A muchos padres les preocupa bastante la ansiedad que experimentan sus hijos cuando tienen que separarse de ellos. Cuando les dejamos en la guarde, con los abuelos o con alguna cuidadora, no es extraño que lo pasen muy mal tanto los peques como los padres y las madres… ¿qué deberíamos saber sobre la ansiedad de separación? Vamos a verlo.
¿Qué es la ansiedad de separación?
La ansiedad de separación en los niños es una característica normal del desarrollo, durante una etapa en la que el niño o la niña se ponen ansiosos cuando se separan de su cuidador principal o figura de apego (que normalmente suele ser la madre). Cuando los bebés son pequeñitos, antes de los 8 meses, los bebes son tan inmaduros que no distinguen entre lo que es normal y seguro, y lo que puede ser peligroso. Precisamente por esto, a estas edades, no se alteran por las personas o situaciones nuevas.
Pero el bebé va creciendo y se va desarrollando física y mentalmente. Nos acercamos al año y en algún momento ese bebé gateador, se pondrá de pie y dará sus primeros pasos. Y ya tenemos un nuevo superpoder asociado a nuevos peligros: si nos despistamos un poco podría irse demasiado lejos, y alejarse demasiado de su madre… ¿cómo podría asegurarse la naturaleza que ese pequeñajo o pequeñaja no se vaya demasiado lejos…? Bingo: mediante la ansiedad de separación. Por un lado tendríamos el acelerador, que sería esa curiosidad por explorar y descubrir el mundo, y para compensar, tendríamos ese miedo a apartarse demasiado de su figura de apego. Porque claro, podéis imaginaros que cuando vivíamos en la naturaleza, el bebé que aprendió a gatear y perdió de vista a su madre durante demasiado tiempo lo tuvo bastante complicado para pasar sus genes a la siguiente generación. Nosotros venimos del que sintió el impulso de no perderla demasiado de vista…
Desde los 8 a los 14 o 18 meses, los niños a menudo tienen miedo cuando conocen personas o lugares nuevos. Ya son capaces de reconocer a sus padres como familiares y seguros y los diferencian de otras personas. Cuando eran más pequeños, cualquier persona amable y simpática valía para calmarles. Decíamos que no extrañan, pero conforme se hacen mayores se van haciendo más selectivos y eso de ir alegremente de brazo en brazo deja de hacerles tanta gracia. En esta etapa cuando se separan de sus padres, se sienten amenazados e inseguros, sienten ansiedad.
Como veis, la ansiedad por separación es una etapa normal a medida que el niño crece y se desarrolla. Ayudaba a mantener a nuestros ancestros vivos, y como tiene su utilidad, la naturaleza lo ha conservado aunque a nosotros hoy nos pueda resultar una característica un poco molesta a veces. En la naturaleza teníamos los depredadores, las caídas desde altura, podría ahogarse en un río, etc. alejarse demasiado de mamá, no parecía buena idea. Ahora no es probable que se los coma un león, pero seguimos teniendo peligros como coches, motos y ahora hasta patinetes por todos lados, y aunque no esperamos que un animal depredador le pegue un bocao, hay otro tipos de depredadores de los que aún les tenemos que proteger. Nos guste o no, dependen de nosotros para sobrevivir y eso, aunque no de forma consciente, ellos lo saben y así lo sienten y actúan en consecuencia. Por eso cuando nos vamos pueden disgustarse muchísimo.
Esta etapa habitualmente finaliza cuando los niños tienen 2 o 3 años de edad. A esta edad los nanos empiezan a comprender que los padres pueden irse un momento pero que regresarán después. Además, su impulso por la independencia va creciendo a la par que estos miedos se van controlando.
¿Cómo podemos ayudarles a superar esta etapa?
Para superar este malestar cuando nos pierden de vista los niños necesitan sentirse seguros, especialmente en casa, necesitan poder confiar en personas distintas a sus padres (esto solo pueden conseguirlo sí les damos la oportunidad), y tienen que confiar en que cuando nos vamos, después regresaremos, y para esto es importante que no les engañemos: si les decimos que volvemos enseguida, no podemos irnos mucho rato. Sí les decimos que volveremos después de la siesta o antes o después de comer o cenar, tenemos que cumplir nuestra palabra. Porque si les decimos una cosa y hacemos otra, no van a saber cuándo les les decimos la verdad y no van a poder fiarse de nosotros. Si les engañamos no les estamos permitiendo que se relajen y confíen en nosotros, estarán siempre alerta para asegurarse que no nos pierden de vista, porque ya saben que no somos muy de fiar… si cumplimos nuestra palabra, poco a poco irán viendo que las cosas son como les decimos y que volveremos con ellos, aunque en ese momento no puedan vernos.
Así, poco a poco los niños y las niñas van madurando y van sobrellevando mejor estas separaciones, lo cual facilita mucho las cosas a la familia. Les podemos dejar para ir a trabajar, para hacer un recado o simplemente para practicar deporte o tener un rato a solas o con nuestra pareja, que también son cosas necesarias y recomendables. Porque tenemos que tener en cuenta que a los niños les cuesta separarse de nosotros, pero a veces también nos cuesta un poquito a los padres y las madres. A veces hay que hacer un poco de esfuerzo en este sentido, porque estas pequeñas separaciones al final suelen ser muy positivas para todos los miembros de la familia.
Pero ojo, que con esto no quiero decir que lleguen a los tres años y ya les podamos dejar solos con cualquiera o en cualquier situación. Aún después de superada esta etapa, habrá momentos de estrés en los que los niños y las niñas experimenten esta ansiedad cuando se enfrenten a situaciones no familiares, sobre todo cuando esto implique separarse de nosotros. Pensemos en el inicio del cole, un procedimiento médico u hospitalización, cuando tienen dolor o están enfermos… en estas situaciones sigue siendo normal que nos necesiten más y que quieran estar con nosotros. En realidad a nosotros nos pasa igual: ¿no preferimos en situaciones así estar cerca de nuestra pareja o tener al menos alguna cara conocida cerca? Que se lo digan, si no, a las madres a las que no les han dejado estar acompañadas en sus partos o a las personas que han estado ingresadas con covid, aisladas de sus familiares… ¡no es un plato agradable para nadie!
En fin, que como veis la ansiedad de separación forma parte del desarrollo normal de los niños. De hecho tiene su función, la ha tenido a lo largo de nuestra evolución y por eso se mantiene hoy en día: protege a nuestras criaturas de algo enormemente peligroso para ellas: separarse de nosotros. Poco a poco, gracias al impulso a la autonomía y su desarrollo cognitivo, esa ansiedad de separación irá disminuyendo. Conocerlo nos ayudará a acompañar mejor esa emoción y evitar cometer algunos errores que pueden ser muy contrapruducentes como, por ejemplo, las mentiras o los engaños, porque la seguridad y la confianza serán claves para hacer frente a estos miedos.