¿No puedo o no quiero? [Vídeo]

Si hay una frase que prácticamente todas las personas que acuden al psicólogo dicen en algún momento, esa frase es “no puedo”. ¿Por qué decimos «no puedo» cuando, en verdad, deberíamos decir «no quiero»? Sobre este «no puedo» voy a hablar en esta Píldora de Psicología:

Los psicólogos le damos mucha importancia al lenguaje: se dice que el lenguaje es el vehículo del pensamiento. Pero no sólo es el pensamiento el que influye al lenguaje, sino que la influencia es doble: al final ese lenguaje, los mensajes que nos mandamos, acaban influyendo en el pensamiento y las emociones.

«No puedo enfrentarme a esa situación», «no puedo ir a ese sitio solo» «no puedo decirle eso a mi jefe», «no puedo estar en un sitio con tanta gente», «no puedo, no puedo, no puedo…» En algún momento todos hemos dicho alguna frase así. Pero este tipo de afirmaciones suelen ser falsas. Si repetidamente te dices no puedo, al final te lo creerás y verdaderamente sentirás que no puedes. Porque a base de repetir una mentira podemos acabar creyendo en ella. Los políticos lo saben muy bien: a base de repetir muchas veces una mentira, al final acaba pareciendo verdad. Y muchas veces, nosotros cometemos ese error con nosotros mismos.

La mayoría de veces que te dices “no puedo” en verdad sí que puedes, lo que pasa es que no quieres, y no quieres porque no te compensa. Es una probelma de coste beneficio. Hacerlo te costaría más de lo te aporta, por lo que prefieres no hacerlo.

Siempre pongo el mismo ejemplo a los pacientes para entender este conflicto entre coste y beneficio:

«Imagina algo que no puedas hacer. Ahora, piensa en la persona que más quieres en el mundo: tu pareja, tu hijo, tus padres, etc. Y ahora, imagina que te llaman por teléfono y te dicen que esa persona está secuestrada. Y que si no haces eso que dices que no puedes, a esa persona le va a pasar algo muy muy malo»

¿Qué es lo que sucedería? Muy probablemente ni te lo pensarías. Irías directo a hacer aquello que ahora mismo crees que no puedes. ¿Por qué ahora puedes, si antes decías que no? Es muy sencillo: con este ejemplo hemos cambiado el balance coste / beneficio: no hacerlo tendría un coste TAN elevado que ni te lo plantearías: te lanzarías directo a hacerlo, pase lo que pase.

Por lo tanto, debemos hacer un cambio, una transición que vaya primero del no puedo, al no quiero, y luego de ahí al sí quiero. Para ello, primero sé sincero contigo mismo, no te mientas. No te digas “no puedo” cuando en verdad es que no quieres enfrentarte a esa situación. Acepta que te genera malestar. Una vez te dices no quiero, pregúntate por qué no quieres. Y evalúa esos motivos. Quizá son razonables, o quizá no. Pero independientemente de lo que hagas, es tu decisión. Tú asumes las consecuencias de los que suceda, no eres una víctima de las circunstancias. Una vez has asumido que hacerlo depende única y exclusivamente de ti, quizá un día dejas de decirte no quiero, y pasas a decirte: qué narices, claro que quiero. No pierdo nada por intentarlo. Y ahí es donde comienza el camino hacia la mejoría.

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Licencia Creative Commons Este artículo, escrito por Alberto Soler Sarrió se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.

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