La paternidad sigue dándome unas oportunidades magníficas de reflexionar sobre la educación y la crianza, ya que el día a día deja muchísimas anécdotas; ya os hablé hace unas semanas del apego, los brazos y los «peligros» de los que te alerta la gente cuando te ve coger en brazos a tus hijos. Pues bien, hoy ha vuelto a darse una situación similar, aunque con algunos matices.
Íbamos en el metro con los pequeños (ya a punto de cumplir los cuatro meses) y nos da conversación un hombre que iba sentado delante. Una vez hechas las preguntas habituales (si dormimos, si «son buenos», si «se portan bien», etc.), nos lanza una advertencia: tenemos que ir con cuidado, que son muy listos, que nos toman en seguida la medida. Y hace especial hincapié en los brazos (¡qué obsesión hay con coger a los niños en brazos!): que no les cojamos mucho en brazos que así se hacen muy dependientes. De modo totalmente altruista pone su propia historia como ejemplo para nosotros, intentaré reproducirla lo más literal posible:
Con nuestra primera hija estaban las abuelas por medio, y éstas y mi mujer la malcriaron mucho teniéndola en brazos todo el día. Al final por esto tuvimos muchos problemas, sobretodo para dormir. Escarmentado por lo que había pasado con la mayor, cuando nació nuestro segundo hijo se lo dejé bien claro a todo el mundo ya desde el hospital: «por mucho que llore el niño, nadie lo coge». Y así se hizo.
En estas situaciones mi actitud suele ser bastante aséptica, cuando nadie me pide mi opinión yo me la reservo y era evidente que ahí quienes dábamos opiniones sobre crianza no éramos mi mujer (también psicóloga) o yo. Tratando de ser cortés, no recuerdo si mi mujer o yo, le preguntamos que cuántos años tienen ahora sus hijos:
Pues el niño ahora tiene 27 años y al muy golfo (textual) no hay quien lo saque de casa. Con 27 años, trabajo e Ingeniero en Telecomunicaciones el tío nos dice que «para qué me voy a ir de casa si como aquí no voy a estar en ningún sitio». Qué tío el chaval… Si es que hoy lo tienen todo, de hecho hasta le hemos buscado un pisito en La Patacona y no quiere irse porque no tiene piscina como la de casa.
En ese punto la verdad es que no pude resistirme y tan sólo le dije: «ya… es que hoy en día los niños son muy dependientes«. Llama mucho la atención la desconexión que había entre su «historia de éxito» acerca de no coger en brazos a su hijo para que no fuera dependiente, y la verdadera dependencia que hoy muestra su hijo. De su hija «malcriada» no nos dijo nada, por lo que deducimos que ya vive de forma independiente fuera de casa de sus padres.
Como sociedad estamos obsesionados con la dependencia de quienes deben ser dependientes, de aquellos que no tienen más alternativa que llamar la atención de los demás para poder sobrevivir. Un perro, un caballo, un corderito, nada más nacer tienen la autonomía suficiente para acercarse a su madre y comer. Identifican su necesidad y ejecutan (de manera más o menos coordinada) una serie de movimientos que les llevan a su madre y así pueden alimentarse y no morir. Un bebé humano no dispone de más recurso que el llanto. Si tiene hambre llora. Si tiene sueño y no puede dormirse (¡no es fácil!), llora. Si se aburre, llora. Si tiene calor, llora. Si tiene frío, llora. Si dejamos a un bebé y no hacemos absolutamente nada por él, sus opciones de supervivencia son nulas y dependen totalmente de la bondad de la gente que esté a su alrededor. Y para cualquier desplazamiento, nos necesita a nosotros y a nuestros brazos. Para sentir nuestra cercanía y nuestro calor, necesita que le tengamos en brazos.
Pero parece como si una vez superada la etapa infantil la dependencia de los hijos dejara de ser un problema. El modo de vida actual, en conjunción con la situación económica que estamos viviendo, genera nuevas formas de dependencia que sí constituyen un verdadero problema: hijos que siguen dependiendo de sus padres bien pasada la mayoría de edad, mujeres (y hombres) con una dependencia emocional patológica hacia sus parejas, dependencia de sustancias, del juego, de la tecnología, de tener que vivir siempre al límite.
Si queremos lograr adultos maduros e independientes tenemos que empezar desde el momento cero, fomentando la creación de un apego seguro desde el cual nuestros hijos se lancen a la aventura de explorar el mundo. El desarrollo de este apego seguro es una forma estupenda de favorecer una elevada autoestima, independencia y buena salud mental en la edad adulta. Como explica el psicólogo Francisco Sanchís en su Tesis Doctoral titulada «Apego, acontecimientos vitales y depresión en una muestra de adolescentes«:
Leondari y Kiosseoglou (2000) analizaron la relación entre los estilos de apego y la separación psicológica de los padres, según el funcionamiento psicológico de un grupo de adolescentes. Observaron que existía una asociación positiva entre el estilo de apego seguro y la libertad para sentir la ausencia de sentimientos de culpabilidad, ausencia de ansiedad y ausencia de resentimiento hacia los padres, lo que sugería una relación inversa entre un apego y la independencia emocional, funcional y actitudinal de éstos. Esto también puede llevarnos a suponer que los individuos que han desarrollado un estilo de apego seguro, tienen una percepción más positiva de sí mismos (Siegel, 1999), más seguridad y la capacidad para enfrentar los problemas con una estructura más organizada (Girón, 2003; Flores, 2001); al contrario de lo que podríamos esperar con aquellos que han desarrollado un estilo de apego inseguro. Hay investigaciones que sugieren la asociación entre estilo de apego y ciertas conductas de riesgo para la salud, como el uso de sustancias y la falta de compromiso con cualquier tipo de tratamiento (Girón, 2003).
Y bien, ¿cómo podemos facilitar el desarrollo de ese apego seguro? Aquí tenemos algunas ideas:
- Disponibilidad: La madre, padre o el cuidador principal tiene que estar presente y focalizado en la tarea de cuidado del niño. Si la persona que cuida está con “la mente en otro lado”, la calidad del cuidado se puede ver afectada.
- Sensibilidad para reconocer sentimientos y estados emocionales en el niño y en uno mismo.
- Capacidad de respuesta sensible: implica reconocer las señales del bebé e intervenir apropiadamente en el momento adecuado. Es importante saber interpretar correctamente las señales y el llanto del bebé, no confundir un llanto producido por necesidad de contacto de un llanto producido por hambre o sueño, por ejemplo.
- Capacidad para disfrutar del contacto: que la persona al cuidado del bebé pueda disfrutar de las demandas de disponibilidad y cuidado, y tener una respuesta afectiva adecuada, genuina y espontanea.
- Capacidad de dar protección para que el niño se sienta seguro.
- Consistencia y regularidad de la conducta: que la figura de apego actúe de manera regular y coherente frente a las señales y demandas del niño, de manera que su conducta pueda ser previsible para el niño. Las madres o padres que frente al mismo estímulo proveniente del niño reaccionan con respuestas ambiguas o contradictorias producen desconcierto en el bebé y sentimientos de inseguridad.
- Capacidad para lograr un equilibrio entre satisfacer las demandas de dependencia emocional y satisfacer las demandas de autonomía adecuándose al momento evolutivo del niño.
- Capacidad para permitir que el niño se relacione con figuras sustitutivas de apego.
Todo esto se puede resumir en conductas muy concretas: lactancia materna, contacto piel con piel, porteo, colecho, atención inmediata al llanto del bebé, juego, empatía. Dejar llorar a un niño, no atender sus necesidades, demorar la respuesta, etc. no son formas válidas de transmitir seguridad y, por tanto, facilitar la independencia del niño. Más bien todo lo contrario: de este modo se facilita un estilo de apego inseguro que a largo plazo va a desembocar en un adulto dependiente e inseguro.
Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.
Como siempre, impecable. Un placer leer a un papá tan comprometido y a un profesional tan serio.
Me parece increíble que debamos estar dando explicaciones de este tipo, ¿cuán mal estamos los seres humanos como especie que desconocemos y negamos de este modo las necesidades básicas de nuestros hijos?
hasta que no fui madre no me di cuenta cuanta razon tenia mi matrona: mucha gente te ‘aconseja’ sin haberles pedido opinion (incluso sin conocerlos)una señora le embutio el chupe a mi nene cuando era recien nacido porque empezo a llorar, y yo lo coji y me dice ¿Q eres primeriza? me dejo bloqueada.y si no la cara que ponen algunas personas cuando te preguntan si duerme en su habitacion y les digo que tengo cuna colecho,x no decir cuando se enteran que toma pecho con 16 meses.si que es cierto que hay mucha desinformacion sobre la crianza con apego,que es mucho mas que brazos o colechar,es estar ahi cuando te necesitan.¿A quien no le gusta tener a alguien para compartir sus penas y alegrias?
Me ha gustado mucho tu opinión. Tengo un hijo de 21 meses y desde que nació he atendido cada uno de sus llantos y demandas afectivas. Me gustaría saber en que marco de edad se enfoca esta teoría y, a partir de esa edad, como compaginar la educación del niño con el apego seguro
Hola Carmen. Muchas gracias por tu comentario. La crianza con apego no está limitada a ninguna edad concreta, más bien constituye una serie de principios que se pueden aplicar desde el mismo momento del nacimiento y hasta que el niño es mayor. Lo que sí cambiará será nuestra forma de responder ante ciertas situaciones, que lo haremos en función de la capacidad de comprensión del niño y de sus habilidades. Por ejemplo, no tiene sentido dar un «sermón» a un niño de un año que ha hecho algo malo, cuando probablemente no comprenda bien qué le estamos diciendo. Hay que adaptar las explicaciones a su capacidad de comprensión. Igualmente, no podemos obviar una conducta desafiante o negativa en un niño de 6 u 8 años, que tiene una capacidad muy superior para comprender el mundo, usar el lenguaje, anticipar consecuencias a sus conductas, etc. Espero que este comentario haya respondido a algunas de tus dudas. ¡Un saludo!
Hola Alberto muy cierto lo que escribes sobre el apego, yo tengo una consulta: ¿cómo remediar si se dio un apego ambiguo o inseguro?… da la sensación que si no se hizo bien el trabajo en la infancia pues la pubertad, la adolescencia y la juventud no vislumbran un futuro prometedor… Gracias de antemano por tu respuesta y saludos a tu familia.
Me parece to do my bien este articulo taste que leo, in definitiva ESO she consigue con LA lactancia maternal porteo… que ya empezamos a generar culpa que she piece set una madre empatica y sensible y dar biberon. Que pass que in Africa todos los bebes tienen ape go seguro?
Hola, me gusta mucho este artículo porque no tengo muchos conocimientos en materia de crianza y me explica cosas que siento y hago intuitivamente desde que tuve a mi primer bebé hace 6 meses y medio, es un niño que llora bastante y a veces ni tomarlo en brazos en suficiente para calmarlo.
Desde que nació no quiso cuna y durmió con nosotros en la cama, siempre necesitaba estar en contacto conmigo (le di pecho en exclusiva solo 2 semanas, a partir de ahí porque no tomaba peso y porque tuve diversos problemas fue reduciéndose el pecho hasta que a los 3 meses ya tomaba solo biberón), hacía porteo con fular porque no soportaba el carrito y por las noches lo dormía en el fular porque no conseguía dormirse ni al pecho. A día de hoy se duerme solo en su cuna junto a nuestra cama y usamos carrito normalmente y mochila en algunas ocasiones. Estoy siempre a su disposición y atiendo cada uno de sus llantos porque no puedo evitarlo y la verdad es que algunas críticas recibidas me hacen plantearme si estaré actuando mal pero es algo que no puedo evitar, mi respuesta es instintiva, incluso cuando no consigo calmarlo de inmediato debo atenderlo, lo necesito y siento que es mi deber.
Lo que me preocupa es lo que menciona sobre la consistencia de la conducta ya que creo que al menos hay un caso del que soy consciente de que puedo estar siendo inconsistente. Cuando llora en casa al instante acudo a atenderlo (unas veces es tomarlo, otras hablarle, cantarle, animarle, acariciarle, darle un juguete que no alcanza…) pero cuando salimos de paseo en el carro siempre llora bastante cuando tiene sueño y al despertarse. Solo se calma si lo tomo en brazos pero no puedo ir con él en un brazo y el carro en otro (ya pesa más de 8 kilos). Parar y acariciarlo, hablarle, darle el chupete, cantarle, o incluso tomarlo, calmarlo y volverlo a sentar en el carrito no funcionan y no se me ocurre de qué manera puedo hacer para responder a sus necesidades en esta situación sin generarle confusión ni sufrimiento y me preocupan las consecuencias en su carácter en el futuro.
Muchas gracias por la atención y felicidades por el blog (lo acabo de descubrir hoy y va a llenar mis escasos minutos disponibles)
Hola Irene!! Me he colado de tu comentario porque me pasa exactamente lo mismo !! ojala q nos puedan dar un consejo o sugerencia !!! Gracias
Hola! Te respondo como sugerencia: por qué no usar mochila o fular todo el tiempo y dejar de lado el carrito? Yo deje de usarlo hace tiempo y los problemas se acabaron 🙂 ergobaby funciono para nosotros.
Hola, acabo de descubrir este blog y me parece fantástico. Actualmente estoy embarazada de 27 semanas, mi fecha probable de parto es a mediados de septiembre. Además de ser futura mamá, soy médico, por lo que creo tener una visión un poco diferente a la de la mayoría de las madres que no trabaja en el área de la salud.
Creo que un punto muy importante que hay que mencionar sobre el apego es el parto normal. Me parece que la operación cesárea es una forma muy invasiva de nacer, ya que el bebé está tranquilo dentro del útero, supliendo todas sus necesidades, en íntimo contacto con la madre y que, de un momento a otro, este lazo sea interrumpido sin causa aparente (sólo por comodidad del ginecólogo o por miedo de la madre a tener parto normal), debe ser un evento muy traumático para el niño.
Todo lo contrario al parto normal, donde el bebé tiene la oportunidad de nacer cuando está preparado, por sus propios medios. Es increíble cómo él se acomoda en el canal del parto, y con ayuda de su madre, nace… y se contactan piel a piel. Creo que este es un momento íntimo de relación y coordinación entre las necesidades de la madre y el hijo, que no debe ser interrumpido artificialmente, a no ser que exista un problema mayor, es decir, algún problema que ponga en riesgo la integridad de la madre o del niño.
Hola Alberto, quiero plantearte mi situación, tengo dos hijos Ana de 7 años y Tomas de 9 meses, por situación laboral cambie de domicilio a otra ciudad y por el ciclo escolar que estaba a la mitad deje a Ana en casa con mis padres, y solo he cargado con Tomas,me he sentido terrible, voy a verla cada 15 dias y me preocupa mucho que mi hija se ha visto afectada en la escuela no tiene buen desempeño y casi no tiene amigos aunque habla mucho con muchas personas, de esto ya van 4 meses ya estaremos juntas pero quiero saber que hacer para darle seguridad y si esta brecha en que no estuvimos juntas la podemos resarcir o remediar o ya le hice un daño para su vida. Muchas geacias
En ocasiones tenemos que tomar decisiones que no nos gustan pero son, en cierta medida, inevitables. Tu hija Ana tiene la edad suficiente para poder comprender a grandes rasgos qué es lo que está sucediendo, que no la estás «abandonando» sino que está con sus abuelos (después de los padres, la mejor opción) porque por trabajo has tenido que irte durante unos meses. Estás haciendo esfuerzos para estar con ella todo lo posible, y seguro que eso ella lo percibe, pero la situación le está afectando (al igual que a ti) porque te quiere y le gustaría que estuvierais juntas. Es algo natural. Cuando podáis normalizar la situación todo será más sencillo y el tiempo que paséis juntas lo disfrutaréis enormemente. No creo que le estés haciendo «un daño de por vida» como temes, ya que aunque no podáis estar ahora juntas, todos tus esfuerzos van destinados a transmitirle tu afecto y poder normalizar la situación lo antes posible y eso se nota. Ella seguro que se da cuenta be que esto te gusta tan poco como a ella y que te estás esforzando. ¡Un saludo!
Cómo puedo saber si el llanto es de una necesidad o es un «berrinche» ?
El llanto siempre es una manifestación de una necesidad, pero en aquellos casos en los que los adultos consideramos que esa necesidad no es apropiada lo llamamos «berrinche» o «pataleta».
No estoy de acuerdo
Está muy importante el tema y creo fírmemente en estos principios, ya que la misma naturaleza nos da ejemplo de ello cuando vemos la relación de contacto y atención a las necesidades de los padres hacia sus hijos instintivamente. Si de algo les sirve mi experiencia se las cuento: Mi hijo nació por cesárea, no tuve elección…aún así procuré cumplir con la lactancia materna, aunque al principio no fué fácil lo disfruté y logré cumplir con los 2 años que me dijo la pediatra ya que tenía el privilegio por mi oficio de ir y venir a casa cada tantas horas, también desde que nació tuve su cuna en mi cuarto, hacía lo que me decía mi instinto maternal y lo curioso es que a los 4 meses me llamó por primera vez ma-má. Se que hay muchas madres que se les hace difícil por los horarios laborales y otras trabas pero no es imposible. Pidámosle a Dios sabiduría para poder surfear por estos mares lleno de inmensas olas que se levantan. Para el que cree todo le es posible y Él está mas que interesado en ayudarnos. Mi humilde opinión. Dios los bendiga
Hola Alberto,
Estoy embarazada de 7 meses y la verdad que estoy muy atenta a publicaciones sobre el apego ya que me gustaría aplicarlo en la crianza de mi hijo.
Pero tengo cierta duda…..hasta que edad es apropiado responder a cada llanto de mi bebe, ya que tengo amigas cercanas que veo que no pueden ir a ningún evento social con sus niños (1 y 3 años) ya que no se despegan de la madre al punto que estas no pueden ni entablar una conversación y a veces ni comer por atender a los llantos (yo los veo como berrinches) o cuando el niño de 3 años le pega y muerde a otro de 3 años y la madre en lugar de reprenderlo lo consuela.
Agradecería una orientación sobre mi consulta.
Saludos,
Verónica
Mendoza- Argentina
Hola Alberto, yo también soy psicólogo y padre de una criatura maravillosa, estoy totalmente de acuerdo contigo, la experiencia como padre me hace mejor profesional, ya que la paternidad es una estupenda oportunidad para comprobar que funciona y que no, en este sentido he podido estudiar de manera práctica como el colecho, sumado a todo lo que ya hacía (refuerzo positivo, juego, comunicación fluida, interés por cada detalle, tiempo fuera, cariño…) influye en un apego adecuado y en la seguridad, autonomía o confianza de mi hija que ya tiene 3 años. Puntualizo el colecho porque yo era detractor y evidencio como ha favorecido un apego adecuado y no la dependencia como creía antes de aplicarlo. Simplemente esta reflexión. Un saludo
[…] En palabras del psicólogo Alberto Soler “Si queremos lograr adultos maduros e independientes tenemos que empezar desde el momento cero, fomentando la creación de un apego seguro desde el cual nuestros hijos se lancen a la aventura de explorar el mundo. El desarrollo de este apego seguro es una forma estupenda de favorecer una elevada autoestima, independencia y buena salud mental en la edad adulta.” […]
[…] En palabras del psicólogo Alberto Soler “Si queremos lograr adultos maduros e independientes tenemos que empezar desde el momento cero, fomentando la creación de un apego seguro desde el cual nuestros hijos se lancen a la aventura de explorar el mundo. El desarrollo de este apego seguro es una forma estupenda de favorecer una elevada autoestima, independencia y buena salud mental en la edad adulta.” […]
[…] a que le cojan en brazos. Por pequeño que sea se puede acostumbrar a que le traten bien, a que sus necesidades sean atendidas, a que su bienestar sea importante para sus padres, a que el cuidado forme parte de las relaciones […]
Simplemente me fascinas. Haces que mi forma de ver las cosas cobren sentido y de que debo seguir con ello. Tengo una preciosa bebe de 20 meses ya y la he cogido al brazo todo lo que he podido y más, la he porteado, le sigo dando pecho y practicamos colecho. A veces las mamisy papis así nos encontramos con muchos comentarios que debemos sortear, es increíble la paciencia que se paren de a tener y lo tolerante que se termina siendo con personas con otras ideologías. Quizá lo mas duro es cuando la gente que te cuestiona es de tu propia familia, pero al final llegue a la conclusión: el tiempo que mi hija roba ese mio, las noches que desvela ttambién son mías, quien carga su peso soy yo, … Y a mi todo eso no me importa. Disfruto haciéndolo. No lo concibo de otra manera. Gracias por todos tus artículos y vídeos!
[…] En palabras del psicólogo Alberto Soler “Si queremos lograr adultos maduros e independientes tenemos que empezar desde el momento cero, fomentando la creación de un apego seguro desde el cual nuestros hijos se lancen a la aventura de explorar el mundo. El desarrollo de este apego seguro es una forma estupenda de favorecer una elevada autoestima, independencia y buena salud mental en la edad adulta.” […]
Un alumno llora todos los dias que asiste a las escuela (2o 3 de 5 dias) cuando la mamá lo deja, llora, grita, patalea toda la mañana, todos los dias, asiste desde que tiene como 6 años y ahora tiene 11, usa pañal, pero es funcional (puede ir al baño y comer solo y otras cosas, pero la mamá no lo deja). Le escribo por ayer la mtra. dijò que era sindrome por abandono (lo busque en internet y habla de esto como consecuencia de violencia severa o abuso sexua y no creo sea el caso) a mi me parece que el termino no es correcto y ningún psicólogo ha logrado modificar la conducta (haciendo entender a la madre que sus procedimientos son incorrectos y debe apoyar).
¿Me puede orientar?
Este tema requiere de atención individualizada; póngase en contacto mediante el formulario de la web para solicitar una cita. Muchas gracias.
Hola Alberto, te sigo por face con tus píldoras que me ayudan mucho y también leo lo que escribes. Tengo una duda sobre mi hijo de 3 años y medio. Fue un bebe con alergia a las cunas y cochecitos y siempre ha ido en brazos. Siempre ha sido dependiente pero a mi entender acuerdo con su edad. Ha tenido un desarrollo correcto en todo. Cuando empezó a crecer sobre los 2 años era muy simpàtico y sociable con adultos, pero no tanto con niños de su edad. Empezó la escuela sin ir a la guarderia y le costó 3 meses adaptarse e ir contento. Ahora se relaciona bien con sus compañeros pero no con niños que no conoce. Lleva una temporada muy larga donde me demanda excesivamente y quiere que lo haga todo yo, ni el padre ni la abuela…. Ponte zapatos, no tu mama, el papa te viste, no tu mama. Y la demanda y dependencia a veces me parece excesiva y no se si va acorde con su edad. Es bastante autonomo pero me demanda excesivamente aun y tener mucha relacion con su padre y su abuela. También se ha vuelto muy tímido cuando antes no lo era.LA COSA ES QUE NO SE SI ES NORMAL O DEBO EMPEZAR A PREOCUPARME…. Muchas gracias por tu ayuda. Un saludo
buenos días le hablo de Peru, he estado leyendo en si muchos artículos y tesis acerca del apego infantil, y bueno quería saber si usted de casualidad a realizado alguna tesis acerca de este tema, soy estudiante de educación y quede satisfecha al nutrirme de la información que usted nos brindo. gracias
Hola Alberto, me ha encantado tu post y tu blog. He llegado hasta él intentando ver algo de luz respecto al tema.
Te resumo, nosotros tenemos dos niñas de 3 y 1 año, respectivamente. Siempre hemos prácticado crianza con apego, seguimos colechando los 4, lactancia hasta los 2 años y 10 meses con la mayor de los cuales casi un año en tándem. Lo que me preocupa es que mi hija mayor, que de bebe apuntaba maneras y era extrovertida y atrevida, ahora tiene una dependencia mucho mayor. Ella es muy autonoma en habitos (BLW), vestirse y es una niña muy madura, que lo ha hecho todo pronto. Pero a la hora de dependencia emocional hemos ido para atrás, y me tiene preocupada. Necesita mucho contacto físico, pero así ha sido siempre, solo que ahora por ejemplo, no quiere quedarse con nadie que no seamos nosotros. Ni con sus primos por los que tiene delirio y juegan muchísimo, si vamos todos juntos a hacer alguna actividad grupal, prefiere ir de mi mano que jugando con sus amigos o primos, etc… Antes ella era mas lanzada y seguro, y ahora es como si se hubiera vuelto mucho mas dependiente, si no nos ve llora aunque hayamos ido a la vuelta de la esquina a tirar un papel… no se si me explico… ¿que podríamos hacer para ayudarla? ¿algún cuento o maneras de fomentarle seguridad? ¿a que podría deberse? ¿es una etapa habitual? me duele el alma de pensar que pueda estar pasándolo mal por algo y no sabemos darles las herramientas suficientes…
Acaba de empezar p3 no se si influirá pero al cole va contenta normalmente, aunque prefiere los días de fiesta, pero no va a disgusto. Gracias por tu interesante opinión.
[…] Y el supuesto daño que la madre le hace a su hijo: “lo estás haciendo muy dependiente“, “lo estás malcriando”, “tendrá carencias de nutrientes”, […]