Efectos del café y la cafeína sobre el cerebro

Yo no bebo alcohol, tampoco fumo, lo de los juegos de azar ni me va ni me viene, y el resto de drogas, ya ni te cuento… Pero eso sí, a mi el café ¡que no me lo toquen! El del desayuno, el de llegar al trabajo, el de media mañana, el de después de comer, el de media tarde, el de antes de cenar… Y alguno otro que me dejo por el camino. ¿Eso quiere decir que soy adicto a la cafeína? Pues casi, casi… pero no!, no hablamos de adicción en el caso de la cafeína, pero desde luego es una droga con efectos claros en el SNC, que puede producir intoxicación, tolerancia y abstinencia. Hoy vamos a hablar una droga muy especial porque es la más consumida a nivel mundial, la tenemos completamente integrada y aceptada en la mayoría de culturas y la consumen personas de casi todas las edades. La tenemos tan tan asumida que a veces las personas se sorprenden cuando recordamos lo que en realidad todos sabemos: que es una droga.

El café surgió probablemente en algún punto de la península arábiga hacia el siglo X; en un primer momento esta sustancia fue condenada por la ortodoxia islámica, pero poco después cambiaron de opinión y se convirtió en una sustancia providencial que permitía rezar ¡sin que los creyentes fueran perturbados por la somnolencia!

Al entrar en Europa esta sustancia encontró una fuerte oposición al introducirse en los países protestantes, que castigaban su comercio y consumo hasta con penas de cárcel, por considerar su consumo “una nueva desverguenza”. Incluso Rusia llegó a castigar la posesión de café con penas de tortura o incluso la pérdida de ambas orejas! Con el tiempo, estas medidas fueron derogándose y desde el siglo XVIII en adelante el café ha pasado a considerarse una “droga intelectual” a diferencia de otras sustancias más “marginales”.

La cafeína es el principio activo del café y es una sustancia amarga que se encuentra de forma natural en más de 60 plantas, incluyendo los granos de café, con los que se elabora esta bebida, las hojas de té, las nueces de cola con las que se elaboran los refrescos de cola o las vainas de cacao que se emplean para hacer chocolate. Vamos, que todas estas sustancias tienen en mayor o menor medida cafeína.

La concentración de cafeína en distintos productos es muy variable, dependiendo incluso de su preparación. Por eso, una misma taza de café puede tener concentraciones muy distintas de cafeína en función de cómo se haya preparado (tipo de café, cantidad, máquina empleada para hacer la infusión, temperatura en la preparación, etc. ) Vamos, que no es tan sencillo saber exactamente qué cantidad estamos tomando en cada momento.

Según explica Antonio Escohotado, la cafeína comparte muchos efectos con estimulantes como la cocaína, siendo sus efectos similares pero unas diez veces menos potentes. Según sus cálculos, una persona que tomara un litro de café al día, estaría tomando el equivalente a un gramo de cocaína al día; aunque no tenemos muy claro este cálculo, ninguna de las dos cosas parece buena idea. Y es que de hecho, una persona con una intoxicación de cafeína puede requerir atención médica inmediata, ya que dosis altas (por encima de los 5 g) pueden llegar a ser letales.

Efectos de la cafeína

La cafeína tiene muchos efectos sobre el metabolismo, siendo el principal la estimulación del sistema nervioso central, lo que hace que nos sintamos más despiertos y con más energía. También es un diurético que nos hace orinar más, aumenta la liberación de ciertos ácidos en el estómago, lo que puede producir malestar o acidez, aumenta la presión arterial, puede interferir en la absorción del calcio, y un largo etcétera.

Como decimos, no hay debate al considerar la cafeína como una droga; es una sustancia que produce tolerancia, abstinencia y cuyo consumo elevado por población de riesgo (niños y embarazadas, por ejemplo) puede tener consecuencias adversas para la salud. Lo que no está tan claro es lo de la adicción a la cafeína.

La tolerancia significa que para obtener unos determinados efectos, cada vez necesitamos tomar más cantidad de la sustancia. Por ejemplo, muchas personas que no consumen apenas cafeína, si toman un café después de comer pueden tardar en conciliar el sueño hasta las tantas (por no mencionar el nerviosismo o incluso taquicardia). Yo suelo tomar mi último café antes de cenar, sobre las 9 de la noche, y poco después me quedo dormido en el sofá viendo Netflix. Mi suegro se lo toma a veces después de cenar y de ahí directo a la cama sin mayor problema… En mi caso supongo que para desvelarme necesitaría dos o tres tazas más de café, aunque tampoco hace falta comprobarlo!

En el caso de la cafeína, la tolerancia se produce no solo en cuanto al sueño o sus efectos a nivel cognitivo (mayor concentración, estar más despierto, activo), sino también a otros como la ansiedad o taquicardia que puede producir… Eso en relación a la tolerancia… pero ¿qué es la abstinencia?

Los que estáis metidos en esta rueda seguro que conocéis bien ese dolor de cabeza tan pastoso y desagradable por culpa de la abstinencia de cafeína. La abstinencia es un conjunto de reacciones desagradables, tanto a nivel físico como psicológico, que se producen como consecuencia de una interrupción o disminución del consumo de la sustancia. En el caso de la cafeína, tal y como recoge el DSM5, los principales síntomas de abstinencia incluyen cefalea, fatiga o somnolencia, bajo estado de ánimo, irritabilidad, problemas de concentración e incluso cuadros pseudogripales con náuseas, vómitos y dolor o rigidez muscular. Yo, salvo esto último, lo suelo tener casi todo si bajo el número de tazas diarias que me tomo (probablemente lo último no lo note porque no le doy ocasión porque mucho antes me he tomado mi cafetito).

De hecho, debo reconocer, no sin un poco de vergüenza, que soy mejor padre con café que sin café. En esas tardes en las que están insoportables (con perdón), con gritos, lloros, quejas… es tomarme esa taza extra y oye, mano de santo! Con eso ya tengo el plus de calma y paciencia necesario para hacerle frente a todo! Sí, lo sé, es muy triste, pero peores cosas hay en la vida… (al menos, ese es mi consuelo)…

Según mi mujer, igual esto lo podemos entender también al revés: “tal vez-quizá”, los nanos no estaban tan insoportables sino que era mi nivel plasmático de cafeína que empezaba a descender y con él mi paciencia y tolerancia a ruidos, lloros y quejas… en fin, que está muy bueno el café xD

En el caso de la cafeína este cuadro de abstinencia se produce en menos tiempo que con otras drogas como el opio, la heroína o los barbitúricos; además con dosis bastante bajas: unos 80 miligramos diarios de cafeína, el equivalente a un taza de café exprés, consumidos diariamente durante una semana ya es capaz de producir un cuadro de abstinencia.

Consecuencias del consumo de cafeína

¿Y qué consecuencias puede tener un elevado consumo de cafeína? Los efectos que pueda tener están relacionados directamente con la cantidad ingerida, a más cantidad, más riesgo asociado. Aunque obviamente también puede haber otros factores. Sin embargo, según la Clínica Mayo, los primeros estudios que se realizaron sobre los efectos del café no tuvieron en cuenta que su consumo muchas veces se asociaba al de otras sustancias claramente nocivas para la salud como tabaco y alcohol. Estudios más recientes, al controlar estas variables, encuentran incluso que el consumo de café puede proteger frente a enfermedades como el Parkinson, Diabetes tipo 2, Enfermedades hepáticas, incluyendo el cáncer de hígado, ataques al corazón y accidentes cerebrovasculares. Por lo tanto, el café, si no es consumido en exceso ni por población vulnerable, no parece tener unos efectos muy negativos para la salud, incluso lo contrario

Sin embargo, el café sigue teniendo riesgos potenciales, sobre todo por su alto contenido de cafeína. Por ejemplo, puede aumentar temporalmente la presión arterial por lo que mujeres embarazadas lo deberían evitar al máximo. Por otra parte, sí nos gusta mucho el café tendríamos que ir con cuidado también con el azúcar o edulcorantes que le echemos, porque ambos se asocian al sobrepeso, obesidad y enfermedades relacionadas.

El caso de las bebidas energéticas

Y hablando cafeína y azúcar, hay otras bebidas que contienen también mucha cafeína y mucho azúcar, y merecen una mención especial xq son cada vez más populares: las llamadas “bebidas energéticas”. Estas bebidas contienen unas cantidades elevadísimas de cafeína y azúcar, el equivalente a tres cafés bien cargados y quince sobres de azúcar por lata. Esto es muy preocupante, sobretodo si tenemos en cuenta que son cada vez más populares entre niños y adolescentes. Como explica nuestro amigo Julio Basulto, Dietista Nutricionista, en su reciente libro Come Mierda (que acaba de sacar y ya va por la tercera edición), “Nadie en su sano juicio permitiría a un niño tomar tres cafés y quince sobres de azúcar de golpe”, y es ahí donde radica el problema de estas bebidas: muchas personas desconocen lo que se están bebiendo sus hijos. Se piensan que es un refresco más. Y no es que los refrescos sean saludables, que tampoco lo son: pero es que esto es mucho peor! Son bombas de cafeína y azúcar. Y sí, he dicho niños; en este libro Julio nos cuenta que la mayoría de los consumidores de estas bebidas son menores entre 10 y 18 años. Y que de hecho, un 20% de niños menores de 10 años toma una media de DOS LITROS mensuales de estas bebidas. Repito: DOS LITROS, niños menores de 10 años!! Además, si tenemos en cuenta que muchas veces se consumen combinadas con alcohol, el problema se hace más grande aún, ya que enmascara los efectos del alcohol y hace que la persona pueda beber beber más, con consecuencias potencialmente letales. ¡¡Mucho cuidado con esto!! Estas bebidas nunca deberían ser consumidas por menores de edad, mujeres embarazadas y o en periodo de lactancia, y si se consumen (que tampoco es que haga falta), hacerlo con muchísima precaución por el resto de la población.

En resumen: que sí, que la cafeína es una droga. Nos guste o no… que produce tolerancia, abstinencia, y en función de la dosis, puede tener efectos negativos para la salud. Estos efectos, con las cantidades de café que normalmente consumimos las personas adultas son poco habituales, pero cuando hablamos de niños y bebidas energéticas deberíamos tener muy claro, que los niños y adolescentes no deberían acercarse a ellas ni de lejos. Bueno, los adultos, en realidad, tampoco…

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Licencia Creative Commons Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.
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