Deberes, confinamiento y teletrabajo: ¿se puede?

Algunos habréis visto mi post sobre el tema en Instagram el otro día, y otros habréis visto muchos otros posts, se está hablando mucho de esto estos días. Al menos en Valencia hemos vivido la primera semana de confinamiento con la relativa tranquilidad de ser vacaciones para muchos; al menos los niños tenían vacaciones escolares por las fallas, con lo cual algunos padres lo tenían ya arreglado para poder estar con ellos esos días, lo cual ha sido para nosotros un balón de oxígeno para adaptarnos a esta situación. Hemos podido disfrutar de mucho tiempo para juegos, manualidades, cocinar en familia, bailar, cantar, deporte y lo que cada uno ha querido o inventado. Estupendo.

Total, que las fallas pasaron, y toca volver a la normalidad. El tema es que ahora la nueva normalidad es muy muy rara. Resulta que ahora los niños se supone que tienen que volver al cole pero desde casa. Esto ya no son vacaciones, el curso está en marcha y desde Consellería dicen que hay que avanzar el temario, así que el lunes 23 muchas familias se encuentran con un montón de tareas para integrar en sus nuevas rutinas. Pero claro, cada casa es un mundo y lo que para algunos puede resultar positivo porque les permite ir recuperando cierta estructura en el día a día y tener a sus hijos centrados en algo más allá de manualidades y pantallas, para otros es motivo de discusión, ansiedad, peleas y estrés. Y es que estos días están siendo muy duros para todos, pero también para ellos.

Muchas familias nos estáis contando lo difícil que resulta teletrabajar con los niños en casa. Lo sabemos. Somos conscientes de ello porque nos ocurre igual. Pero es que además de esto hay que tener en cuenta que ahora mismo todos nos estamos adaptando a una situación muy complicada. Tenemos a empleados por cuenta ajena teniendo que adaptarse a trabajar de repente 8 horas desde su casa con los niños alrededor, otros que hasta la semana pasada iban tranquilos al trabajo y de repente se ven en la calle porque la empresa ha cerrado o les han hecho un ERTE y ahora mismo tienen más la cabeza en todo esto que las tareas del cole, también hay muchos autónomos preocupados por cómo van a pagar sus facturas o si van a poder mantener sus negocios después de esta crisis, pensando más en recortar gastos que en los deberes del cole. Pero además, tenemos niños con mayor y menor necesidad de que se esté encima de ellos ayundándoles con estas tareas, algunos con dificultades de aprendizaje, otros a los que les cuesta el idioma en el que tienen que expresarse, algunos puede que no tengan los medios materiales para seguir este nuevo ritmo, algunos sin ordenador otros muchos sin impresora, algunos quizá incluso sin internet. Sí en castellano ya hay padres a los que les cuesta ayudar con las tareas, cuando además estas son en valenciano o en inglés la situación se complica aún más. En algunas casas los padres serán más capaces de atenderles, animarles, explicarles o simplemente permitirles las condiciones adecuadas para que ellos solitos se gestionen, pero en otros casos tenemos a unos padres que simplemente están peleando por mantener sus propios trabajos o cubriendo a sus parejas con los hijos para que el otro pueda trabajar, cuando esto ocurre y hay bebés por casa, es complicado poder atender a los mayores con sus tareas. Hay familias monomarentales en las que una sola persona se tiene que hacer cargo ahora de todo, otras en las que se sufre por un familiar enfermo, otras en las que toda la familia están ahora enfermos. No olvidemos porqué estamos encerrados en casa, el bicho está campando a sus anchas por muchas casas y mayores y pequeños estamos ahora pasándolo mal.

Uno de los problemas de los deberes es que aumentan las desigualdades sociales, porque no es lo mismo la situación en una casa con dos sueldos que otra con uno o ninguno. En estos días podemos ver más claramente este problema, cada casa es un mundo y lo que en una puede suponer un rato agradable de hacer los deberes, en la de al lado puede suponer un problema añadido a una situación ya de por sí muy tensa. Algunos nos decís muy angustiados que sí esperan de vosotros que dejéis de trabajar para ser los profesores de vuestros hijos y que el curso continúe como si nada.

Por otro lado tenemos a los profesores, muchos de ellos también padres. También nos lo estáis contando. Nos decís, “si yo lo entiendo, me pasa igual con mis hijos” pero Consellería o el colegio nos dicen que esto es así, que el curso sigue y tenemos que avanzar temarios, que tenemos que mandar tareas y evaluarlas; ellos se sienten entre la espada y la pared, que entienden a las familias pero que ellos solo siguen órdenes. Lo sabemos, en ningún caso hemos dicho que los malvados profesores estén haciendo esto para fastidiar, al revés, conocemos a muchos profesores y sabemos que vosotros mismos vais de cráneo también con todo esto, teniendo que adaptaros ahora a todo lo que esto supone.

Dependerá del caso, pero entiendo que todos deberíamos ser flexibles, los padres, los profesores, los colegios y Consellería deberían adaptarse a esta nueva situación. Los niños ya lo están haciendo. Llevan una semana sin tocar calle, se han quedado sin fallas, sin vacaciones, sin ver a sus amigos, sin bajar al parque, sin bicicletas, patines, excursiones, sin poder quedar con amigos o familiares. Les estamos pidiendo un esfuerzo enorme para adaptarse a todo esto y lo están haciendo. La mayoría cómo unos campeones, ¿no os está sorprendiendo lo bien que se adaptan? A nosotros mucho! Si ellos pueden ser flexibles, nosotros también deberíamos serlo. Consellería puede ser más flexible, pero aunque no lo fuera, los coles, profesores y padres también podemos serlo, cada uno desde su posición. Hay padres e hijos muy angustiados, pero también está habiendo mensajes muy bonitos de profesores mandando muchos ánimos y entendiendo que esto es una situación excepcional que requiere de medidas excepcionales. Recordemos que aunque ahora no le veamos el fin, esto también pasará. Volveremos a la normalidad y ya habrá tiempo de retomar hasta cierto punto el control. Según está el panorama, creo que es momento de apoyar a las familias y en especial a los niños. Pocos padres piensan que lo académico no sea importante, la mayoría le damos mucha importancia a la formación de nuestros hijos, a veces demasiada, y ellos mismos se lo suelen tomar también bastante en serio, no decimos que no sea importante. Lo es y mucho. Está claro que esto va para largo y que todos nos tenemos que adaptar. Pero adaptarnos no quiere decir que el curso avanza como si nada, pero desde la distancia. Estudiar a distancia supone un esfuerzo extra que hay que tener en cuenta, no se puede pretender que aquí no pasa nada y seguir el mismo ritmo. Tenemos que entender que no todos los padres están igual de preparados o disponibles para hacer de profesores de sus hijos, y que los niños solos tampoco tienen por qué ser capaces de enfrentarse a todo esto. Como decíamos cada casa es un mundo y hay muchas situaciones diferentes ahora y siempre. La escuela debería igualarnos a todos no acentuar estas diferencias. Por eso, ahora especialmente debería ser flexible para amortiguar estas diferencias.

Los padres y los docentes estamos juntos en esto, y el gobierno y las empresas deberían apoyarnos también. No se trata de enfrentarnos o hacer bandos. Todos queremos lo mejor para nuestros pequeños. No se trata de enfrentarnos, se trata de buscar soluciones juntos a una situación nueva, que nos ha pillado a todos por sorpresa y a la que estamos todos adaptándonos como bien podemos, sobre la marcha. Desde nuestro punto de vista está bien que retómenos el curso y hasta donde se pueda la marcha normal, pero sin perder de vista lo que está pasando y que mucha gente va a tener dificultad para seguir el ritmo por lo que se debería quitar presión y flexibilizar todo lo posible dejando más margen de maniobra a las familias, con más tareas voluntarias que obligatorias, plazos de entrega flexibles, mucha comunicación con las familias, atendiendo a los casos particulares y entendiendo que no todos van a poder llevar el mismo ritmo. Por cierto, que los empresarios también deberían entender esto mismo para sus empleados.

A la venta en todas las libreras nuestros libros "Niños sin etiquetas" e "Hijos y padres felices"".
En "Niños sin etiquetas" (Ed. Paidós, 2020) hacemos un recorrido por las etiquetas que más habitualmente se utilizan para calificar a los niños: consentidos, malcriados, caprichosos, mentirosos, desobedientes, tiranos, dependientes, mal comedores… Y damos algunas ideas, consejos y múltiples ejemplos para para educarlos evitando caer en ellas.
"Hijos y padres felices" (Ed. Kailas, 2017) es nuestro libro sobre crianza centrado en la etapa 0 a 3 años: apego, lactancia, alimentación, sueño y colecho, rabietas, límites, premios y castigos, movimiento libre, retirada del pañal… Aquí abordamos gran parte de lo que ocurre durante los primeros años de vida de los niños. 
Niños sin etiquetas alberto soler concepción roger
Y si os interesan los temas relacionados con la crianza y la educación, podéis acceder ya a nuestros cursos en la Escuela Bitácoras, “El sueño en la infancia”, “Rabietas y límites desde el respeto” y “Cómo fomentar la autonoma”. Cada uno de ellos con más de tres horas de contenido. Son cursos que puedes hacer a tu ritmo, viendo cada lección tantas veces necesites, e incluso descargando en mp3 el audio para escucharlo dónde y como quieras. ¡Y si utilizas el código ALBERTOSOLER tendrás un 10% de descuento!
Licencia Creative Commons Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.
Tags: No tags

Responder

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.