Seguir siendo amigos tras una relación de pareja [Vídeo]

¿Es posible la amistad después de una relación de pareja? Una ruptura sentimental es algo ya de por sí complicado, implica una pérdida de estabilidad y la necesidad de adaptarse a una nueva realidad. Pese a lo complicado que es de gestionar emocionalmente, aún pueden pasar muchas cosas que lo compliquen más todavía: una de ellas es cuando uno de los miembros de la pareja le dice al otro: «si es que yo te quiero, pero prefiero que sigamos como amigos» ¿Qué podemos hacer entonces?

Cuando acaba una relación de pareja, la mayor parte de ellas afirman que ha ésta ruptura ha sido “de mutuo acuerdo”, pero habitualmente la realidad suele ser que ha sido uno quien ha tomado esa decisión: no quería seguir adelante con ese proyecto común y se lo comunica a la otra persona. A partir del momento de la ruptura, la pareja abandona el equilibro de poder que sus miembros tenían, en el que ambos tenían roles al mismo nivel, y se adentran en una relación en la que está quien ha dejado la relación, y a quien han dejado. Estos papeles son muy asimétricos, porque uno (el que deja) se sitúa en una relación de poder sobre el otro (a quien ha dejado). Ha sido uno quien ha decidido unilateralmente cambiar el tipo de relación existente en la pareja.

Tanto en una relación de pareja como una relación de amistad, quienes participan de ella tienen (o deberían tener) un papel al mismo nivel que el otro, es decir, no hay nadie que ejerza poder o presión sobre la otra parte. En el momento en que la relación de pareja se rompe, quien ha tomado esa decisión se sitúa en una posición de poder sobre el otro, por lo que habrá que andar un largo camino hasta volver a una situación de simetría que posibilite la amistad. Una amistad en la que no exista esta simetría, en la que alguien tenga poder sobre el otro es muy peligrosa.

Pasar a una relación de amistad, que requiere igualmente una simetría y equilibrio de poderes, va a requerir mucho esfuerzo, ya que será necesario que ambos miembros de la pareja empiecen a relacionarse siguiendo unos papeles totalmente distingos a los que habían seguido hasta entonces. Para que este cambio se produzca de manera positiva, es muy recomendable que después de la ruptura haya un periodo de tiempo en el que la pareja no tenga ningún tiempo de contacto; este periodo no debería ser inferior a varias semanas o incluso meses. Pero quien va a determinar finalmente su duración será la persona dejada, ya que ese tiempo es el que necesitará para para poder recomponerse y volver a encontrarse a sí misma.

Si nos precipitamos y empezamos a mantener una relación de amistad demasiado pronto, es muy probable que esa relación que se cree sea asimétrica, ya que la persona que ha sido dejada muy probablemente va a estar ahí porque espera que esa relación evolucione hacia algo más que una simple amistad, a recuperar esa relación de pareja que en ningún momento quiso dar por terminada. Para que la relación de amistad sea posible tiene que haber necesariamente un cambio en los roles que cada uno interpretaba, y eso requiere tiempo. Si no lo respetamos la persona que ha sido dejada lo va a pasar muy mal.

Si una vez retomado el contacto e iniciada esa nueva relación de amistad vemos que existen tiranteces o roces, emociones negativas o un malestar que no está presente en otras relaciones de amistad que mantenemos, esto puede indicar que, tal vez, nos hayamos precipitado y quizá sería mejor seguir manteniendo algo de distancia durante un tiempo.

En resumen, la amistad después de una relación de pareja es posible, pero no de manera inmediata ni tampoco en todos los casos. Es algo que va a requerir redefinir los roles que cada uno interpretaba y que ninguno se sitúe en una relación de poder sobre el otro.

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Licencia Creative Commons Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.

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