Cómo ser puntual: 10 claves prácticas para lograrlo

Vivir en sociedad necesita una serie de compromisos por parte de todos los ciudadanos, y uno de esos compromisos que nos facilita mucho el día a día es la puntualidad, esa capacidad para acudir a una cita o completar una tarea en un tiempo previamente acordado. Sin embargo muchas personas encuentran gran dificultad en cómo ser puntual pese a que la puntualidad no es que sea una virtud al alcance de unos pocos; cualquier persona puede desarrollar las habilidades necesarias para serlo. ¿Cuáles? Vamos a verlo.

 

La puntualidad es una de esas normas sociales que está bien cumplir y respetar por varios motivos; un motivo sería que es una muestra de respeto hacia los demás. Siendo puntuales transmitimos que nos importa y respetamos a la persona o la reunión a la que vamos a acudir. Pero otro motivo más allá del respeto hacia el otro es que la falta de puntualidad sostenida transmite hacia los demás un mensaje negativo sobre nosotros mismos: dice que no somos personas en las que confiar, que fallamos a nuestros compromisos. Y como nadie quiere transmitir eso, ¿cómo ser puntual? Pues vamos a ver algunas claves para lograrlo:

  1. Es esencial tener una buena planificación y organización previas. Ser puntual no es algo que se limite a los minutos u horas previos a un compromiso, tiene que ser algo transversal en tu vida. Y es muy complicado ser puntual si no tienes una buena capacidad de planificación y organización vital; si no tienes una cierta estabilidad de horarios no sabrás si llegas tarde o no; si no tienes una cierta rutina no sabrás qué es extraordinario y qué no lo es. Por lo tanto, planificación y organización como base para la puntualidad.
  2. ¿Has oído eso de que el aleteo de una mariposa en Japón puede provocar un huracán en Hawaii? Pues aquí lo mismo. Me explico. Pequeñas acciones, pequeños retrasos y pequeños contratiempos va a acumularse y hacer que quizá, dos horas después, no puedas llegar a tiempo a un compromiso. Tienes que ser capaz de identificar esos pequeños contratiempos para poder actuar en consecuencia y compensar sus efectos.
  3. Previsión. Anticípate a tus necesidades futuras y adelanta tiempo en momentos en los que veas que tienes margen para evitar imprevistos. Preparar por la noche la ropa o la mochila del día siguiente, poner gasolina el día antes de salir de viaje, etc. Deja lo menos posible para última hora.
  4. No sobreestimes tu velocidad ni tu capacidad de ser puntual. De hecho, subestímalo. Las personas impuntuales suelen tener un exceso de confianza que les lleva a retrasarse, pensando siempre que “hay tiempo”. Tienes que aprender a tener diferentes ritmos y no ir siempre a la misma velocidad, tienes que tener tu velocidad normal y tu velocidad “llego tarde”
  5. Cuando anticipes el tiempo que puede llevarte algo no olvides sumar siempre el tiempo que perderás a causa de los imprevistos. Porque siempre se producen imprevistos, retrasos, atascos u olvidos. ¿Y si no se produce nada de esto? Fantástico, tienes más margen todavía para alejarte del fantasma de la impuntualidad.
  6. Aprende a diferenciar entre lo urgente, lo importante y lo aplazable. Si tu objetivo es llegar a tiempo a una cita, al cole de tus hijos o al trabajo, eso es lo más urgente. Puede haber otras cosas que sean importantes (devolver una llamada, hacer la cama o poner un lavaplatos), pero si no tienes suficiente margen, ni lo intentes. Son importantes, sí, pero ahora no es el momento. Y, por supuesto, hay cosas que son totalmente aplazables, no pierdas el tiempo con ellas cuando vas con prisa.
  7. Avisa con la mayor antelación posible cuando veas inevitable el retraso. A todos nos ocurre y es un gesto de cortesía avisar a la otra persona si ves inevitable llegar tarde. Y cuanto antes lo hagas, mejor. Es una muestra de respeto a la otra persona que le va a permitir ajustar también su tiempo para no perderlo de brazos cruzados esperándote. Mucho mejor decir “esta tarde quedemos media hora más tarde, que voy mal de tiempo”, que avisar a última hora cuando el otro ya ha salido. Insisto, no sobrestimes tu capacidad.
  8. Ten rutinas y hábitos fijos. Cuanto más repites una misma tarea en un mismo orden, más velocidad adquieres y menos esfuerzo te supone.
  9. Si quieres aprender cómo ser puntual minimiza las distracciones: televisión, redes sociales, etc. Estos hábitos te roban tiempo y hacen que llegues tarde. No quiero decir que debas desplazarlos de tu vida, pero sí evitarlos en los momentos más delicados.
  10. Utiliza alarmas. Si todos los días tienes que salir de casa a la misma hora, ponte una alarma diez minutos antes para saber que llegas tarde. Esto te ayudará a poder poner el turbo en el momento adecuado y que no distraerte con otras cosas que son aplazables o no urgentes.

Y una última recomendación: no tengas hijos. Si quieres ser puntual no tengas hijos. Bueno, es broma… pero no. Tener hijos hace que sea mucho más difícil ser puntual ya que demandan mucha atención, cuidados y son fruto de gran cantidad de imprevistos. Esto ocurre especialmente cuanto más pequeños son, por lo que si tienes hijos debes esforzarte mucho más duro para ser puntual, más que nada porque te van a boicotear esa tarea. Y un mensaje para el resto del mundo: sed comprensivos con la impuntualidad de quienes tienen hijos, que todos hemos pasado por ahí… aunque no tengamos peques, seguro que al menos lo fuimos en el pasado!

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Licencia Creative Commons Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.
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