Hace un par de semanas nadie nos imaginábamos que nos fuéramos a encontrar en estas. Durante estos días que llevamos de cuarentena hemos pasado ya por muchas fases, pero poco a poco ya empieza a pesar. ¿Cómo gestionarlo con los más peques?
Durante los primeros días del confinamiento hemos visto circular por las redes un montón de recursos para poder mantener entretenidos a los niños durante este tiempo. Eso está genial, pero no debemos perder el foco de lo más importante: mantener la calma y ser capaces, como padres, de tener cierto autocontrol. Si esta situación nos genera tensión y malestar a los adultos, a los niños más aún. El buen trato a la infancia no está en cuarentena. Pensadlo: es terrorífica la imagen de niños o mujeres, que sufren maltrato, encerrados 24/7 con sus maltratadores. Lo dicho, que las manualidades están muy bien, pero es más importante la tranquilidad y el trato.
Vale que no se pueden mover tanto como les gustaría, pero realmente los bebés o niños más pequeños tienen en casa lo que más necesitan para su desarrollo, a sus padres, y no son tan conscientes de lo que está pasando. En este sentido, mantener una rutina en costumbres diarias, dentro de lo posible, será necesario para que el niño se sienta confiado y seguro.
Cuando son un poco más mayores ya empiezan a ser más concientes de su entorno. Entonces dependerá del temperamento del niño cómo llevará esta cuarentena. Los hay que están tan tranquilos la mayor parte del tiempo jugando a los Lego o dibujando, pero otros, más necesitados de actividad física lo pasarán peor.
Aquí nuestro papel como madres y padres es esencial, necesitamos ser más tranqulizadores que estimuladores. Los niños necesitan unos progenitores calmados y dueños de sí mismos en este momento. Como decíamos, hay un bombardeo de cosas para hacer con los niños y entretenerlos, pero realmente los niños necesitan menos actividades educativas y más padres tranquilos, amorosos y afectuosos que sean capaces de mantener la calma en esa situación tan complicada.
En cuanto a pantallas, será necesario limitar su uso pero sin volvernos locos: flexibilidad. Ni todo el día delante de la pantalla, ni renunciar a su uso como recurso. Lo que sí debería estar fuera del día a día son las noticias. No son contenidos pensados para ser recibidos por los niños, y mucho menos en esta situación, los niños no las necesitan en este momento.
Es positivo tener una rutina diaria, pero no un horario que nos haga esclavos. En esta situación excepcional tenemos que mantener rutinas pero no la normalidad porque tampoco estamos ante una situación normal. No nos podemos estresar por lo que vamos a hacer durante el día. Un poco de calma. En este tiempo son muchas las escuelas que intentan que los alumnos mantengan un ritmo parecido al de las aulas, algo absolutamente irreal. No podemos hacer la transformación digital que no hemos hecho en 20 años en dos días
Y ojo, cuidado con el positivismo extremo. Cuando lo estamos pasando mal, discursos como el de un positivismo irreal pueden hacer más daño que bien. Esta situación es un desastre, ninguno queremos estar así y tenemos derecho a estar de mal humor. Si por norma el positivismo que vemos por Instagram puede ser peligroso, ahora es incluso peor. No te creas todo lo que ves por redes, ni lo malo ni lo bueno.
Si queréis ampliar información sobre cómo afrontar esta situación de cuarentena, os recomiendo que leáis este artículo de Maika Ávila para la Cadena SER en el que he tenido el placer de poder participar, y de donde me he basado para escribir este post.