Muchos de los que nos seguís tenéis hijos, y quizá estáis preocupados por algún problema en casa, algún problema emocional, de conducta, alguna inseguridad… y quizá habéis decidido que os puede ir bien consultar con un profesional, pero… ¿cómo le podemos explicar esto a los peques? ¿Cómo le explicamos lo que es ir a un psicólogo? ¿Para qué sirve…? Como son muchas las dudas que pueden surgir llegados a este punto, hoy vamos a dedicar el vídeo a resolver algunas de las más frecuentes… vamos allá!
Como os decía, este es un vídeo para los padres que os habéis decidido a pedir ayuda profesional para algún tema relacionado con vuestros peques. Vamos a intentar resolver algunas de las dudas más frecuentes que aparecen llegados a este punto, en un lenguaje claro y accesible, para que podáis explicárselo a vuestros peques.
¿Qué es eso de ir al psicólogo?, ¿qué hace un psicólogo?
Por ejemplo, muchos peques se pregunta ¿qué es eso de ir al Psicólogo?, ¿qué hace un psicólogo? A lo mejor pueden pensar que si le lleváis allí es porque pensáis que está loco o que tiene un problema muy grave… Pues bien, le podéis explicar que un psicólogo es simplemente una persona que ha estudiado sobre el comportamiento de las personas, sobre las relaciones, los sentimientos, la forma que tenemos de pensar… y que lo único que va a hacer es escucharos a todos para que le expliquéis el problema que tenéis, y que luego podáis buscar juntos algunas soluciones.
No es necesario estar loco ni tener problemas especialmente graves para ir al psicólogo. De hecho la mayoría de las personas que solicitan una consulta con un psicólogo no los tienen. Son simplemente personas que atraviesan alguna dificultad y han decidido ponerse manos a la obra para solucionarla…
Algunos niños pueden preocuparse por no saber qué es lo que va a pasar allí.
¿Cómo va a ser?, ¿quién va a estar presente?
Si esto le preocupa le podéis explicar que si quiere, puede ir solo o acompañado a las sesiones: si se siente más cómo acompañado, le podéis acompañar los padres, un hermano mayor, o la persona con la que él se sienta más a gusto. Y si lo prefiere también puede ir solo, o puede hacer algunas sesiones solo y otras acompañado. Por lo general, los niños más pequeños suelen preferir que les acompañen, al menos al principio, hasta que se sientan más cómodos; pero los más mayores, quizá prefieren estar solos con el psicólogo para poder expresarse con más libertad sin que les escuchen sus padres. Pero, en última instancia, son distintas opciones que se acordarán en función de lo que prefieran, para que se sientan a gusto y tranquilos.
“Yo no quiero hablar de esto con nadie”
Algunos niños pueden preguntarse que por qué tienen ellos que hablar con nadie de sus problemas… Si no tiene intención de contarle nada a nadie, y mucho menos a un extraño, quizá sea porque le de vergüenza, o porque no quiere admitir lo que le pasa. Si ocurre esto le podéis explicar que lo que siente es algo normal, y que es posible que al principio no quiera contarle muchas cosas, y que por supuesto, nadie puede obligarle; pero que puede darle una oportunidad, a ver qué tal, y que quizá cuando se sienta más a gusto le apetezca explicarle lo que le ocurre. Le podéis explicar que seguramente hablando del tema con alguien que lo entienda, se sentirá aliviado, y además, entre los dos, podrán encontrar alguna solución para resolver el problema.
A veces los niños se pueden preocupar por si los demás se enteran de lo que le pasa. Porque claro, hasta ese momento han mantenido su problema en silencio y no quieren que todo el mundo se entere. Les podéis explicar que las visitas al psicólogo son confidenciales, por lo que el psicólogo no le puede explicar a nadie lo que allí le cuente. Solamente le podría contar a sus padres si viese que está en grave riesgo de hacerse daño, o si otras personas se lo estuvieran haciendo. Pero, insisto: lo que ocurre allí es confidencial y pertenece a su privacidad. Y esto es algo que a veces los psicólogos tenemos que recordar a los padres.
¿Y si se entera alguien de lo que me pasa?
A algunos niños les puede asustar mucho que se puedan enterar en el cole o instituto de lo que les pasa. Si su problema no afecta a su rendimiento escolar, nadie tiene por qué enterarse en el colegio, pero que si su problema está relacionado con el colegio, puede que el psicólogo quiera hablar con su profesor para sugerirle alguna forma de ayudarle. Si este fuera el caso, primero os pediría permiso a él y a vosotros, sus padres, y si no quiere que se entere nadie en el colegio, también se lo puede decir al psicólogo para que tenga esto en cuenta. Que hablando se entiende la gente, y que no tiene que preocuparse por eso.
¿Cuánto tiempo tendré que estar yendo?
Otra duda que puede surgir (al peque y quizá también a los padres) es saber cuánto tiempo tendrá que ir a ver al psicólogo. Esto depende mucho del caso. En función del problema y de la edad, a veces os pedimos que vengáis solo los padres y no llegamos ni a ver al peque, o le vemos solo unas pocas sesiones. A veces es necesario trabajar con él directamente, pero en pocas semanas se soluciona el problema. En casos más complicados, quizá es necesario que vengáis durante más tiempo. En cualquier caso, hay que tener paciencia, porque normalmente hace falta un tiempo para poder ver resultados. A parte de las veces que vengáis o de lo que hablemos en las sesiones, dependerá mucho de lo que hagáis vosotros entre las sesiones. El trabajo duro suele ser por vuestra parte. Es como cuando vas al fisio, o con tu entrenador: si te manda tareas para casa y no las haces, el mero hecho de acudir a la siguiente visita, no asegura que vayas a progresar en tus objetivos.
¿Y qué pasa con los medicamentos?
Le podéis aclarar al peque que los psicólogos no recetamos. Normalmente trabajamos sin apoyo farmacológico, pero en algunos casos más complicados podemos valorar que quizá sea necesario hablar con un médico o psiquiatra que pueda pautar alguna medicación. Si este fuera el caso, lo hablaríamos todos, valoraríamos opciones y decidiríamos qué hacer, pero insisto, no es muy frecuente. Si fuera necesario, no pasa nada, para eso están. Como otros medicamentos, se toman cuando hacen falta, y cuando ya no hacen falta, se dejan de tomar. En cada momento, valoraríamos junto con la familia y el médico, qué es lo más adecuado para que podáis estar bien. Lo que no hay que hacer es tomar estos medicamentos o dejar de tomarlos, así a lo loco. Debería ser un médico quien decida cómo y cuándo hacerlo.
En "Niños sin etiquetas" (Ed. Paidós, 2020) hacemos un recorrido por las etiquetas que más habitualmente se utilizan para calificar a los niños: consentidos, malcriados, caprichosos, mentirosos, desobedientes, tiranos, dependientes, mal comedores… Y damos algunas ideas, consejos y múltiples ejemplos para para educarlos evitando caer en ellas.
"Hijos y padres felices" (Ed. Kailas, 2017) es nuestro libro sobre crianza centrado en la etapa 0 a 3 años: apego, lactancia, alimentación, sueño y colecho, rabietas, límites, premios y castigos, movimiento libre, retirada del pañal… Aquí abordamos gran parte de lo que ocurre durante los primeros años de vida de los niños.
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Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.