Hay frases que decimos llenas de buenas intenciones pero que en verdad las carga el diablo, por ejemplo, “dale un biberón y descansa”, “que llore, que llore, que así se ensanchan los pulmones”, o sobre la que voy a hablar hoy: “no te preocupes, no importa el tiempo que pasas con tus hijos, lo que importa es que ese tiempo sea de calidad» ¿En verdad es así?, ¿da igual el tiempo que pasamos con nuestros hijos?, ¿qué consideramos «tiempo de calidad»?
Cuando se pregunta a los padres con hijos ya mayores el principal motivo por el que se arrepienten, es por haber pasado demasiado tiempo en el trabajo cuando sus hijos eran pequeños, por no haber jugado suficientemente con ellos, o por no haber tenido unas grandes vacaciones en familia. Y aproximadamente la mitad de ellos se arrepienten, porque se han dado cuenta que esos primeros años no van a volver.
El concepto de «tiempo de calidad» es por un lado confuso (no hay una definición de lo que conocemos como «tiempo de calidad») y por otro lado tramposo, porque contrapone la calidad del tiempo con la cantidad del mismo, como si ambas cosas a la vez fueran incompatibles. Y no es así en absoluto. Esa idea del tiempo de calidad acaba sirviendo para calmar nuestras conciencias, pero nos lleva a una actitud muy pasiva y conformista. Además, defender el argumento del tiempo de calidad implica menospreciar el esfuerzo de tantas y tantas familias por estar más presentes en la vida de sus hijos.
Sobre todo esto y mucho más hablo en el vídeo de esta semana, ¡espero que os guste!
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Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.
Totalmente, Alberto. Una píldora muy necesaria. Es algo que siempre hemos tenido presente en casa: el argumento del tiempo de calidad es un engaño y una falta de respeto a los niños y a esos padres que, como bien dices, luchan por pasar más tiempo en familia. Hay que valorar más los cuidados. La crianza. La familia.
Un beso y gracias,
Gracias a ti Diana! 😉
Creo que esto está mal enfocado. Es totalmente cierto que si puedes combinar cantidad y calidad, lo mejor es hacerlo, pero no lo es que la cantidad de tiempo sea la que más benefician el desarrollo de los niños. Hay muchos estudios al respecto – y nuevamente encuentro que estos vídeos desinforman más de lo que informan. Por ejemplo, Milkie, Nomaguchi y Denny (2015) usaron una muestra de 1605 niños entre 3 y 11 años, y 778 adolescentes entre 12 y 18 años, sin encontrar una relación entre tiempo de dedicación de los padres y resultados de desarrollo (sí en la «calidad» del tiempo, entendiendo por calidad el tipo de actividades y disposición durante ese tiempo). Hsin y Felfe (2014) concluyen que el tiempo de «calidad», es decir, las actividades realizadas en conjunto que benefician el desarrollo de los niños, no se ve afectado por el trabajo. De hecho, probablemente lo que se reducen son actividades que pueden ser contraproducentes para su desarrollo. Decir que es una falta de respeto hacia las madres o padres que renuncian a trabajar por dedicar más tiempo a sus hijos es tan poco acertado, que se puede revertir inmediatamente: las madres o padres que no trabajan por dedicarle más tiempo a los hijos le faltan el respeto a aquéllos que invierten ese tiempo en trabajo para mejorar la calidad de vida de sus hijos. En realidad, ambas opciones son igual de válidas, y NINGUNA POR SÍ MISMA beneficia el desarrollo de los niños. Saludos!
Hola David, gracias por comentar.
Hablas de desinformar, pero creo que no has comprendido a qué me refiero en este vídeo. En ningún momento digo que el desarrollo de los niños (entendido como logros académicos, puntuaciones de CI, etc. que es como se mide en algunos estudios) sea mejor a mayor tiempo empleado en ellos. No obstante, como comentan tanto Amato & Rivera, (1999) como Hofferth (2006), la cantidad de tiempo empleado por madres y padres con sus hijos predice menores problemas conductuales en la infancia; además, tanto estos autores como Cooksey & Fondell (1996) también encuentran una relación entre mejores resultados y tiempo empleado con los hijos. Otros, como McLanahan & Sandefur, (1994) encuentran que a menor tiempo empleado con los hijos, hay peores resultados académicos y mayores tasas de embarazos adolescentes.
También están los resultados que encuentran Milkie y cols en el estudio que citas. Por eso digo, literalmente (minuto 3:50 a 4:16) “ese tiempo es necesario, pero no suficiente para un desarrollo adecuado de los niños, ya que además de estar presentes (…) los padres deben ser cercanos, disponibles y estar atentos a las necesidades de sus hijos. Entonces, es verdad que no basta simplemente con estar delante de ellos, pero esta necesidad de un tiempo de calidad no niega la necesidad de que tienen los niños de la presencia de sus padres”
De lo que sí hablo es de bienestar y satisfacción familiar, y es lo que analizan autores como Bulanda y Lippmann (2009), Offer (2013 y 2014), Synder (2007), Hoffmann & Warnick (2013), Utter y cols. (2013), o la revisión de Goldfarb y cols (2015) sobre la relación entre las comidas en familia y conductas de riesgo en la adolescencia. Además, éste es un tema que está totalmente relacionado con las dificultades de conciliación, con los permisos de paternidad, con la discriminación de la mujer a nivel laboral, etc. Es un tema complejo y delicado.
Finalmente, respecto a lo de la falta de respeto, en ningún caso digo que trabajar fuera de casa menosprecie la opción de quedarse con los niños, faltaría más. Son muchísimas las familias que no tienen otra alternativa. Es obvio que necesitamos trabajar para poder comer y sacar una familia delante. Yo hablo de la afirmación de que «no importa el tiempo que se pase con los hijos, si este tiempo es de calidad». Afirmar eso insisto en que sí es menospreciar los esfuerzos de quienes se sacrifican por estar más tiempo presentes en las vidas de sus hijos, insinuando que tales esfuerzos son fútiles ya que esas «horas de más no sirven para nada.
Un saludo.
Hola Alberto. Te agradezco el tiempo que te diste para responder mi comentario. Pero tengo que hacer notar unos cuantos errores en las citas que das:
1. Amato y Rivera (1999) NO MIDEN específicamente tiempo, sino compromiso (o literalmente, «involucramiento») de los padres, un constructo que contiene el tiempo, el apoyo y la cercanía de los padres – o sea, una mezcla absoluta de cantidad y calidad. En ningún momento los autores deducen que a mayor tiempo, menores problemas conductuales. De hecho están evaluando principalmente a los PADRES, y en menor medida a las madres. Lo que es más, por el diseño del estudio, reconocen que no pueden establecer nexos causa-efecto, porque bien podría ser que hijos que presentan menos problemas de conducta generan una respuesta más afectuosa de sus padres también.
2. Hoffert (2006) mide muchas cosas, una de ellas es el tiempo dedicado a los hijos. Y aunque celebra haber encontrado una relación entre tiempo de dedicación de ambos padres y problemas conductuales, también admite que esa relación es marginal (ver la Tabla 3, p. 66).
3. Cooksey y Fondell (1996) hablan específicamente de pre-adolescentes y adolescentes, que son un grupo diferente a la infancia. Aún así, cabe señalar que su estudio, si bien se refiere al «tiempo» que los padres pasan con ellos y su impacto en el desempeño escolar, en realidad evalúa tipos de actividades, que encaja más con el concepto de calidad que de cantidad. La verdad es que tampoco diferencian entre ambos conceptos…
4. McLanahan & Sandefur (1994) hablan exclusivamente de familias monoparentales, y no recuerdo que mencionen el embarazo adolescente ni el impacto del tiempo en el desempeño escolar (sí del nivel de ingresos)…
En resumen, ninguno de los cuatro estudios que mencionas entregan evidencias de que MÁS tiempo es necesario. Lo que sí entregan en un caso, es evidencia de que el tiempo que se pasa con los hijos debe ser provechoso – la definición misma de calidad. No analizo el resto de las citas para no alargarme más, pero la idea es esa.
Ojo, no niego la importancia de pasar tiempo con los hijos, pero no hay una regla sobre tiempo. Hay una regla clara sobre aprovechar ese tiempo. Eso es calidad. No es menospreciar ninguna alternativa, ni fomentar el abandono de los padres. Insisto, que cada padre o madre pase la mayor cantidad de tiempo posible con sus hijos, será bueno para todos, y que aprovechen ese tiempo al máximo (señalo de paso que entre las actividades que Cooksie y Fondell consideraron, ayudar con las tareas no fue la que mejor predijo el rendimiento, sino que lo fueron las actividades lúdicas en los pre-adolescentes y conversar con los adolescentes). Pero me parece desafortunado criticar una frase tan cierta y que puede calmar profundamente a padres angustiados por el tema, como la que reza que importa más la calidad que la cantidad, especialmente cuando la evidencia la respalda por lo menos parcialmente.
Saludos!
En primer lugar quiero felicitarte, Alberto, por compartir tus ideas de esta manera y por la profesionalidad y, al mismo tiempo, sencillez con que las transmites. Te conocí -de lejos- en el evento organizado por «Gestionando hijos» no hace mucho en Madrid. ¡Gracias!
Sin tratar de polemizar con David, ni mucho menos, solo quiero aportar mi humilde punto de vista. Además de padre de tres hijos -con los que trato de estar mucho, mucho, mucho tiempo, intentando que ese tiempo sea de calidad- soy profesor de Secundaria y Bachillerato en un colegio donde hay más de 500 alumnos en ambas etapas. Hablo muchísimo con mis alumnos; imparto unas materias que me permiten acercarme mucho a su realidad; y con frecuencia -no doy datos estadísticos, pues no los he calculado- me transmiten la idea de que sus padres están muy poco tiempo con ellos; y los echan de menos…
Hace poco una alumna me decía que su padre tiene varias empresas; que trabaja muchísimo todos los días, incluso sábados y algún que otro domingo; que tienen dinero más que suficiente para tener una casa muy grande, varios coches, vacaciones de un nivel muy por encima del resto de sus compañeros, etc.; que su padre le repite que eso lo hace «por su bien; para mejorar su calidad de vida». Pero la verdad es que ella -me seguía diciendo- no quiere nada de eso: quiere pasar tiempo con su padre.
Sé que cualquiera me puede decir que esto son excepciones. Si escribo aquí -creo que en mi vida he escrito solo dos o tres veces en comentarios de este tipo- es para transmitiros (no soy famoso ni me avala un estudio «según la Universidad de…») que, si ponemos el oído atento a nuestros jóvenes y dedicamos tiempo a escucharlos, esto es muy frecuente. Mucho.
Soy comprensivo con los padres que no tienen más remedio que salir ambos a trabajar fuera de casa; padres que tienen que aceptar los horarios de trabajo que les imponen, sin opción a cambio: la culpa será de las empresas o de la sociedad, más bien. Y habrá que tratar de cambiar esto. Pero creo que no podemos -yo no puedo- aceptar que no importa estar mucho tiempo con nuestros hijos.
A ver quién de nosotros, cuando ha comenzado a salir con su pareja, no le ha dado todo el tiempo de que disponía y no solo «tiempo de calidad».
Un saludo.
Gracias por dejar expresarme.
Wow Francisco, qué comentario tan valioso. Has captado perfectamente lo que pretendo decir en el artículo y el vídeo, muchas gracias por comentar. Un saludo!
Hola Francisco, como me mencionas – y sin ningún ánimo de polemizar tampoco – te explico también lo que defiendo. Es básicamente lo mismo que tú, pero criticando lo que me parece un despropósito, que es hablar del «mito» de la calidad. No es ningún mito, generalmente se reconoce que la calidad es probablemente el elemento más relevante de una relación. El problema, creo, es precisamente el inverso al que se menciona aquí: el problema no es que los padres pasen menos tiempo con sus hijos, el problema es que ese tiempo se desaprovecha (caso aparte el de los hijos de trabajólicos o de padres ausentes). El problema es que los tiempos en familia, no se conversa lo suficiente, no se juega lo suficiente, no se sale a pasear en familia lo suficiente. El tiempo en familia, se habla del trabajo, de la escuela, se ayuda con deberes, o se sienta cada uno a ver tele, a usar algún computador o smartphone, cada uno en sus propios espacios. Me parece (y la evidencia está allí para respaldarme), que si pasas una hora al día o el día completo con tus hijos, no los hace más o menos felices, ni les hace sentir más o menos acompañado. Sí que importa qué haces con ese tiempo. En ese sentido, NO ES un «mito» eso de que la calidad importa más que la cantidad.
Saludos!
[…] pantallas cuantas menos mejor, y cuanto más tarde empiecen con ellas, mucho mejor todavía. Porque los niños lo que más necesitan es tiempo con sus padres, no tanto tiempo delante de pantallas que les […]
[…] final, tenemos poco tiempo para estar con nuestros hijos, y el poco que tenemos no sabemos muy bien qué hacer con ellos, entre otras cosas porque parece […]