Efecto Flynn: ¿cada vez somos más inteligentes?

Hoy os traigo una de estas curiosidades que luego en los comentarios soléis decirnos que os gustan bastante. Vamos a hablar del efecto Flynn. ¿Habéis oído hablar de él?, ¿sabéis de qué va? ¡Vamos a verlo! 

 

En las últimas décadas el cociente intelectual de la población está aumentando de forma constante y en todo el mundo. Esto es lo que se conoce como El efecto Flynn, cuyo nombre proviene de James R. Flynn, la persona que empezó a documentar este fenómeno. Según algunos trabajos este crecimiento se traduce en un incremento de 2 o 3 puntos de CI por década; o al menos así parece que ha sido entre los años 1938 y 2008 en Reino Unido. Un reciente meta análisis publicado en 2015 fue el primero en estudiar este fenómeno, y constató este incremento generalizado en el CI a nivel mundial entre 1909 y 2013, basándose en 271 muestras independientes, que englobaban a más de 4 millones de participantes de 31 países diferentes. Casi nada. 

Sin embargo, este aumento del CI no afecta por igual a todas las habilidades. Parece ser que las habilidades verbales y numéricas se han mantenido relativamente estables, mientras que otras como la capacidad visual, la espacial o la habilidad para completar secuencias de formas son las que más han mejorado. 

¿Por qué se produce el Efecto Flynn?

¿Y por qué se está produciendo esto? Son muchas las hipótesis que han tratado de explicar este efecto Flynn. Por un lado, se ha propuesto que detrás de esto pueden estar las mejoras en alimentación, higiene, sanidad, el menor tamaño de las familias, las mejoras en la educación o una mayor prosperidad económica a nivel general durante las últimas décadas. Otras explicaciones mencionan la heterosis, que sería el resultado opuesto a la endogamia, algo así como decir que ahora “nos mezclamos más” y el resultado “es mejor”. También se ha mencionado, por otro lado, que el hecho de que ya conozcamos más los tests de inteligencia, o los cambios en los propios test podrían estar detrás de estos incrementos en el CI.

No obstante, según Flynn, las pruebas de inteligencia no miden la inteligencia real sino solo una parte de ella, que sería la inteligencia académica, que se adquiere con la práctica y el aprendizaje. Y si tenemos en cuenta que cada vez hay un mayor nivel educativo a nivel global, no es extraño que esta variable, así entendida, se haya visto incrementada. 

Pero hay otra hipótesis curiosa. Mientras que muchos científicos y profesionales sanitarios advierten de los peligros de un exceso de exposición a pantallas (sobre todo para los más pequeños), otros piensan que nuestra cultura multimedia podría contribuir a explicar estos efectos. Y tiene sentido, si nos fijamos en las habilidades en las que se ve esta mejora en los resultados.

Entonces, ¿quiere decir esto que tenemos que correr a enchufar a nuestros hijos a las pantallas para que mejoren en estas habilidades? Pues no, obviamente. Las recomendaciones siguen siendo las mismas, pero al igual que a un bebé esta exposición no le aporta nada bueno, y con los niños tenemos que dosificarlo y ser cuidadosos con los contenidos, también es verdad que no hay que demonizar la tecnología, y que si se consume con moderación también puede tener sus aspectos positivos. Como otras cosas, no es una cuestión de blanco o negro… 

Pero lo que está claro es que, a nivel general, un exceso de exposición a pantallas trae más perjuicio que beneficio. Por ejemplo, se ha calculado que por cada hora de tele de más que ve un niño de 5 años durante el fin de semana, se incrementa en un 7% la probabilidad de obesidad en la edad adulta. Ojo, no la de obesidad infantil, estamos hablando de la probabilidad de que ese niño sea obeso cuando llegue a la edad adulta.

Pero no solo eso. Según otro trabajo, se calculó que los niños británicos de entre 11 y 12 años, tienen un retraso de 2 o 3 años respecto a los niños de esta misma edad en los años 70 respecto a la comprensión de conceptos como el volumen o la densidad. ¿Y esto por qué? Pues como decíamos, no es cuestión de todo o nada, y si las horas de tele arrasan con las horas de juego libre, al aire libre, jugando con agua, arena o barro, para estar sentados frente a una pantalla, mientras que podemos mejorar en algún aspecto como la visión espacial, también podemos empeorar en otros como la comprensión de estos conceptos. 

Pero bueno, volviendo al efecto Flynn… ¿quiere decir esto que si seguimos así, en el futuro seremos una especie mejorada, con personas súper inteligentes? Pues mucho me temo que tampoco, porque como pasa con otras características, ésta capacidad también parece que tiene un techo, y en los países industrializados ya lo habríamos alcanzado. 

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Licencia Creative Commons Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.
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