellos como hemos creado.
Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.
Hola Alberto,
he leido alguno de tus articulos referidos al tema de la crianza y no sabes cuanto me alegra tu forma de pensar porque estoy totalmente de acuerdo en todo lo que dices.
No soy psicologa, ni profesora…. solo soy una madre de un niño de 16 meses cuya misión principal ahora mismo en mi vida es darle a mi hijo el mejor regalo que puedo ofrecerle: ayudarlo a ser una gran persona . Intento criar a mi hijo con ‘la llamada’ inteligencia emocional, y espero no estar equivocada, pero aunque parezca mentira, tan pequeñito creo que ya empieza a dar sus frutos: en el comienzo de cada rabieta empieza la ‘operación mama’ (negociación, acuerdos…. mi niño lo entiende todo, y si no, pasamos a la fase divertida, ataque de cosquillas o caras feas, jejeje, mi marido lo hace conmigo cuando me enfado y funciona, ¿por que no iba a funcionar con un niño? es maravilloso ver como tu hijo evoluciona y lo hace felizmente , y me mira con unos ojitos de enamorado, me abraza fuertemente…. ójala pueda decir esto dentro de 10 años, ¿y no es esto mejor que convertir la crianza en una batalla? de verdad que no lo entiendo.No se debe confundir ,yo no creo que sea permisiva, tambien pongo limites, pero como he comentado antes, se deben hablar las cosas y llegar a acuerdos, mi hijo no es mi enemigo, y quien lo vea asi, creo que está perdido. Pienso que ser excesivamente extricto, sin hablar las cosas y ‘esto se hace asi porque lo digo yo’, puede volverse en su contra , y ser demasiado permisivo no haciendo caso a los hijos es igualmente malo.
En definitiva, creo que he elegido el camino correcto y estoy orgullosa de eso, y me alegra ver que hay mas gente que piensa como yo,queria agradecerte Alberto la publicación de tus artículos referidos a la crianza, y decirte que tus hijos tienen mucha suerte de tener un papa como tú, me encanto el artículo de ‘esa lo que quiere son brazos’.
Un gran saludo,
Noelia
Muchísimas gracias por tu comentario Noelia, comentarios como el tuyo son los que hacen que me guste tanto escribir sobre estos temas. Me alegra que te hayan gustado estos artículos y que te hayan sido útiles. ¡Un saludo!
me ha encantado el articulo
Me alegro mucho Marionai, ¡muchas gracias!
Querido Alberto:
He leido ambos articulos. Soy maestro, y he querido entender a Emma Jensen desde el punto de vista de aquellos padres que, queriendo dar todo lo que pueden a sus hijos, como bien opinas tu, convierten a sus hijos en dictadores los cuales exigen todo lo que se les antoja, y no hacerlo supone un enfrentamiento con ellos. En toda familia hay adultos y menores, y es funcion de los primeros introducir a los segundos en el mundo de la mejor manera posible. Respetando su caracter y personalidad, pero tambien haciendoles entender las normas basicas de funcionamiento de este mundo. Creo que el punto correcto de equilibrio esta entre ambos articulos, ya que creo que no hablais de las mismas situaciones. Soy maestro y puedo comprobar dia a dia las diferencias. Los padres no deben ser esclavos de sus hijos, ni los hijos ser sometidos por sus padres. Pero si es cierto que en los ultimos tiempos hay muchos progenitores confundidos y estresados cuando las cosas no funcionan bien. No saben si darles todo o no darles nada. Cada caso es unico y hay que adaptarse a el, medidas diferentes para mantener las relaciones progenitores/hij@s en un ambiente de respeto, crecimiento intelectual y social sano y estabilidad emocional.
Muchas gracias por tu comentario, Anónimo. Estoy en gran parte de acuerdo contigo. Hay que enseñar a los niños cómo funciona este mundo, de hecho creo que esa es la principal meta de la educación y la crianza: preparar a los niños para que sean adultos competentes. Quizá un problema importante es al que haces referencia: «no saben si darles todo o no darles nada» En ocasiones vamos muy perdidos, nos movemos en extremos, y nos iría mucho mejor si nos adaptáramos a cada caso único en vez de ser dogmáticos. Si partimos del principio básico de inculcar respeto y mostrar ese respeto considero que tal tarea debería sernos mucho más sencilla. De nuevo muchas gracias por tu comentario. ¡Un saludo!
Por cierto Alberto, no se si has escrito algun libro, si no, te animo a que lo hagas,seguro que tiene exito,yo lo compraria.Se nota cuando una persona tiene vocacion x su trabajo y ten por seguro que si alguna vez necesitara un psicologo acudiria a ti.
Muchas gracias. ¡No descarto la idea! 😉
Estimado Alberto, al igual que tú soy psicólogo y psicoterapeuta con varios años de experiencia clínica en el cuerpo. Me temo que como profesionales del área, muchas veces nos volvemos soberbios. Aplicamos la estrategia de lanzar en la cara de los padres, profesores y cuidadores, la autoridad del título académico y la experticia laboral, negándonos a escuchar y aprender de sus experiencias. Creo que Emma Jenner tiene mucha razón en lo que denuncia y podríamos intentar comprender el contexto desde el que escribe. En nuestra cultura occidental moderna se ha propiciado un importante desequilibrio entre los derechos y los deberes, subrayando los primeros y debilitando los segundos. Este hecho, ampliamente constatado por la Psicología Social, ha ido de la mano con una fuerte expansión del individualismo como meta-valor, al tiempo que se exacerba la impulsividad y desregulación afectiva. A los niños y adolescentes les resulta cada vez más difícil posponer la satisfacción de sus deseos, tener en consideración al otro, desarrollar empatía y valorar la noción de responsabilidad personal y social. Nuestro ethos cultural tiende a promover un cierto narcisismo hedonista con el que los padres y cuidadores tienen que lidiar día a día, sin que nadie los apoye de manera efectiva.
Tienes razón cuando apuntas a la importancia de criar con respeto. Estoy seguro de que la disciplina también es parte de ello, porque el respeto siempre se establece en una relación recíproca y nunca es unidireccional. Los niños vuelan alto cuando les son otorgadas las dos alas del amor y del rigor. Como señaló otra columnista en el Huffington Post a manera de filosofía para la crianza: «Prepara a tu hijo para el camino, no el camino para tu hijo». No porque estas mujeres carezcan de un título en Psicología debemos descartar sus aprendizajes personales al respecto. Aprendo tanto de mis pacientes como ellos de mi. Le daría otra vuelta a lo que plantea Emma Jenner, porque dudo mucho que su visión y consejo se acerque remotamente a criar niños bajo un esquema de dictadura al estilo de Corea del Norte. Me parece una comparación desmedida e injusta. Los psicólogos clínicos no somos dioses ni lo sabemos todo. Podemos aprender mucho del sentido común y de la experiencia cotidiana de los padres, profesores, asistentes sociales, parvularias, cuidadores, etcétera.
Es muy positivo que apuntes la relevancia de considerar la etapa evolutiva de cada niño, porque los distintos estadios del desarrollo infantil propenden hacia metas particulares que no debemos olvidar. Sería absurdo exigirle a un niño de 3 años que se comporte como uno de 10. Hay aquí una deficiencia en lo publicado por Jenner que has sabido corregir. No obstante aún creo que ella desvela un gran punto ciego que alguna vez fue parte del conocimiento parental, una sabiduría colectiva que hemos perdido u olvidado. No está demás el volver a considerarla. Un gran saludo.
Hola Pablo, gracias por tu comentario. No era mi intención ser soberbio, quizá mi lenguaje más directo o coloquial te haya dado esa impresión. Pese a que enfocamos el tema desde ópticas muy diferentes (y discrepamos en varios puntos) me alegra que en otros estemos de acuerdo. ¡Un saludo! 😉
Hola Pablo Ianiszewski, me alegra leer tu comentario al artículo del autor, mientras leía lo escrito por la autora a quien critica Alberto Soler Sarrió, de manera exagerada según yo, me pareció muy oportuno su contribución a la formación de los niños, ella no es psicóloga, cierto, pero habla por la experiencia de la vida que no se consigue acumulando títulos como tu lo confirmas con tus palabras. Sobre la no mención de la edad, puede ser una imprecisión, pero creo que el lector común puede discernir que aplicar a un niño de 3 y de 10 años.
Los estudios son importantes, pero todo lo que estudiaron y ahora es regla se baso en la «experiencia de años» como tiene la autora.
Y por si me critica Alberto Soler diciendo que no sabe si estudie o no, me daría un poco de pena comprobar como está la sociedad actualmente, se valora más los títulos que los conocimientos, la experiencia de la vida. No creo que sea importante poner que estudie yo en la universidad, en que hice la especialidad, que maestría estoy haciendo. Pido un poco mas de sencillez, humildad. Si Alberto Soler quería aportar es muy buena idea, pero que no intente sobresalir machacando a otros.
Gracias nuevamente, me ahorraste el trabajo de escribirle al autor, y lo hiciste muy bien, mucho mejor de lo que lo hubiera hecho al no ser mi área. Saludos.
Excelente aporte el suyo Pablo.
Me ha encantado tu reflexión Pablo. La mayoría de las veces se trata más de un balance y no de irnos a los extremos.
Estoy totalmente de acuerdo….muchas veces más que la teoría, que como sabemos puede enfocarse de la manera que más nos convenga, lo que debe tenerse en cuenta es el sentido común. Que, realmente, es lo que falta en la mayoría de situaciones educativas extremas.
Un saludo y felicidades por este comentario tan acertado
totalmente de acuerdo Pablo, muy acertados tus comentarios..
Buenas noches Alberto acabo de leer tu entrada y la comparto, casualmente hoy tras ser publicado lo de la niñera en un grupo de madres de mi barrio en el Facebook y la trataban de Valiente por hablar, leí el artículo que hacía días veía corretear por face pero no había leído.
Me molestó tanto leerlo que en la tarde escribí sobre ello en mi blog que te paso para que me conozcas, los dos hablamos de lo mismo pero con distintas palabras, hemos coincidido en el tema por lo que veo que levanta ampollas leer este tipo de lecturas que tiene mucho público que aplaude para poder seguir criando desde esa visión autoritaria.
Intentaré seguirte y leer tus anteriores escritos, un placer conocerte.
http://miscorazoncicos.blogspot.com.es/2014/07/esta-en-crisis-la-crianza-moderna-pues.html
Gracias por tu comentario Alicia. Sí, parece que hemos coincidido bastante en nuestra visión del tema. Con palabras distintas pero una visión muy similar. ¡Nos seguimos! 🙂
Gracias Alberto si he compartido tu enlace para que vean que somos muchos los psicólogos que no nos gusta que se escriba así acerca de cómo se debe criar.
Hola
Me ha encantado tu articulo. Soy madre de una hermosa y alegre bebe de 20 meses, y debo confesar, con muchisima pena por cierto, que antes de pensar siquiera en ser madre veia el programa de la «super niñera» y de verdad me creia todo lo que esta «profesional» dice.
No fue sino hasta cuando tuve el privilegio de ser madre que pude darme cuenta de cuanto daño hace esta persona a las familias, no solo a los niños.
No concibo la idea de ver a mi hija como mi enemigo, como si su unica meta fuera fastidiarme la vida.
He dejado de escuchar al entorno, y me he propuesto escuchar a mis instintos y a mi corazon, y que sorpresa me lleve al darme cuenta que estaba por el buen camino.
Hola Liz, ¡muchas gracias por tu comentario! Muchas de las cosas que se muestran en Supernanny son correctas (al menos la psicóloga que lo hace en España tiene buen criterio en bastantes ocasiones), la cuestión es que es muy importante ponerse en el lugar del niño y respetarlo, comprender su punto de vista, sus necesidades, etc. Hay técnicas de las que se muestran en el programa (como el refuerzo, la economía de fichas, etc.) que son muy correctas, mientras que hay otras con las que no estoy tan de acuerdo ya que, aunque funcionen, pienso que son poco respetuosas con los pequeños. ¡Un saludo!
Hola, he leido tambien los dos articulos y tambiensoy catedratica en un auniversidad privada en la ciudad de Puebla en Mexico, tengo 15 años dando clase a ese nivel y me doy cuenta que los jovenes cada dia son mas groseros y mal educados, irrespetuosos con la gente mayor, pienso que el que los padres estemos tanto tiempo fuera de casa tiene mucho que ver, asi que pienso que si la crianza de los hijos está en crisis y algo tenemos que hacer. Por mi parte ahora estoy criando a los hijos de mi esposo y me ha costado mucho trabajopues no se como mediar la balanza.
Gracias por tu comentario Teresa. El contexto cultural es muy importante y, sin duda, que cada vez pasemos más tiempo fuera de casa y releguemos la educación y crianza a terceras personas (guarderías, abuelos, niñeras, etc.) tienen una parte de responsabilidad es esa llamada «crisis de la crianza». ¡Un saludo!
Opino que el matar problema está en el abandono de los niños en guarderías con tres meses como ocurre en España, y luego nos quejamos cuando son mayores.
Hola Alberto,
Soy profesora desde hace casi 10 años. A la semana llevo 5 grupos de 25 niños. He tratado todas las edades.
Tengo que decir que no estoy de acuerdo. Tu método de crianza con niños tranquilos puede ser maravilloso, aunque me faltaría la parte en la que el niño aprende a que no se puede tener todo lo que se quiere. Que en la vida hay que aceptar las decepciones.
veo muchas lagunas en tu método, cuando me llegan los niños a clase con 4 años y se ponen histéricos porque les reprende, y claro son 25, no te puedes sentar uno a uno a dialogar porque el resto se revolucionan…
te invito a que te metas en una clase de infantil y si encuentras que tu método funciona me encantaría probarlo.
Hola Elena, muchas gracias por tu aportación.
Es normal que encuentres «muchas lagunas», ya que con este artículo NO pretendo describir ningún método de crianza, y mucho menos crear el mío propio 😉 . Es una simple reflexión sobre un artículo acerca de la educación y la crianza en el cual pretendo dar una visión diferente de la misma. No obstante, mi visión sí que se puede enraizar dentro de lo que se conoce como la crianza con apego, que está basada en los estudios acerca de Teoría del Apego iniciados por psiquiatra John Bowlby. Tienes mucha razón en que el contexto del aula es muy complicado, yo mismo he llevado durante años grupos de más de 10 niños con TDAH y diversas dificultades de aprendizaje o trastornos del desarrollo y soy plenamente consciente de las dificultades que ello entraña. No obstante, al escribir el artículo no me estaba refiriendo al contexto de aula ni a la relación profesor-alumno, sino al contexto doméstico y las relaciones dentro de la familia. De hecho, si te fijas, el único punto que no he comentado del artículo original es el que se refiere precisamente a la escuela, ya que considero que es un contexto diferente.
Si hablamos de la crianza con apego, ésta no está limitada a «niños tranquilos». Insisto en que es más bien una filosofía de crianza basada en el respeto al niño y no en un pulso o batalla constante. El objetivo es lograr un apego seguro por parte del niño, el cua es precursor del desarrollo de una personalidad segura e independiente, un buen comportamiento, independencia, y relaciones buenas y sanas. Este tipo de crianza tendrá efectos positivos durante toda la niñez, adolescencia y adultez. Por supuesto que esto no implica que no haya que imponer límites a los niños. Para saber más sobre mi visión de la crianza y la teoría del apego te invito a que leas otro artículo que publiqué hace algunas semanas: https://www.albertosoler.es/esa-lo-que-quiere-son-brazos/
Un saludo y gracias de nuevo por tu aportación Elena. 🙂
Un lujo encontrar tu artículo! Vamos por el mismo camino. Gracias por tus palabras y por compartir con tanta seriedad tu visión.
Les dejo a quienes gusten mi página de Facebook donde trato temas relacionados a la crianza respetuosa. https://www.facebook.com/pages/Criando-Pensamientos/328289854000173?ref_type=bookmark
Gracias a ti Noelia. ¡Un saludo!
El problema de los niños de hoy en día no es la falta de autoridad en el hogar. El problema es que pasaron horas en la cunita, en lugar de los brazos de sus padres, que se les obligó a dormir solos cuando todo su organismo necesitaba la piel cálida de sus padres en la oscuridad de la noche, que se les envió a la guardería con meses de edad, y de ahí pasaron el resto de su desarrollo en instituciones, en lugar de con sus padres. El problema es que cuando empezaron a llevarse cosas a la boca para explorar el mundo (mostrando iniciativa y curiosidad) se les quitaron de las manos, se les alimentó a horas fijas sin tener en cuenta si tenían hambre o estaban saciados (y así aprendieron que sus sensaciones no son información útil), cuando lloraron por hacerse daño, se les dijo que no era nada, cuando corrieron o treparon se le prohibió porque podían caerse (y así aprendieron que eran torpes), los padres no sólo estaban ausentes trabajando, es que en casa se hacían sustituir por la tele, los videojuegos, los peluches, los chupetes, los biberones o las chuches. En resumen: en nuestra cultura se obvian las necesidades biológicas de nuestras criaturas, en beneficio del sistema productivo; y eso tiene consecuencias. Los niños llegan rebeldes a las aulas, no por falta de autoridad, sino porque han tenido y tienen carencias básicas. Su rebeldía es lógica. Ellos tienen razón. Los adultos estamos equivocados. La autoridad es la única solución que se nos ocurre tras haber hecho las cosas mal. Una solución Patriarcal, la misma que se aplicó durante 10.000 años a las mujeres: que sepan quién manda en casa. Las relaciones familiares, como las de pareja, se consideran relaciones de poder. El Homo Sapiens es una especie que no nace preparada para ser sometida; hacerlo les destruye como personas, y es lo que les convierte, parafraseando a Emma Jenner, en “adultos arrogantes, egoístas, impacientes y maleducados”.
Antonio excelente tu reflexión!!!! Me la guardo para compartirla en algún momento, si me dejas 🙂
Por supuesto, Noé, encantado.
Buen aporte Antonio, ¡gracias!
Excelente, mucha verdad en tus palabras.
Hola Antonio, a mi tambien me ha encantado tu reflexion, estoy criando a mi hijo con apego e inteligencia emocional y es la mejor decision que he podido tomar.Permiteme que comparta, me gustaria tambien imprimir el articulo y algunas opiniones para q mi matrona los lea en la preparacion al parto,siempre nos leia algun articulo y este seguro que le gusta.
Estaré encantado Noelia. ¡Un saludo!
Bueno, quizás el artículo de la «supernanny» sea algo agresivo en sus formas pero yo recuerdo mi niñez y desde luego que he llorado por conseguir cosas pero mis padres, que me han querido mucho no sucumbían ante éstas coacciones infantiles. Mis hermanos y yo tuvimos clarito lo que se podía y no se podía hacer. No se nos ocurría abrir la boca delante de adultos y muchísimo menos para cuestionar a éstos. Lo de entrar a una casa extraña y empezar a toquetearlo todo como si nos perteneciera ya ni te cuento… Quietecitos y callados hasta que nos metían en la habitación de jugar. En fin, no puedo estar de acuerdo con Ud. sino más al contrario con la nombrada supernanny. Que tenga suerte con su sistema.
José me parece triste que un adulto tenga tan internalizado el autoritarismo que defienda un sistema de sumisión y adultocentrismo. A mí me sucede lo contrario, recuerdo los errores de mi niñez y me rebelo contra ellos. Los niños «quietecitos y callados» me parecen algo terrible. Si queremos crecer como sociedad debemos revisar lo que hemos hecho mal. ¿O acaso Usted cree que estamos bien como sociedad?
Qué horror, ¿No?
Está claro que tenemos visiones muy distintas sobre la educación y la crianza. Estás asumiendo que los niños que crecen educados en el respeto y criados en base al apego no conocen límites, son maleducados, invasivos y poco respetuosos con los demás, pero creo que esas asunciones son incorrectas. Al menos, las investigaciones que se han hecho al respecto (por ejemplo, las que cito en mi artículo u otras que podrás encontrar con facilidad) no soportan esta visión. No obstante, gracias por tu aporte. ¡Un saludo!
Yo le contestaría algo más, dice que conseguiremos adultos arrogantes, egoístas, impacientes y maleducados . Yo le contestaría que con su idea de educar conseguiremos adolescentes que obedecen ciegamente pero ya no a sus padres como de pequeños sino a sus malas amistades y adultos que se dejan explotar por sus jefes, machacar por sus políticos etc y que habrán aprendido «muy bien» que deben obedecer ciegamente y dejarse pisotear.
Estoy de acuerdo contigo Joana, en ocasiones es necesario que los niños aprendan a llevar la contraria, a defender sus puntos de vista y no acatar de modo ciego lo que se les impone. ¡Buen aporte! 😉
Sr. Alberto es para mi un placer a ver leido su articulo coincido con usted en todo y creo que la crianza con dureza o con imposcion es una mala eleccion para cualquier niño en cualquier circunstancia vivimos en un mundo si amor y sin valores recordando que el sentimiento mas hermoso es el amor coincido totalmente con el respeto finalmente amar es respetar.
¡Gracias por tu comentario Verenice!
De verdad tienes alguna razon en ciertos aspectos pero la realidad es distinta tengo un sobrino q todo le dan y verdaderamente es el el que siempre domina la situacion y de verdad q ocaciona q el niño no sea independiente ya tiene 6 años y todavia tienen q darle de comer y hasta dormir con el para q no haga su berrinche aparte de todo esto no muestra ningun respeto y sus padres solo terminan diciendo ‘es solo un niño ‘ la crianza de antes era distinta tanto en la casa como en los colegios aprender las cosas basicas de saludar agradecer y pedir por favor son cosas q poco a poco se van perdiendo
Creo que ambos articulos mas que se opuestos se comolementan, nadie tiene la verdad absoluta en la crianza de sus hijos, lo que verdaderamente me llama la atencion es la forma de justificar tu articulo pocos menos diciiendo que por se una nana su articulo carece de validez, e conocido mujeres de campo sin estudias que han criado a sus hijos mejor que cualquier gran estudioso, ademas donde queda el repeto de los que piensan diferente ??? Creo que el exceso de ego como profesional te jugo una mala pasada, creyendo que por tus estudios una nana no podria ser aporte para ciertos padres.
La verdad me gusto mucho tu articulo y comparto todo lo que piensas, pero reconozco que hay algunas propuestas quizas in poco dictadoras que rescataria del articulo de la «nana» Nadie tiene la verdad absoluta en la crianza de los hijos.
Hola Jimmy. No es mi intención desacreditar a la autora del texto original por su formación, sino más bien por lo que dice y defiende. Mi postura sería exactamente la misma si fuera doctora y catedrática de psicología evolutiva. Si la crítica fuera tan sólo por su formación, no habría dedicado un artículo completo a rebatir punto a punto sus afirmaciones. ¡Un saludo!
Tu mismo lo confirmas Alberto Soler, tu intención no fue desacreditar a la autora por su formación sino por lo que dice y defiende. Porqué tu intención es desacreditar y no buscas lo positivo del artículo de la autora, porqué algo o mucho debe tener, después de 20 años educando niños. La autora nunca dice que los padres seamos dictadores y que no escuchemos sus opiniones, esa es TU deducción de sus palabras y tu supones que tu razonamiento es el UNICO CORRECTO? por ser psicólogo y tener alguna verticalización? como dijeron dos o tres comentaristas, tu ego te jugo una mala pasada. Exijo mas respeto por las opiniones de las personas, así como respetamos tu método de criianza, que me parece bueno y siendo bueno como lo promocionas, entonces porque la niñez está peor que hace una o dos generaciones? y eso que están aplicando los métodos de estudios de cohortes, me dirás muchas excusas, y varias serán ciertas. Por favor, un poco mas de humildad y respeto por las opiniones de personas con experiencia.
¡Simplemente genial!
Me da mucha pena que la gente pueda seguir este tipo de adoctrinamiento para los niños, no lo hacen pensando que está mal, pero al final el daño queda.
Debería existir más información respecto a la crianza con apego, porque en la tv solo he visto programas tipo supernany, y hasta que no he sido madre y he buscado información por internet, pensaba que estaba bien …
Hola, soy madre de una estupenda personita de 3 años. Sin saberlo, he estado aplicando la crianza con apego. Hablo mucho con mi hijo, le doy 400.000 besos al dia, nos reimos juntos, en ocasiones le concedo sus caprichos y en otras ocasiones no , nos entendemos con la mirada pero sobre todo intento que mi hogar no sea un campo de batalla aun cuando no se le concede lo que quiere. Poco a poco he ido observando que su nivel de rabietas ha ido disminuyendo y acepta muy bien cuando se le dice que no ( el mio es un no razonado, no el tipico no porque lo digo yo). Por otro lado esta el padre, con una falta absoluta de empatia, con miedo a que se le vaya de las manos y siempre creyendo que el niño es un caprichoso, que siempre esta hechando pulsos y que el no debe decidir nada, que quien decide somos los adultos. Espero no ser la unica que sufra esta manera tan dispar de criar. Me preocupa bastante los efectos que pueda tener sobre el peque. Algun consejo?
Hola María. La situación en la que estás no es sencilla, ya que cuando los dos padres no comparten un mismo modo de ver la educación se pueden generar situaciones complicadas. Lo más importante es que dialoguéis mucho y que tratéis de llegar a acuerdos en función de qué es lo mejor para vuestro hijo. Tratad de evitar a toda costa discutir delante de él y, a pesar de vuestras diferencias, esforzaos en mostraros ante él como con una única opinión. Los debates sobre estos temas son cosa «de adultos» y discutir delante de él sólo puede tener consecuencias negativas. Para que tu pareja comprenda mejor tu punto de vista puedes enseñarle textos o libros que encuentres interesantes, al tiempo que debes informarte más sobre su forma de ver la educación para así poder llegar a un término medio en las ideas de ambos. Espero haberte ayudado. ¡Un saludo!
Hola Alberto, a mi si me gusto tu interpretación de esta publicación, no se cual seria la intención de la Sra. pero me parece que desde lejos, tiene muchas lagunas (?!), derrepente quiere enfatizar lo negativo de la excesiva permisividad, lo cual obviamente todos estamos de acuerdo que no puede enseñar al niño nada bueno, pero repite muchas veces el ignorar las necesidades de los niños y el que impongamos los padres limites (pero según los ejemplos poco razonables). Yo no soy psicóloga, pero pienso que si no sé interpretar las necesidades de mi hija como tal, pues «estoy frita» no se trata de acceder a los caprichos, y como bien dices la edad del niño es importante, pero si reconozco su individualidad, sus ritmos, su espacio. Entonces yo estoy convencida que mi hija todas sus cualidades no podría nunca ser mi «jefe» ni yo la de ella, nosotros tratamos de no imponerle limites no razonables, sino mas bien que ella sepa las consecuencias de las acciones, nunca podría yo decir «ella es una bebe no sabe nada, hay que enseñarle todo, hay que entrenarle», en lugar de darle instrucciones me parece mejor que elija y se de cuenta de que algunas cosas puede tener consecuencias tanto positivas como negativas, y ni yo ni ella estamos en busca de poder, y cuando hay algo que no puede hacer pues no se puede; no hay forma, de que nosotros los padres «temamos» a los hijos, entonces ellos serían los tiranos? yo creo que sería mas bien que los padres se convirtieron en los súbditos de un niño que perdió la orientación, que no sabe lo que quiere en realidad, y que no estableció un apego seguro posiblemente con los padres poco sensibles a sus REALES NECESIDADES; cuando mi hija era bebe siempre estuve ahí, al final ese, en mi opinión, es el objetivo de ser padres el construir los cimientos de seguridad para que pueda en la adultez relacionarse de manera sana, ser feliz y vivir no sobrevivir.
Cordial saludo.
Como docente del preescolar con estudios en Maestría y otras cosas, deseo expresarle que leí tanto su artículo como el de la niñera y estoy más de acuerdo con la posición de ella que con la suya. Ud sesgó lo que ella escribió y lo malinterpretó.Como docente que llevo más de 15 años en el ejercicio, déjeme decirle que posturas como la suya, son las que se dan a la interpretación de los adultos de dejar hacer, dejar pasar pues los niños son niños y hay que proveerles ambientes ideales.
Todo extremo es dañino, tanto la excesiva permisividad, como el autoritarismo y cada cosa que se haga con los niños y las niñas, debe estar atravesada por el amor y el amor, aunque acompañado de otras actitudes como la concertación, a veces precisa de límites claros y figuras de autoridad que representen la ley como Freud lo plantea en su teoría cuando alude a la figura del padre.
No siempre lo que ud propone funciona y lo que ella escribió desde su práctica como niñera sea carente de valídez. Ud tiene su formación, pero ella tiene su experiencia que se la provee el contacto diario con los niños en sus hogares. . A veces se construyen normas, se validan y se establecen como límites como sucede con tanta frecuencia en la sociedad misma. Recordemos que la familia es el primer núcleo de socialización y como tal es una célula social, que dados sus procesos forma desde siempre.
Es triste que todo un profesional tenga que servirse de un artículo de otra persona que a su juicio carece de toda idoneidad, para escribir uno propio.
[…] digo que la crianza no es una batalla, pero tampoco una competición. Las otras madres o padres no son tus contrincantes en un concurso a […]
[…] digo que la crianza no es una batalla, pero tampoco una competición. Las otras madres o padres no son tus contrincantes en un concurso a […]
Hola! Excelente artículo y de mucha utilidad para todos los que tenemos la encantadora pero difícil tarea de criar a nuestros hijos.
TENGO UN NIÑO DE 5 AÑOS Y UNA BEBA DE 3 MESES DE EDAD y honestamente estoy llena de temores, mi niño mayor es un niño dictador, no soporta que no se haga lo que el dice, cuando trato de explicarle porque es importante obedecer y hacer lo que le pido «con mucha eduación»(y lo pongo entre comillas xq no deja que pronuncie ni dos palabras antes de hacerlo) me interrumpe para justificar el porque, por ejemplo, No debe tomar mi celular o incluso correr a abrir la puerta de la casa si alguien toca el timbre cuando previamente se le ha dicho que NO, siempre termino alterandome y hasta he reaccionado con violencia física y verbal (lo cual al final del día me hace sentir la peor madre del planeta tierra ).
A veces me parece que provoca mi ira de manera intencional, su actitud es burlesca, me lleva la contraria a todo momento, la situación es terrible pues es capaz de someterse al peligro solo por hacer lo opuesto a lo que yo quiero para el. He probado ignorarlo cuando comenzaba con sus rabietas iniciales y reconozco que no fui constante con esa técnica y mi esposo tampoco (quien, además, considero que le exige demasiado en cuanto a disciplina se refiere, él si es un verdadero Kim Jong-un, por lo cual hemos tenido serios problemas ). Cuando lo castigo por haberme gritado o haber dañado algún objeto o por desobedecer de manera deliberada (por ejemplo le apago la tv), es capaz de llorar de manera desconsolada durante una hora o más y luego comienza a decirme que » no me quiere y que todo es mi culpa». Quizá en sus primeros años de vida fui muy flexible y deje que se me escapara de las manos.
En su relación con las demás personas, siempre quiere ser el centro de atención y sobre todo que yo le este prestando atención (se mete en medio de las conversaciones para hablar de lo que a el le interesa sea conmigo o con mi interlocutor) y si le digo que debe esperar su derecho de palabra inicia una rabieta.
Por otro lado, es un niño muy inteligente, con una dicción excelente, muy cariñoso y creativo y le aseguro que siempre le refuerzo las cosas buenas que hace mas las indebidas, por mas que intente no las puedo ignorar.
Necesitamos ayuda, de eso estoy consciente, y por eso le pido me recomiende algún libro que me pueda aportar técnicas efectivas para mejorar esta situación sin seguir afectando la salud emocional de mis hijos.
Un abrazo.
Sorely.