La paga infantil: ¿cuándo?, ¿cuánto?

Vuestros hijos ¿tienen paga? Quienes tenéis hijos más pequeños probablemente no, pero a partir de cierta edad la paga infantil cada vez más frecuente. ¿Es recomendable que los niños tengan paga?, ¿se la damos siempre, o que se la ganen haciendo cosas en casa?, ¿a partir de qué edad?, y… ¿cuánto dinero?, ¿semanal o mensual? Vamos a verlo.

Antes de empezar, una aclaración: en relación con la economía, como en muchos otros temas, es importante vigilar nuestra propia conducta, en este caso, a la hora de gastar, ahorrar y administrar el dinero, ya que tenemos que dar a los hijos un modelo de responsabilidad y control. Si no, mal empezamos…

La paga infantil, ¿sí o no?

A ver, nos guste o no, en nuestro contexto casi todo gira en torno al dinero, por eso es muy importante que niñas y niños aprendan a manejarse en estos temas, es algo que forma parte del desarrollo de su autonomía, por lo que no es mala idea darles una paga para que puedan ir aprendiendo y practicando el manejo del dinero por ellos mismos, y asumiendo las consecuencias de no tenerlo una vez que se lo han gastado. Además, de cara al clima familiar también es positivo, porque disponer de su propio dinero es algo que les suele gustar. La paga es un gesto que implica que confiamos en ellos, en su capacidad para administrarse, que entendemos que se hacen mayores y que pueden ir teniendo este tipo de responsabilidades, etc.

¿A partir de qué edad sería recomendable la paga infantil?, ¿qué cantidad?

Respecto a la edad (y esto siempre es orientativo) en función del interés y del nivel comprensión del niño, entre los 6 y los 8 años pueden ser edades adecuadas. En cuanto a la cantidad, pues también dependerá de la edad del niño y de lo que los padres estimen adecuado, pero podríamos decir si lo que queremos es que aprendan a administrarse, es mejor quedarnos cortos que pasarnos. Podemos empezar por 50 céntimos o un euro, por ejemplo, y revisarlo en función de las circunstancias. Si la pasta le vuela y se lo gasta todo en chuches (que suele ser lo habitual) podemos subir más poco a poco. Si vemos que es capaz de ahorrar, podemos plantearnos ir subiéndole la paga y animarle a conseguir algunos objetivos con su dinero. Por ejemplo, ahorrar para una bici, una guitarra o para una tarde de cine, pueden ser objetivos asequibles que harán que valore mucho más estas recompensas, ya que las habrá conseguido “por sus propios medios”. Y para conseguir algún “gran objetivo” podemos plantear algún plan de ahorro mediante el cual les ayudemos con una parte proporcional a la de sus ahorros, o el acuerdo que consideremos oportuno y hayamos acordado con ellos.

Hay que tener presente que una vez instauramos un “sistema de paga” es importante no comprarles caprichos o darles dinero extra de forma habitual, ya que si caemos en esto, la paga entonces pierde su sentido. Pero entonces también tendremos que asumir que una vez les damos el dinero, serán ellos quienes decidan en qué van a gastarlo, aunque especialmente los más pequeños, lo harán con nuestra supervisión o ayuda. Así, ellos tendrán como tarea el aprender a administrarse, y nosotros el aprender a ceder esta parcela de control. En el fondo la autonomía va de eso, ¿no? De tomar decisiones… ¡pues que las tomen!

Conforme vayamos subiendo la asignación, también podemos ir acordando con ellos el dedicar una parte del dinero a algún proyecto solidario, como por ejemplo colaborar con alguna ONG que ellos mismos elijan, o algún objetivo a nivel familiar como por ejemplo apadrinar entre todos a un niño. Este puede ser un proyecto bonito al que pueden verle un sentido directo y con el que se comprometan.

Poco a poco, conforme van teniendo más margen, podemos acordar que asuman con su dinero la reparación de algún daño material que hayan cometido. Así, cuando rompan algo, pueden hacerse cargo de esa reparación, pagándola con su dinero.

¿Quitamos la paga como castigo si no cumplen con algo?

Ya lo hemos explicado con más detenimiento en otros vídeos: es mejor utilizar las consecuencias lógicas y naturales a los premios y los castigos. Y como regla general, es mejor centrarnos en las soluciones que empezar a poner multas a lo loco, pero como hemos visto, habrá ocasiones en las que puede ser interesante asumir el coste de alguna cosa que hayan roto o que perdido, por ejemplo. Pero esto no lo plantearemos desde el enfado o “para fastidiar”, sino de un modo natural, como asumir el gasto que supone el tener que reemplazar este objeto. Como nos pasaría a nosotros si perdemos o estropeamos algo.

Otra pregunta frecuente en realación a la paga infantil suele ser si es conveniente o no condicionar la paga a que hagan las tareas domésticas o deberes. Como os decía, no es conveniente abusar de los premios y los castigos por diferentes motivos, pero en cuanto al tema del dinero, hay que recordar que el objetivo de la paga es que aprendan a gestionar el dinero, no que lo utilicemos como arma arrojadiza para que hagan lo que nosotros queramos. En principio las tareas domésticas y los deberes serían sus obligaciones y tendrían que hacerlas independientemente del tema de la paga. Si estás tareas suponen un problema, habría otras formas de solucionarlo, lo ideal será que ellos mismos participen en la búsqueda de soluciones. Sin embargo, como suele decirse, situaciones especiales requieren medidas extraordinarias, y tampoco hay que descartar totalmente el uso del dinero en alguna ocasión si estamos muy atascados con algún problema.

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Licencia Creative Commons Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.
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