Alimentación complementaria: resumen de las últimas recomendaciones

Un tema que suele generar muchas dudas es la alimentación de los niños. Sobre todo durante el primer año de vida es un tema que preocupa mucho a los padres. Primero la lactancia y luego la alimentación complementaria son un motivo frecuente de consulta al pediatra, en los grupos de lactancia y crianza, en las diferentes redes, grupos de madres, etc. Ahora podemos acceder a muchas guías con recomendaciones, pero como para leerlas hace falta tener tiempo y ganas, muchas veces viene bien tener a mano un súper resumen con las ideas principales. Y esto es lo que ha hecho para el blog de su hospital nuestra querida amiga la Dra. Irene Mialdea, que es pediatra, y según algunos rumores, posiblemente la mejor pediatra del mundo mundial… Así que, con su permiso, os contamos SU resumen de las principales recomendaciones sobre la alimentación en el primer año de vida.

Los primeros meses

Respecto a los primeros meses, es importante tener claro que la leche materna es el mejor alimento para el bebé, y que suplementada con la vitamina D, que se recomienda a todos niños hasta que cumplen un año, tiene los nutrientes necesarios para un crecimiento y desarrollo óptimos durante este periodo. La OMS y la mayoría de las sociedades científicas recomiendan la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses, y mantenerla después, acompañada de otros alimentos, al menos hasta los dos años. A partir de entonces, la lactancia materna sigue aportando muchísimos beneficios al niño y a la madre, por lo que se puede continuar todo el tiempo que ellos deseen.

Las fórmulas artificiales, que se hacen en su gran mayoría a partir de leche de vaca, consiguen una nutrición que es adecuada, aunque siempre inferior a la lactancia materna. Si recurrís a ellas, al menos durante los primeros 6 meses deberéis utilizar las de “inicio” o “tipo 1.” 

La alimentación complementaria

Pero, ¿qué es entonces la “alimentación complementaria”? Pues es, ni más ni menos que el proceso por el cual se le ofrecen al bebé alimentos distintos de la leche, ya sean sólidos o triturados; pero esto habrá que hacerlo de forma que sean un complemento y no sustitutos de la leche. Hay que tener en cuenta que en los últimos años las recomendaciones han cambiado muchas veces, y son ahora muy diferentes a las que recibió la generación anterior. 

¿Y cuándo hay que iniciar la alimentación complementaria?

Para empezar con la alimentación complementaria siempre habrá que hacerlo por indicación del pediatra o del enfermero pediátrico en función de las necesidades del niño/a y su grado de desarrollo. Por lo general en caso de lactancia materna, se recomienda iniciarla a partir de los 6 meses. En el caso de lactantes no amamantados, no hay consenso acerca del mejor momento para iniciar la alimentación complementaria, pero por lo general se puede iniciar entre el cuarto y el sexto mes, y a partir de los 6 meses podrán cambiar la leche de fórmula a la “tipo 2” o “de continuación”.

¿Qué alimentos podemos ofrecer?

Según cada niño y su entorno, se ofrecerán unos alimentos u otros. No hay un orden establecido. Se puede empezar por cualquiera, siempre que sea de forma progresiva y esperando entre 3-5 días entre los nuevos alimentos para detectar posibles alergias o intolerancias. Los vegetales deberían introducirse desde el principio para que los acepten. En niños alimentados con LM exclusiva conviene introducir temprano alimentos ricos en hierro (carne y pescado).

Se recomienda ofrecer los alimentos en distintas combinaciones para facilitar la aceptación de nuevos sabores. Si un niño rechaza repetidamente un alimento, puede mezclarse con otros que sí acepte, o sustituir por otro del mismo grupo y volver a ofrecer unas semanas más tarde. Este es un punto importante. Si nuestro hijo rechaza un alimento, no tenemos que pensar que no le gusta y desterrarlo para siempre. Dejaremos pasar un tiempo y volveremos a intentarlo. Lo que un día no ha querido, quizá otro se lo come tan contento.

Antes de llegar a los 8 meses, ya se deberían haber ofrecido la mayoría de alimentos: frutas, verduras, carne, pescado, huevo, cereales con y sin gluten, y legumbres. Además, hay que ofrecer agua durante o entre las comidas, sobre todo en época de calor. Los “tarritos o potitos” comerciales pueden utilizarse de forma muy ocasional, solo para sacarnos de un apuro. Siempre es mejor la preparación casera, a partir de productos frescos. 

¿Hay que evitar algunos alimentos?

No se deben añadir a las comidas sal, azúcar ni otros endulzantes. En relación con esto es importante saber que la miel está especialmente contraindicada en menores de 12 meses por riesgo de botulismo. Tampoco se debe ofrecer leche de vaca antes de los 12 meses, pero el yogur (natural, sin endulzar) y el queso fresco (sin sal), pueden ofrecerse a partir de los 8 meses, y tampoco se debe sustituir la LM o de fórmula por otras bebidas de origen vegetal. 

Más cosas a evitar: hasta los 12 meses, hay que evitar las verduras de hoja oscura (como espinacas o acelgas) por su contenido en nitratos, y limitar la cantidad de zanahoria por el mismo motivo. También habría que evitar las algas porque tienen un contenido en yodo muy alto. 

También habría que evitar los pescados grandes por su alto contenido en mercurio y las cabezas de gambas, langostinos o cigalas por contener cadmio.

Y ahora que ya sabemos qué dar y qué no dar…

¿Qué cantidades ofrecemos?

Al principio, las cantidades serán pequeñas, y se irán aumentando poco a poco. Se puede empezar con 2 o 3 comidas al día durante los primeros meses, luego, a partir de los 9 meses, ofrecer 3 o 4 subiendo también su cantidad, pero hasta los 9-11 meses se recomienda que la cena sea solo leche materna o de fórmula.

No os agobiéis si veis que no se acaban la ración de carne o pescado; hay que tener en cuenta que un exceso de proteínas animales (como lácteos, carne, pescado o huevos) se ha visto que aumentan el riesgo de obesidad, por lo que entre los 6 y los 12 meses no se recomienda pasar de 20 o 30 gramos de carne, o unos 30 o 40 de pescado al día… si tenéis una báscula a mano, pesad esa cantidad y os daréis cuenta de lo que significa. 

¿Y con qué texturas?

Se recomienda comenzar con texturas semisólidas lo antes posible, ya que se han descrito problemas de alimentación a largo plazo y un menor consumo de frutas y verduras en niños en los que se introdujeron los sólidos más allá de los 8-9 meses. 

Respecto a este tema es súper importante conocer cuáles son los alimentos con riesgo de atragantamiento, para evitarlos, y también tener nociones básicas de cómo actuar en caso de que se produzca. A no ser que estén triturados no hay que dar alimentos duros y pequeños como frutos secos, zanahoria o manzana cruda. También son atragantares los alimentos blandos redondeados como la uva, tomate cherry o aceitunas; si queréis ofrecerlos, mejor partidos, y los redondeados pequeños como garbanzos, mejor chafados. Para evitar sustos en este sentido, es muy importante no dejar nunca al niño solo mientras come.

Abordar la alimentación con un enfoque positivo.

Nuestra amiga Irene deja para el final algunas de las recomendaciones que, como psicólogos, nos parecen más importantes. Nos recuerda que la relación entre padres e hijos influye en que los niños aprendan a comer correctamente. Que somos los padres quienes decidimos qué se come en casa, y el niño es quien decide cuánto quiere comer. Debemos tener paciencia cuando no quieren probar o comer algunos alimentos; la alimentación complementaria forma parte del aprendizaje del niño, y debe ser una experiencia agradable para todos. Por eso es muy beneficioso que comamos todos juntos en familia, entre otras cosas porque ellos nos imitan y así se animan más a probar nuevos alimentos y texturas.

A partir de los 12 meses, ya podrá tomar la misma comida que el resto de la familia, si limitamos la sal. Así, si comemos todos lo mismo, de paso revisamos los hábitos de alimentación de toda la familia, evitando comprar y consumir alimentos superfluos como procesados, refrescos, zumos, bollería, dulces…), ya que somos un modelo para nuestros hijos.

Si queremos hacer una alimentación libre de triturados (lo que se conoce como Baby led weaning o BLW), es necesario informarse para llevarla a cabo de forma correcta. Y si se desea una dieta vegetariana o vegana, siempre debería realizarse bajo supervisión médica para evitar carencias nutricionales.

Si queréis profundizar más, os dejamos en los enlaces las guías en las que se ha basado la Dra. Mialdea para hacer este resumen. Son las guías de la AEP, la SVP y la de la Generalitat de Cataluña, así como un vídeo que grabamos hace tiempo sobre este mismo tema.

Además, os recomendamos dos libros estupendos para acompañar a nuestros hijos durante esta etapa. El libro del pediatra Carlos González “Mi niño no me come” y el del dietista-nutricionista Julio Basulto “Se me hace Bola”.

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Licencia Creative Commons Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.

 

 

 

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