A ver, mamás… ¿os ha pasado alguna vez que tras una noche de mil despertares con vuestro bebé, por la mañana vuestra pareja va y os suelta: “oye, pues qué bien que hemos dormido hoy, ¿no?”Y claro, vosotras le lanzáis una mirada láser porque os habéis despertado como 7 u 8 veces y no habéis pegado ojo… Imagino que a más de una os habrá pasado, ¿no? Vale, pues hoy os voy a contar por qué pasa eso. Hoy hablamos del súper oído de madre.
Probablemente habréis oído alguna vez eso de que los bebés, ya desde el momento del nacimiento, son capaces de reconocer la voz y el olor de sus madres. Seguro que, además, lo habéis experimentado en vuestras propias carnes. Está llorando, le coges en brazos, le dices algo y se calma. O incluso simplemente con escuchar tu voz, porque sabe que ya estás ahí y que le vas a proteger.
Pues bien, resulta que las madres también sois capaces de reconocer la voz y el olor de vuestros bebés de una forma bastante sorprendente. Por ejemplo, en algunos experimentos, se ha visto como las madres son capaces de reconocer el olor de su bebé entre el de muchos otros bebés. Y lo mismo pasa con el llanto. Pueden llorar un montón de bebés, que cada madre identifica si es el suyo el que está llorando. Realmente es algo muy práctico eso de poder identificar el llanto de tu propio bebé frente al resto, aunque hoy no le veamos tanto la utilidad. La cosa es que no siempre hemos vivido como lo hacemos ahora; imagina lo complicado que podría ser dormir hace algunos miles de años, donde toda la tribu dormía en grupo, con 10 o 12 bebés despertándose cada dos por tres durante toda la noche… Claro, en ese contexto parece práctico despertarse solo cuando es tu bebé quien te reclama. Pues bien, aunque ya no durmamos en tribu ni con decenas de bebés despertándose cada noche, parece ser que todavía mantenemos esa habilidad a día de hoy.
Yo mismo he escuchado a mi mujer decir durante años que «la única que dormía mal en casa era ella”, porque tanto los nenes como yo, apenas nos enterábamos de los múltiples despertares de cada noche para darle teta a uno o a otro. Y eso que dormíamos todos juntos. Sin embargo, con el paso del tiempo, hemos llegado a una situación diferente. Ahora que los mayores han crecido y tenemos otra bebé, hemos desarrollado súper poderes diferentes. Kontxín es la que se entera de la peque, y yo me entero de lo que pasa con los mayores… y resulta que ahora duermo peor que cuando teníamos a los mellizos siendo bebés, junto a nosotros en la cama…
Pues bien, hoy ha pasado lo contrario de lo que pasaba cuando eran pequeños. Yo he pasado una noche complicada; el mayor estaba malo, se ha despertado varias veces, y yo con él, toda la noche alerta, pendiente de cada ruido, sin llegar a conciliar del todo el sueño de manera profunda. Hoy Kontxín se ha despertado tan fresca, y yo hecho polvo. Ella ha sido quien no se ha enterado de todos los despertares del mayor, y yo el que no acababa de conciliar el sueño pendiente de cada ruido que viniera desde su habitación.
Pero tampoco hace falta que nos vayamos a situaciones extraordinarias como cuando están malos; habitualmente yo no me entero de lo que pasa en nuestra propia habitación, con la bebé metida en la cama, pero si me llaman los mayores desde su habitación en seguida me despierto para ver qué les sucede (bueno, conforme van durmiendo mejor voy perdiendo esa capacidad, y a veces tienen que venir a despertarme…). Se podría decir que cada uno tenemos el cerebro “sintonizado” para nuestros peques, y reaccionamos más a esas señales que a otras.
Pero cuidado que también puede haber otra explicación; quiero pensar que son pocos, pero también hay padres que se enteran, pero se hacen los dormidos como si la cosa no fuera con ellos. Aquí hay poca explicación biológica y mucha cara dura… en cualquier caso, recordad que sí no se despiertan solitos, siempre está la opción de despertarles vosotras si consideráis que esta vez les toca ir a ellos 😉
Y hasta aquí, otra píldora de psicología, si os ha gustado NO OLVIDÉIS COMPARTIRLA. Tenéis muchos más vídeos y artículos en el canal de YouTube y en albertosoler.es. Y en todas las librerías nuestros libros “Hijos y Padres Felices” y “Niños sin etiquetas”. ¡Un saludo!